Recomiendo:
0

La policía británica desaloja a una veintena de ecologistas que ‘okupaban’ una isla del Támesis

Fuentes: El Periódico

Los activistas querían que el lugar volviera a ser un espacio público

La operación policial comenzó por sorpresa al alba, el pasado viernes. En lanchas motorizadas, 40 agentes desembarcaron en la isla de Raven’s Ait, en las afueras de Londres. Uno a uno, de manera pacífica y ordenada, los policías se fueron llevando a los 23 okupas que se encontraban allí. Acababa así la invasión, protagonizada por un grupo de ecologistas británicos que han resistido durante dos meses en el multimillonario islote del Támesis. El día anterior la bandera arcoíris de los ecoguerreros aún ondeaba en el mástil más alto de la propiedad abandonada.
Los rebeldes habían desoído la orden judicial de expulsión cursada en marzo por el Tribunal Supremo, a instancias de las autoridades locales. Su intención era no moverse, hasta que ese pedazo de tierra, codicia de la especulación, volviera a la comunidad. Pero la ley ha acabado con la utopía. Raven’s Ait fue tomada por los ecoguerreros el pasado febrero. Desde entonces, estos nietos de los hippies, que gestionan la lucha con móviles y portátiles, habían logrado atraer la atención de los más importantes medios de comunicación británicos.

Un minuto de travesía

Para llegar hasta los robinsones de agua dulce bastaba con desplazarse a la localidad de Surbiton y, una vez frente a la isla, levantar los brazos desde tierra firme y esperar a que alguno de los okupas acudiera a buscarte. Quien lo hizo el pasado jueves era un tipo de 28 años, con sombrero de copa morado, adornado con una pluma. Rick, que llevaba una camiseta en la que ponía Ecopiratas, manejaba con soltura el timón del transbordador. La travesía, sorteando patos y otras aves acuáticas, duró cosa de un minuto.
La isla, de 300 metros de ancho por 50 de largo, tiene una casa de tejados verdes con cuatro habitaciones. Hay también dos apartamentos, salas de conferencias y dos bares. Los nuevos ocupantes trabajaron duro desde que llegaron, instalando turbinas eólicas y planchas solares para producir la electricidad. También construyeron una cocina cubierta al aire libre y dos casas de madera, entre las ramas de los árboles del jardín, que, como buenos británicos, mantenían inmaculado. Todas las basuras se reciclaban y habían creado incluso un huerto. «Hemos plantado patatas, puerros, judías, cebollas. Queremos ser autosuficientes y mostrar a los demás que es posible serlo», explicaba Becky, una licenciada universitaria de 26 años que trabaja con asociaciones vecinales. «No queremos quedarnos a vivir aquí permanentemente», aclaraba. «Lo que pretendemos es que esta tierra, que era terreno público, vuelva a manos de la comunidad y se convierta en un centro de difusión de un modo de vida más ecológico». El grupo tuvo incluso tiempo de organizar una ecoconferencia, con la presencia de destacados miembros de Greenpeace, Amigos de la Tierra y algunos profesores de la Universidad de Kingston.
Durante los últimos años, Raven’s Ait, propiedad del Consejo de Kingston (el ayuntamiento local), había sido explotada por una empresa privada para organizar fiestas familiares y bodas. La firma quebró a finales de noviembre y abandonó el lugar precipitadamente, llevándose el dinero adelantado por unas cuantas parejas, que se quedaron sin banquete. «Encontramos la isla en un estado de abandono total. Sacamos fotos de todos los destrozos. Había habido algunos saqueos y este sitio era un completo desastre», contaba Becky. Ramos de flores de tela y plástico, esparcidos por todos los rincones, recordaban el pasado nupcial del lugar. Situada en un barrio acomodado y conservador, frente a un club privado de yates, la isla que fuera en otro tiempo un centro recreativo para niños con problemas especiales podría ser vendida a algunos promotores inmobiliarios. Ciertos rumores apuntan a la construcción de un hotel de lujo. Otros hablan de una constructora que ya tendría los permisos para levantar al borde del agua
varios edificios de viviendas.

Vigilancia

«La expulsión no cierra el debate, ni la esperanza de rescatar Raven’s Ait para la causa pública», dice por teléfono Phoenix, otro de los okupas, tras la expeditiva visita policial. «Creo que hemos conseguido atraer suficiente atención como para cuestionar una futura venta», señala sin querer perder la esperanza. Las autoridades del distrito de Kingston quizás se avengan a dialogar, pero no piensan correr nuevos riesgos. Tras la expulsión de los okupas verdes, han instalado en torno a la isla un servicio de vigilancia de 24 horas.

http://www.elperiodico.com/default.asp?idpublicacio_PK=46&idioma=CAS&idnoticia_PK=608955&idseccio_PK=1007