Por tercera noche consecutiva, varios centenares de jóvenes incendiaron coches y comercios y se enfrentaron con la policía en la localidad de Firminy, en la periferia de Saint-Etienne, en el sur de Francia. Allí vivía Mohamed Benmouna, que presuntamente se suicidó cuando se encontraba detenido en comisaría. El alcalde ha pedido refuerzos. Los disturbios de […]
Por tercera noche consecutiva, varios centenares de jóvenes incendiaron coches y comercios y se enfrentaron con la policía en la localidad de Firminy, en la periferia de Saint-Etienne, en el sur de Francia. Allí vivía Mohamed Benmouna, que presuntamente se suicidó cuando se encontraba detenido en comisaría. El alcalde ha pedido refuerzos.
Los disturbios de la noche del jueves empezaron al terminar una sentada pacífica convocada por la familia, que ha cuestionado públicamente la versión oficial. Varios establecimientos fueron pasto de las llamas. Los bomberos fueron recibidos a pedradas.
Hubo siete detenidos. Según la prefectura del Loira, «el objetivo de los manifestantes no era saquear los comercios sino destruir». Ayer la situación era muy tensa. Desde primeras horas de la tarde grupos aislados jugaban al ratón y el gato y arrojaban piedras contra los más de doscientos policías desplegados. El ministro del Interior anunció «un dispositivo de seguridad excepcional» que se mantendrá hasta que vuelva la calma.
El fiscal espera que una nueva autopsia confirme que no hubo más violencia que el ahorcamiento en la muerte el miércoles por paro cardíaco de este joven de origen argelino que había sido detenido dos días antes por intento de extorsión. En un primer momento, la fiscalía intentó cortar la polémica pero finalmente cedió a la demanda de una segunda autopsia por parte de la familia, que ha presentado denuncia para intentar esclarecer lo ocurrido.
Las cámaras de vigilancia no funcionaban y las celdas de la comisaría de Chambon-Feugerolles no cumplen las normas, según las primeras constataciones. El sindicato Alliance rechaza cualquier posible negligencia de los funcionarios, que «no son responsables del estado de vetustez de ciertas dependencias».
La policía seguirá vigilando hoy esta localidad de 20.000 habitantes, donde se ha convocado una marcha silenciosa en memoria de Benmouna.
Con los graves disturbios de 2005 en mente, una decena de alcaldes mantienen desde el 1 de julio el toque de queda para los menores de 13 años, para evitar que sean utilizados por sus hermanos mayores como traficantes de droga. Los que estén en la calle después de las 11 de la noche acabarán en comisaría.