Traducido por Àngel Ferrero
Para muchos periódicos este fenómeno sólo merece un titular: cada semana se incendian automóviles en Berlín. Pero también se sabe de sucesos idénticos en otras ciudades alemanas. Según un notorio informe policial, en el 2009 hubo más de 200 incendios en la capital, de los cuales se sospecha que la mitad fueron políticamente motivados. Y la otra mitad fueron una copia de éstos. A pesar de los arrestos, sólo se ha conocido el caso de Alexandra R. y Christoph T., que desde mayo y julio respectivamente están detenidos a la espera de juicio.
Muchos de estos incendios tienen como objetivos automóviles de lujo, especialmente cuando son aparcados en barrios alternativos de Berlín. Peter-Michael Haeberer, director de la oficina criminal del Land de Berlín, advirtió a los propietarios de un Porsche se abstuvieran de visitar el barrio de Kreuzberg por la noche y se ganó por ello la crítica.
Quienes simpatizan con el incendio de automóviles explican en Internet que los coches de la gente bien son símbolos de la gentrificación de estos barrios, de ricos que aterrizan en barrios alternativos y encarecen los alquileres. El fuego es la protesta contra el fenómeno. Y las objeciones que se puedan tener contra esta protesta ateniéndose a la ley son típicamente burguesas.
Quienes se oponen a estas acciones les reprochan insensatez. No puede conocerse por el automóvil a su propietario y menos aún sus opiniones, coches de las marcas Volkswagen y Smart también han sido pasto de las llamas. Y en cualquier caso, ¿debería considerarse como algo político? E incluso si alguien tiene dinero, ¿ha de considerarse esto un argumento para causarle daños personales? Lo que prevalece aquí es, sostienen, el vandalismo.
Y ustedes que opinan: ¿es la quema de autos de lujo una protesta política?
Fuente: http://www.taz.de/1/debatte/