El caso del derribo de un hidroavión de misioneros de Estados Unidos en la selva de Perú enfrenta nueve años después a la CIA y a los militares de este país sobre la responsabilidad de cada uno en el incidente, que costó la vida a dos personas. El abatimiento de la aeronave se produjo el […]
El caso del derribo de un hidroavión de misioneros de Estados Unidos en la selva de Perú enfrenta nueve años después a la CIA y a los militares de este país sobre la responsabilidad de cada uno en el incidente, que costó la vida a dos personas.
El abatimiento de la aeronave se produjo el 21 de abril de 2001, en la región amazónica de Loreto, norte de Perú, como parte de las operaciones de la Fuerza Aérea peruana contra narcotraficantes que operaban en la zona, con apoyo de la CIA (Agencia Central de Inteligencia) de Estados Unidos.
El caso volvió a emerger a comienzos de este mes en Lima y Washington, cuando la cadena de televisión de Estados Unidos ABC News difundió un vídeo recién desclasificado por la CIA, que registró lo sucedido aquel día y que para la televisora muestra la responsabilidad de la agencia en la tragedia.
En el incidente murieron Veronica Bowers y su hija Charity, de siete meses, y sobrevivieron con graves heridas su esposo, Jim Bowers, otro hijo de la pareja y el piloto Kevin Donaldson. Pero además provocó la suspensión indefinida de las operaciones conjuntas de interdicción antidrogas en el cielo peruano.
El piloto del avión peruano de combate Tucano, que disparó y abatió al hidroavión, fue procesado por la justicia civil y militar de este país y ambas instancias lo absolvieron.
El aviador peruano estuvo preso durante un año mientras se procesaba su caso y, aunque no recibió condena, debió abandonar el país por un tiempo porque en los juicios se hizo pública su identidad.
Esa filtración lo expuso a amenazas de muerte de presuntas organizaciones de narcotraficantes cuyas aeronaves había destruido el oficial en operaciones antidrogas ejecutadas entre 1995 y 2001, dijeron a IPS fuentes de la Fuerza Aérea.
Es la primera vez que esa fuerza comenta lo sucedido a los efectivos de la institución que protagonizaron el incidente.
«En ese periodo se derribaron 15 ‘narco-avionetas’, y el piloto enjuiciado era el que tenía el récord. Había destruido al menos siete», indicaron las fuentes aeronáuticas, que hablaron bajo anonimato y con la condición de no reiterar la identidad del piloto ni revelar la del copiloto, «porque sus vidas siguen corriendo peligro, especialmente la del primero».
El incidente se produjo precisamente en una operación de interdicción que la Fuerza Aérea ejecutaba con apoyo de una aeronave espía P-3 Orion de la CIA, en el marco de un convenio de cooperación antinarcóticos de Estados Unidos y Perú.
El P-3 Orion proveía la «información de inteligencia» a los pilotos de peruanos sobre la ubicación de una nave sospechosa, luego éstos procedían a verificar con la tripulación de la aeronave su identificación y, si no había respuesta o la avioneta emprendía la fuga, se iniciaba el ataque con fuego.
El 3 de este mes, la Oficina de Asuntos Públicos de la CIA se vio forzada a responder a una solicitud de información de ABC News sobre el vídeo. En un comunicado, la agencia recordó que un Comité de Rendición de Cuentas interno investigó la presunta responsabilidad de sus funcionarios en el derribo del hidroavión y los exoneró.
Los misioneros pertenecían a la Asociación Bautista para la Evangelización Mundial.
«Los funcionarios de la CIA no derribaron a ninguna aeronave» mientras duró el convenio peruano-estadounidense, señala el comunicado.
«En el trágico caso del 21 de abril de 2001, el personal de la CIA cuestionó la identificación de la avioneta de los misioneros como sospechosa de pertenecer al narcotráfico».
Siete años después del incidente, el entonces director de la CIA, Michael Hayden, ordenó al Comité de Rendición de Cuentas la investigación sobre la presunta responsabilidad de sus agentes en el incidente.
Su conclusión fue que «los funcionarios de la CIA no actuaron en forma inapropiada en relación al derribo de 2001».
Sin embargo, el director de la CIA desde enero de 2009, Leon Panetta, dispuso sanciones a 16 agentes, activos y retirados, por meros asuntos administrativos, como deficiencias en la presentación de informes y en la supervisión del caso.
Pero la grabación desclasificada por la CIA, que registra la conversación entre los pilotos del P-3 Orion y del Tucano de Perú, sugiere que hubo una responsabilidad compartida en la cadena de errores que llevó a la tragedia.
Si bien el piloto de la CIA le indicó a su colega peruano que verificara si la avioneta avistada pertenecía al narcotráfico, también es cierto que no le impidió disparar a la aeronave, que en ningún momento intentó darse a la fuga.
La siguiente es una traducción de IPS de parte del diálogo entre los pilotos de la CIA y de la Fuerza Aérea peruana:
CIA 2: Mira, no sé si este es bandido o es… amigo (en español). ¿Okey?
Fuerza Aérea: Okey.
CIA 2: Entonces si es posible, haremos que aterrice en Iquitos para chequearlo.
Fuerza Aérea: Okey.
CIA 2: Okey, antes de rrr… rrr… (Onomatopeya de disparos) tú sabes…
Fuerza Aérea: Sí, sí. (El piloto peruano procede a comunicarse con Kevin Donaldson, pero no lo consigue porque está en otra frecuencia radial. Y le dice en español:) Aeronave no identificada, ha sido interceptada por la Fuerza Aérea por no tener plan de vuelo autorizado. Cambie de curso inmediatamente y diríjase al aeródromo de Pucallpa. Si no lo hace, procederemos a derribarlo.
CIA 1: Este tipo no es, este tipo no encaja en el perfil.
CIA 2: Okey, comprendo que ésta no es nuestra llamada, pero este tipo está a 4.500 pies (de altura). No está tomando ninguna acción evasiva. Recomiendo que lo sigamos. No recomiendo la Fase 3 (derribo) en este momento.
Fuerza Aérea: Autoriza Fase 3… (Inaudible) Okey?
CIA 2: Okey. ¿Estás seguro que es bandido? ¿Estás seguro?
Fuerza Aérea: Sí. Totalmente seguro, positivo.
CIA 2: Okey, okey, si estás seguro.
CIA 1: Eso es mentira. Creo que estamos cometiendo un error.
CIA 2: De acuerdo contigo. Él está… Okey, el sujeto (la avioneta) está girando hacia el norte.
Fuerza Aérea: Éste es un bandido.
CIA 2: ¿Estás seguro?
Fuerza Aérea: Sí.
Donaldson (piloto de la avioneta de los misioneros, en español, dirigiéndose a la torre de control de Iquitos): Estoy a 4.000 pies. Los militares están acá. No sé qué que quieren.
CIA 1 (dirigiéndose al piloto de la Fuerza Aérea): El avión le está hablando a Iquitos… (Pero el piloto de la Fuerza Aérea ya había comenzado a disparar).
Donaldson (gritando): ¡Me están matando! ¡Nos están matando!
CIA 1: ¡Diles que interrumpan, diles que interrumpan!
CIA 2: ¡No, no disparen! (y en español): ¡No más, no más!
CIA 1: ¡Dios!
Fuerza Aérea: (En español): Roger, ya terminamos, le está saliendo fuego. (…)
El hidroavión de los misioneros hizo un aterrizaje forzoso en un afluente del río Amazonas y terminó por hundirse.
Según las fuentes aeronáuticas peruanas, el piloto cometió un error porque creyó haber recibido el visto bueno del P-3 Orion para atacar a la avioneta.
«En el Perú hubo un juicio y los presuntos responsables fueron exonerados, pero en Estados Unidos no ha habido proceso contra los agentes de la CIA», dijeron las fuentes a IPS.
«Se trató de una operación conjunta y, por lo tanto, debió haber juicio en ambos países, pero los norteamericanos (estadounidenses) afirman que ellos no cometieron ningún error. Es sorprendente», añadieron.
«El Orion guió al avión Tucano hacia la aeronave de los misioneros, pero los norteamericanos no dominaban el español y los peruanos tampoco el inglés, lo que generó la confusión», estimaron.
«El Tucano no habría atacado al hidroavión sin la participación del Orion de la CIA. No pueden decir que no tienen ninguna responsabilidad», añadieron.