Cuatro chicas jóvenes, con cuerpos de modelo, muy estereotipadas, posando con mirada seductora y vestidas con monos blancos ajustados. Podría tratarse de un anuncio de moda, de cosméticos, o la promoción de una película estadounidense. Si no fuera por el eslogan impreso debajo: «Las cuatro fantásticas, lo mejor para tus estudios universitarios». Queda […]
Cuatro chicas jóvenes, con cuerpos de modelo, muy estereotipadas, posando con mirada seductora y vestidas con monos blancos ajustados. Podría tratarse de un anuncio de moda, de cosméticos, o la promoción de una película estadounidense. Si no fuera por el eslogan impreso debajo: «Las cuatro fantásticas, lo mejor para tus estudios universitarios». Queda deducir que se trate de una parodia, o tal vez una critica. Y sin embargo no es así, y estamos obligados a creernos lo que estamos viendo: estamos frente a la nueva campaña de la Universidad de Bolonia para publicitar sus cuatro sedes principales. Y aquí nos asalta la pregunta: ¿cómo puede ser aceptable una cosa semejante? Estamos hablando de la polémica que se desencadenó en Italia el pasado mes de julio a raíz de la publicación de la foto y el eslogan arriba citados, en el que los colectivos feministas y estudiantiles italianos se enfrentaron al publico general y a las instituciones en un debate que se ha llevado hace sólo tres días a la televisión, donde se ha realizado una encuesta de resultados escalofriantes: únicamente un 44% considera la campaña ofensiva e insultante hacia las mujeres, mientras que un 21% la considera inocente y perfectamente aceptable, y un 34% la ve como simpática, eficaz y muy atractiva.
Pero si la polémica ha sido posible es porque el hecho en su momento no pasó desapercibido: el colectivo feminista de la Universidad de Bolonia dirigió una carta a todos los responsables de las organizaciones implicadas denunciando los hechos, no solamente como algo vergonzosamente machista sino como un signo de la definitiva mercantilización de la Universidad pública (http://femminicidio.blogspot.com/2009/07/altro-che-promozione-i-manifesti.html). Este comunicado, que recibió gran apoyo por parte de asociaciones en toda Italia, hasta el punto de conseguir una interrupción temporal de la campaña, ha devuelto además la importancia necesaria a cuestiones que, en ese país aún más que en otros, deberían ser objeto de preocupación pública. Y así vuelve a la luz el debate sobre el llamado «feminicidio», para referirse no solo al asesinato a sangre fría de mujeres a manos de sus novios, maridos, padres o compañeros de trabajo, sino también, y ahora más que nunca, a otro tipo de asesinato que tal vez, a largo plazo, puede resultar aún más dañino. Así, mientras las víctimas de la violencia machista se multiplican vertiginosamente, los movimientos feministas llaman la atención sobre el aumento de esa otra violencia, efectuada a través de la imagen, en los diferentes medios de comunicación.
¿Existe, por tanto, una relación entre estas dos violencias? Es un hecho evidente para los grupos feministas, ya que, según algunos de ellos, «el machismo arraigado desde hace siglos en Italia no produce sólo violencia doméstica, sino que se ve reforzado, y por lo tanto en cierta forma autorizado, por los medios de comunicación a través de una imagen de la mujer concebida como simple objeto de deseo, carente de capacidades intelectuales, una especie de accesorio del hombre». Y es eso lo que tratan de denunciar los estudiantes de la Universidad de Bolonia en su carta, la cual consigue combinar una tesis sólida y argumentada con la justísima rabia de un colectivo que ha sido por enésima vez humillado por un sistema que discrimina en base al género y a la orientación sexual, y que lo hace en este caso, y no por primera vez, con el apoyo de las instituciones. Este es el punto principal de la protesta: que la Universidad más antigua de Europa, y una de las más prestigiosas, elija esta imagen estereotipada, un modelo femenino que no tiene ninguna relación con la figura de la mujer universitaria sino todo lo contrario; una campaña por lo tanto hecha por hombres y para hombres, que busca la satisfacción de un hipotético deseo masculino. Una campaña, por lo demás, apoyada y firmada por las autoridades de la región, que sin embargo se habían comprometido anteriormente a respetar los acuerdos a favor de los derechos de la mujer y la igualdad de oportunidades.
¿Estamos por lo tanto frente a un machismo institucionalizado? Sin duda esa es la conclusión que podemos deducir de los medios de comunicación italianos, en especial de la televisión: mujeres que, en el mejor de los casos, nos son presentadas como madres y esposas y, en el peor, retratadas como personificación de un estereotipo, seleccionadas y juzgadas en base al aspecto físico, ignoradas totalmente a nivel intelectual, utilizadas como objetos sexuales. Imagen muy apreciada por el público masculino y aceptada por el femenino, y que pasa desapercibida, o que más bien es deliberadamente ignorada, ya que en realidad es una táctica intencionada desarrollada por el gobierno y las instituciones de un país cuyo sistema es, más que ningún otro de Europa, totalmente patriarcal. Y como afirmaba la feminista italiana Lorella Zanardi en una reciente entrevista (http://www.rebelion.org/noticia.php?id=93593&titular=%22demos-la-cara-y-encontremos-el-valor-de-no-gustar%22-), la única solución posible es la conciencia por parte de las mujeres de su situación, su rechazo a someterse al rol que se les exige e impone.
Apoyemos por lo tanto a los estudiantes de la Universidad de Bolonia en sus reivindicaciones, y apoyémosles también en su lucha por obtener en Italia no solo un reconocimiento de los derechos de la mujer a nivel legal, sino su reconocimiento completo en el conjunto de la sociedad, a nivel doméstico y a nivel mediático.
Rebelión ha publicado este artículo a petición expresa de la autora, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.