El ultraderechista e islamófobo Partido por la Libertad ha sido el gran vencedor de las elecciones legislativas del miércoles en Países Bajos a pesar de haber quedado en tercer lugar, al lograr quince diputados más que los que tenía. El país se encamina hacia una difícil formación de Gobierno tras la ajustada victoria, por un solo escaño, de los liberales de derecha.
Con quince escaños más que los logrados en los comicios anteriores, el partido que lidera Geert Wilders, el ultraderechista e islamófobo Partido por la Libertad (PVV), ha sido considerado el gran triunfador de las elecciones del miércoles en Países Bajos y reclama poder entrar en el Gobierno para responder a los deseos de más de medio millón de neederlandeses, que lo situaron como tercera fuerza política del país con 24 diputados.
La formación de Wilders fue la gran sorpresa en la noche electoral a pesar de quedar por detrás de los los liberales de derecha (VVD) de Mark Rutte, que lograron 31 escaños -diez más que en 2006-, y de los laboristas de Job Cohen, que obtuvieron 30 -tres menos- de los 150 asientos del Parlamento, y de que las encuestan habían augurado su ascenso siguiendo la trayectoria iniciada el 2006.
El PVV entró en el Parlamento de La Haya en 2006, con nueve diputados. En las elecciones europeas de 2009 quedó en segundo lugar al lograr cinco de los 25 escaños que corresponden a Países Bajos en Estrasburgo. En los comicios municipales del 3 de marzo, la trayectoria ascendente de la ultraderecha neederlandesa fue confirmada con la victoria en Almere (190.000 habitantes) y su segunda posición en La Haya, las dos únicas ciudades en las que concurría.
En la madrugada de ayer, Geert Wilders mostró su confianza en poder gobernar y declaró que los partidos más votados «nos pueden tener cerca o dejarnos al margen».
Celebró con sus seguidores los resultados y defendió el rápido ascenso de su partido como el triunfo de su discurso de «mayor seguridad, menos delito, menos inmigración y menos Islam».
«Lo imposible se ha convertido en realidad. Es un día glorioso para todo el país», indicó.
Menos eufóricos se mostraban los vecinos de Oosterwei, barrio popular de Gouda (oeste) conocido como «Little Marocco», que se debatían entre la inquietud y la resignación. En Gouda (71.000 habitantes), el PVV logró caso el 16% de los votos, un porcentaje similar al del resto del país.
«Creo que todo el mundo tiene miedo. Miedo de que el PVV entre en el Gobierno», afirmó a AFP Zeynep, una mujer de origen turco-marroquí que lleva hiyab. El partido de Wilders aboga por su prohibición, como también quiere prohibir la inmigración desde países musulmanes, que él vincula a la delincuencia.
«Tiene razón, tiene que haber menos delincuencia, pero eso no tiene absolutamente nada que ver con el Islam», se indignó Rachid Dighadouid. Más resignado, Hamid, reconoció que «no podemos hacer nada, la gente ha votado, pero vamos a ver si los otros partidos se alían con él». En ese caso, añadió, «sólo espero una cosa: que la gene se dé cuenta de que su partido no ha hecho nada, que no tiene programa salvo su postura contra el Islam».
En el lado contrario, nativos neederlandeses del mismo barrio reconocen haber votado por el PVV porque «espero que las cosas cambien, especialmente que se endurezcan las penas para los delincuentes».
Para Aïcha, de 29 años y de origen marroquí, «después de estas elecciones una cosa está clara: parte de la gente está en contra nuestra, eso da miedo». «Si Wilders estuviera aquí -prosigue-, le diría una cosa muy simple: `déjenos tranquilos'».
Gobierno de coalición
Los resultados confirmaron el esperado giro a la derecha del electorado holandés y supusieron la renuncia del primer ministro saliente, Jan Peter Balkenende, como líder de los demó- cratacristianos tras sus «decepcionantes» resultados al perder 20 diputados y ser relegados a la cuarta plaza en las elecciones legislativas anticipadas del miércoles, que registraron una participación del 74%.
Por contra, en el lado de los vencedores junto a liberales, laboristas y ultraderechistas, se situaron también los liberales de izquierda (D66) que obtuvo diez escaños -siete más-, los mismos que los verdes (GroenLinks), que ganaron tres.
Para alcanzar la mayoría de 76 diputados necesaria, el VVD y el PvdA tendrán que alcanzar acuerdos con al menos otras dos formaciones para poder gobernar el coalición, por lo que se prevé un retraso en la formación del nuevo Ejecutivo.
Un portavoz del PvdA, Job Cohen, aseguró que sería «imposible» su formación tuviera en cuenta al PVV para gobernar. El VVD también había expresado su rechazo a negociar con Wilders pero Mark Rutte señaló el miércoles que su partido no descartaba ninguna posibilidad.