El monólogo proviene de tradiciones histriónicas de la cultura china. La antigua Grecia lo diversificó, cuando el teatro floreció en los escenarios de Epidavros y Dioniso, cerca del Partenón. Tan antigua como algunas civilizaciones milenarias es la introspección de los seres humanos, al monologar para perfeccionar una idea, autoanalizarse, crear una obra escrita, pictórica o […]
El monólogo proviene de tradiciones histriónicas de la cultura china. La antigua Grecia lo diversificó, cuando el teatro floreció en los escenarios de Epidavros y Dioniso, cerca del Partenón. Tan antigua como algunas civilizaciones milenarias es la introspección de los seres humanos, al monologar para perfeccionar una idea, autoanalizarse, crear una obra escrita, pictórica o musical. Algunos enajenados solo monologan y se incapacitan para comunicarse con los demás. Más lamentable aún es la omisión del diálogo de muchos países desarrollados, que lejos de comprender a los pobres o ayudarlos sinceramente, deciden por otros y juzgan sus acciones sin analizar los propios defectos.
Pulula como la verdolaga el monólogo de los ricos, que lanzan directivas, posiciones comunes, mociones y resoluciones, mientras ignoran a los organismos internacionales, censuran al resto de los humanos y aleccionan sobre el comportamiento y los modales. Es una actitud repetitiva de los sucesivos gobiernos estadounidenses y de países miembros de la Unión Europea, que insisten en condenar a los que denominan Terceros Países, es decir, los que no son aliados ni desarrollados.
Es lo que sucedió con el varias veces enmendado proyecto de «Informe del Parlamento Europeo sobre la situación de los derechos humanos en el mundo durante 2008», presentado por un diputado español y aprobado en abril de 2009. El documento se asemeja a un monólogo y anticipa líneas de ataques contra los pobres. No dista de los Informes de Washington, porque se arrogan el derecho de condenar, humillar o amenazar a los demás.
La amplia mayoría de 429 votos a favor, 36 en contra y 55 abstenciones trasluce que en la «estrategia sobre los derechos humanos» los partidos mayoritarios del Parlamento Europeo comparten sus métodos. Del voluminoso Informe conviene un apretado resumen, para ilustrar su contenido: aborda la política antiterrorista, estima que la política migratoria «representa un desafío para la credibilidad de la Unión», invita a algunos Estados miembros que no han firmado o ratificado las Convenciones de las Naciones Unidas o el Convenio contra la tortura, a que lo hagan; se felicita por la disminución de la pena de muerte. A la vez acusa a Irán, China y Belarús por incrementarla.
De hecho el «aleccionador» Informe asoma las garras de la Unión Europea y contra quienes se apresta a concentrar sus próximos ataques. Sería irreal circunscribirse a Cuba, porque muchos países son criticados:
Al gobierno venezolano lo acusan de autoritarismo y señalan que debe encaminar su política hacia la legalidad constitucional. Si esto fuera poco en la mezcla de supuestos «derechos humanos» con intervencionismo, el 7 de mayo el propio Parlamento Europeo adoptó una Resolución defensora del golpista «opositor», Manuel Rosales y celebra que el gobierno peruano le haya otorgado asilo político, por tratarse de «un perseguido político» en su país. ¡Lástima que no se hayan pronunciado de igual forma cuando el golpe de Estado ni sobre los muertos provocados por los golpistas! Arremeten asimismo por «acoso contra los derechos humanos» en Venezuela y Nicaragua.
La celada «humanitaria» contra Bolivia se abre paso. El Parlamento Europeo en octubre del pasado año demandó a las altas instancias de la Unión que «defendiese los derechos humanos en ese país», tras el intento de golpe de Estado, impulsado por la oposición. El pasado mes de abril el Canciller irlandés y el Ministro de Relaciones Exteriores húngaro invocaron, respectivamente al «débil Estado de derecho» y «al resultado de luchas políticas internas», el fallecimiento de un joven irlandés y un húngaro-croata, implicados en un nuevo intento de golpe de Estado contra el legítimo Presidente Evo Morales. ¿Casualidad, mercenarismo, premeditación de ciudadanos europeos? Las respuestas ameritan paciencia y reflexión.
No se trata solamente de la mordaz crítica contra algunos gobiernos latinoamericanos. Los Ministros de Asuntos Exteriores no pudieron conciliar en Bruselas sus disímiles actitudes sobre las sanciones contra Belarús, a cuyos dirigentes prohíben el acceso a los Estados miembros de la UE. Recientemente las conversaciones sobre el intercambio energético con Rusia estuvieron plagadas de presiones debido a la presunta violación de los derechos humanos por este último país.
La virulencia contra la República Popular China reviste características irrespetuosas: condecoran al «líder tibetano»1 Dalai Lama, quien es recibido a los más altos niveles en Francia, Dinamarca y Holanda -entre otros-. Otorgan el premio Sajárov de 2009 al «defensor de los derechos humanos», Hu Jia y no pierden oportunidad para intentar condicionar las transacciones e inversiones e insistir sobre lo que les interesa. En el rosario de las presiones comunitarias sobre el tema, Irán, Myanmar, Moldova y Sri Lanka ocupan un lugar destacado. Se acrecientan las alusiones al Congo, Sudán, Somalia y el tenaz hostigamiento contra Zimbabwe -contra la que persiste una Posición Común-. La motivación de la UE para acusar a los africanos requiere un análisis aparte.
¿Cuáles son los acontecimientos más recientes relacionados con Cuba? El citado informe del Parlamento Europeo enmendó los párrafos 85 y 97. «Pide que Cuba ratifique los Pactos Internacionales sobre Derechos Civiles, Políticos y sobre Derechos Económicos Sociales y Culturales; que libere a todos los «presos políticos» y anticipa que «analizarán si continúa el diálogo con Cuba, en dependencia de las mejoras significativas que esperan con relación a los derechos humanos».
Por ello no sorprende que durante la reunión celebrada recientemente en Praga, la pretensión de la Unión fue condicionar los «dadivosos» 36 millones de euros que dicen haber estado dispuestos a facilitar a Cuba, a cambio de que los complaciéramos en un pliego de demandas sobre los derechos humanos, en todas las variantes comunitarias.
La Unión Europea, en diversas instancias y mediante declaraciones de personalidades españolas, checas, italianas y suecas -entre otras- arremete nuevamente contra los terceros países. Habría que leer el resultado de la reunión del Consejo de Asuntos Generales y Relaciones Exteriores, efectuada en Bruselas el 18 y 19 de mayo. El encuentro anticipa cómo será el Consejo de junio, que clausurará la presidencia semestral checa, y que Suecia relevará. En el acta de la reunión los 27 Estados miembros, confirman su permanencia en escenarios bélicos de Irak, Afganistán y Kosovo.
Lo anterior se contradice con el acápite referido a los derechos humanos, la igualdad de géneros y los niños afectados por los conflictos armados… Habría algunas preguntas que hacer a quienes se atribuyen la defensa de los derechos humanos: ¿Cómo serían protegidos los infantes bombardeados y desplazados a causa de las guerras donde países miembros de la Unión Europea actúan impelidos por la sacrosanta Política Exterior de Seguridad y Defensa y sus relaciones con Washington? ¿Cómo protegerán a los inmigrantes expulsados porque «no califican» entre los seleccionados a partir de la Directiva Retorno, del Pacto de Inmigración y Asilo y la muy reciente «Carta Azul» que certifica el robo de cerebros?
No es ocioso subrayar que ante la crisis actual, la respuesta de la Unión Europea incluya disminuir su minúsculo aporte al desarrollo del 0,7% del producto interno bruto de cada Estado, que no todos han cumplido. Indudablemente olvidaron el saqueo colonial ejercido por sus antecesores contra latinoamericanos, africanos, asiáticos y mesorientales, de los cuales deriva el subdesarrollo actual.
¿Por qué cuestionan que Cuba fuese reelecta miembro del Consejo de Derechos Humanos en Ginebra? ¿Cuál es la razón para mantener una Posición Común (a la usanza de la Ley Helms-Burton), pese a que la comunidad internacional reconoce los logros cubanos en la protección y desarrollo de los derechos humanos más anhelados por el mundo subdesarrollado? Se confirma, una vez más que la UE no practica el diálogo con aquellos a los que cuestiona. Quedarían muchas preguntas pendientes.
Un legendario cuento infantil ha repetido durante siglos la pregunta ante el espejo: «¿Hay alguien más hermosa que yo?» Hoy habría que añadir el monólogo de la Unión Europea: «Espejo en la pared, ¿hay alguien más humanitario que yo?». Quizás la respuesta esté en los millones de desempleados, en los inmigrantes lanzados al mar, en los sempiternos esquilmados y vituperados del mundo pobre, en los desplazados después de la «humanitaria» guerra contra Yugoslavia, o en los prisioneros trasladados desde Afganistán e Irak hacia Guantánamo. El monólogo -después de todo- es un acto histriónico de reconocida vigencia.
La Habana, 29 de mayo de 2009
«Año del 50 Aniversario del Triunfo de la Revolución»