Se prolonga la crisis del sistema capitalista mundial; millones de trabajadores se ven condenados a la miseria, arrojados a la calle. Todas las capas populares, obreros, trabajadores de la ciudad y del campo, pequeños y medios campesinos, artesanos, empleados, activos o en el paro, jóvenes o jubilados… se ven chantajeados por un puñado de ricos, […]
Se prolonga la crisis del sistema capitalista mundial; millones de trabajadores se ven condenados a la miseria, arrojados a la calle. Todas las capas populares, obreros, trabajadores de la ciudad y del campo, pequeños y medios campesinos, artesanos, empleados, activos o en el paro, jóvenes o jubilados… se ven chantajeados por un puñado de ricos, cada día más ricos, por la oligarquía financiera, sus bancos y monopolios. En todos los países capitalistas desarrollados o emergentes, en los países imperialistas y en los países dominados por el imperialismo, la oligarquía quiere hacer pagar su crisis a la clase obrera, a las masas trabajadoras, a las capas populares y a los pueblos: once millones de millonarios en el mundo se enriquecen cada vez más a costa de millones de mujeres y hombres. Nunca se han producido riquezas tan grandes; jamás tantas personas se han visto privadas de un mínimo vital, jamás se ha visto concentrada tal riqueza en las manos de una clase parasitaria, la burguesa, la de los reaccionarios.
Después de haber exigido a los Estados a su servicio exclusivo que movilizasen miles de millones de dólares, de euros, de yen, para salvar sus bancos e instituciones financieras, esa misma oligarquía financiera exige ahora el pago de las deudas públicas y sus intereses: su táctica es la de indignarse por el déficit público… que ella misma ha creado.
La política de reducción del déficit público, un pretexto para imponer los planes de austeridad
El pueblo griego ha sido la primera víctima en Europa de esta ofensiva de gran calado, llevada conjuntamente por la Comisión Europea y FMI, lo que supone un gigantesco plan de austeridad so pretexto de reducir la deuda pública.
En pocas semanas en toda la Unión Europea, los gobiernos de derechas y los gobiernos socioliberales se han lanzado a encarecer las «economías» que quieren imponer en los presupuestos de Estado; son cifras de miles de millones de las que no se libra ningún país. El pretexto es asegurar los mercados financieros y sus «agencias de valoración». El objetivo es realizar otro trasplante de riquezas de gran amplitud, del trabajo hacia el capital, para garantizar los beneficios de los bancos y de los más poderosos monopolios.
El objetivo de esta ofensiva concertada es comprimir los presupuestos sociales, todos los mecanismos sociales conquistados e impuestos por la clase obrera y los pueblos, concretamente después de la Segunda Guerra Mundial.
Las primeras víctimas de estas «redes sociales» son las capas más pobres de la sociedad, las que ya viven en la miseria, la precariedad y el miedo al mañana. Son esas capas las que soportarán los golpes más duros en los presupuestos sociales. En los países más ricos como Alemania, Francia… millones de hombres y mujeres, jóvenes en busca de empleo, los que sólo encuentran chapuzas como trabajo, los trabajadores pobres, son los amenazados por la más negra miseria, mientras al otro extremo de la sociedad, los ricos brindan con champagne por el crecimiento de sus ingresos.
Los ataques comenzaron mucho antes del estallido de la crisis; las políticas neoliberal y socioliberal habían provocado grandes destrozos, como la privatización de los grandes sectores económicos, iniciar la liquidación de los servicios públicos, de la sanidad, la educación, la protección social, etc. Ahora, la oligarquía aprovecha la crisis para eliminar obstáculos a la libre explotación de la fuerza de trabajo, liquidar los derechos sociales y económicos conquistados por los trabajadores. Trata de incrementar la explotación de los que tienen trabajo, y al mismo tiempo practica el despido en masa, a fin hacer trabajar más, hasta la extenuación, por salarios cada vez más bajos y por jubilaciones cada vez más pequeñas. Utiliza el ejército de parados como medio de presión para reducir los salarios y empeorar las condiciones de trabajo.
Un objetivo común a los gobiernos de UE para sus planes de austeridad, es el de minar el sistema de jubilación basado en la solidaridad y el reparto. La norma es la de aumentar la edad de trabajo más allá de los 65 años mientras millones de jóvenes no encuentran ocupación. Los bancos y las compañías de seguros se frotan las manos: esperan vender sus sistemas de jubilación por capitalización a las capas que todavía pueden pagar algo, especulan con el miedo a la quiebra de los sistemas de jubilación basados en la solidaridad entre generaciones y las cotizaciones sociales.
Para imponer este enorme retroceso social, la oligarquía refuerza los medios de represión, endurece las leyes contra los obreros y trata de fomentar la división entre los trabajadores y los pueblos.
En los momentos más fuertes de la crisis en Grecia, cuando centenares de miles de manifestantes gritaban en las calles de Atenas y las de otras ciudades griegas su rechazo a pagar la crisis del capital, se pudieron oír discursos de responsables políticos que rezumaban odio, discursos ampliamente difundidos por los medios de comunicación, contra los trabajadores y los pueblos del sur de Europa, a los que acusaban de «aprovecharse» de otros países y a los que habría que «castigar». ¡Cuán lejos todo esto de los discursos sobre la armonía europea, sobre la paz y la comprensión que el Euro iba a facilitar!
Los pueblos tienen derecho a salir del Euro y de la UE
Después de varios años de existencia del Euro, los pueblos han «echado cuentas». Esta moneda «única» ha servido esencialmente a las grandes potencias imperialistas dominantes en la UE para reforzar su peso económico y poder político. El Euro ha nivelado a la baja los salarios en la UE. Los «criterios de convergencia» establecidos en el Tratado de Maastricht (Mastrique) son instrumentos de dumping social permanente. Los gobiernos de la UE tratan de imponerlos incluso a los países que no pertenecen a la Eurozona, como es el caso de Dinamarca, donde mediante referéndum el pueblo se manifestó en contra.
El Euro ha significado un aumento generalizado del precio de los productos de gran consumo, cuyos beneficiarios han sido los grandes monopolios de distribución, de los productos agrícolas, y donde los grandes perjudicados han sido los consumidores de los medios populares, los pequeños y medianos productores agrícolas, los pequeños comerciantes, etc.
El Euro es un mecanismo esencial para la construcción de la Europa que aspira a ser una gran potencia imperialista, una Europa neoliberal que acreciente la explotación de la clase obrera, que participa en el saqueo de las riquezas de África, de América Latina, etc., participa en las guerras y conflictos por el control de las materias primas estratégicas, de las fuentes energéticas y medios de transporte hacia los grandes centros de distribución de los países imperialistas.
El carácter reaccionario de esta construcción europea se confirma: es una «Europa fortificada» que se «protege» contra los inmigrantes expulsados de sus propios países por el hambre y las guerras fomentadas por el imperialismo. Es una Europa de policías que despliega todos los medios, puestos en común, para controlar y reprimir las grandes movilizaciones populares, como en la cumbre celebrada en Estrasburgo, o «sobre el clima» en Copenhague. Además del enorme despliegue policíaco, que se saldó con miles de detenidos, la cumbre de Copenhague ha demostrado hasta qué punto las grandes potencias sólo conciben la protección del medio ambiente como un mercado para sus monopolios.
Estamos junto al pueblo griego y los de otros países cuando exigen su derecho a salir del Euro y de la UE. Luchamos por desarrollar la solidaridad con todos los pueblos del mundo, sin exclusiones. Tenemos que llevar a cabo luchas comunes con los trabajadores y los pueblos de Europa contra los mecanismos de explotación, contra la competencia entre trabajadores, contra la sumisión de los países «pequeños» a las potencias imperialistas, contra el saqueo organizado de las riquezas de los países dominados. La construcción de la UE y su moneda son los instrumentos de esa política que denunciamos y combatimos.
Impulsar en toda Europa la resistencia contra los planes de austeridad
La resistencia de la clase obrera y de los pueblos contra la agresión del capital ha sido inmediata y se desarrolla por doquier. En diferentes países se han producido varias huelgas generales, jornadas de lucha. Grande es la cólera y la voluntad de luchar para no pagar la crisis del sistema ni las deudas de la oligarquía y sus planes de austeridad.
Esta cólera inquieta grandemente a la burguesía y a los partidos reformistas, que se suman a la política de austeridad y aceptan su aplicación. Hablan de «compartir los sacrificios», empero sólo los aplican a los trabajadores y los pueblos.
Hay que desarrollar esta lucha de resistencia en cada país e internacionalmente. Concretamente en el movimiento sindical ya hay convocadas citas para el otoño; trabajaremos para dar la mayor resonancia y lograr éxito, para lograr una gran demostración de internacionalismo y de unidad de la clase obrera.
Trabajar por la unidad de la clase obrera es cuestión vital. Es la clase obrera la que produce la plusvalía y la que puede presionar considerablemente al capital. Es ella la columna vertebral del combate contra el capital y por la transformación social. Ha sido la clase obrera la primera que ha resistido masivamente contra los ataques de los patronos, de los gobiernos, de la Comisión de Bruselas, del FMI, etc.
El sindicato es el primer instrumento de resistencia de la clase obrera y de las masas trabajadoras de la ciudad y del campo. El movimiento sindical ha sido dividido y debilitado por la política de colaboración de clases llevada a cabo en su seno. Mas hoy se desarrolla el sindicalismo de clase en la base mediante luchas concretas, a través de corrientes, de sindicalistas y sindicatos empeñados en la lucha de clases.
Defendemos el sindicalismo de clase, llamamos a los trabajadores a organizarse en los sindicatos, a trabajar por la unidad del movimiento sindical sobre posiciones de clase. Denunciamos y combatimos los intentos por expulsar de los sindicatos a los militantes combativos. Trabajamos para desarrollar la solidaridad internacional, y por iniciativas sindicales que refuercen la lucha de los trabajadores en cada país e internacionalmente.
Los trabajadores inmigrantes, con o sin papeles, «legales» o «ilegales», forman parte de la clase obrera en cada país. Los monopolios necesitan esa mano de obra que, privada de sus derechos, es explotada sin piedad. En la feroz competencia que libran los monopolios entre sí, y en los sectores en los que no pueden deslocalizar la producción, esta mano de obra es esencial. En este contexto, la victoriosa huelga llevada a cabo en Francia por los trabajadores sin-papeles para obtener su regularización, reviste gran importancia, que anima a todos los que luchan en ese frente. Esta huelga de más de ocho meses ha estado apoyada por los sindicatos, asociaciones de mujeres, organizaciones democráticas y los partidos de izquierda. Ha demostrado concretamente que los inmigrantes son ante todo trabajadores que forman parte de la clase obrera. Ha logrado un gran movimiento de solidaridad en la opinión pública, verdadero antídoto contra las tentativas de división que la oligarquía y la reacción llevan a cabo. Estos trabajadores y trabajadoras ocuparán su puesto en los combates comunes para no pagar la crisis del sistema
Los trabajadores de la función pública, los funcionarios del Estado, las colectividades territoriales (municipalidades, departamentos, regiones, etc.) están particularmente afectados por los planes de reducción de los presupuestos estatales y de las instituciones públicas y semipúblicas. La supresión de puestos de trabajo se cuenta por miles en todos los países, los salarios son rebajados, como en Grecia, donde el gobierno quiere suprimir dos meses de salario. Al luchar contra las privatizaciones, por sus salarios, por los contratos, los trabajadores de los servicios públicos luchan también por los usuarios de los servicios públicos.
Rechazamos los planes de austeridad, la militarización y las guerras imperialistas
La crisis del sistema capitalista e imperialista mundial, agudiza todas las contradicciones que adquieren de más en más un carácter violento .Para imponer los planes de austeridad, la oligarquía refuerza la represión y su arsenal de criminalización de las luchas obreras y populares.
La competencia exacerbada por el control de los mercados y de las fuentes de materias primas, se traduce ya en conflictos y guerra. La guerra que llevan a cabo las potencias imperialistas con su brazo armado, la OTAN, contra el pueblo de Afganistán, tiene como telón de fondo el control de los futuros gaseoductos y los minerales de su subsuelo.
El dinero no debe ir a la guerra y a la militarización, sino a satisfacer las necesidades sociales, educación, sanidad, la protección social de la gran mayoría. Gritamos: «tropas de la OTAN fuera de Afganistán» y «tropas imperialistas fuera de Iraq».
Queremos manifestar nuestra solidaridad con el pueblo palestino y la población de Gaza, que sufre desde hace meses un bloqueo inhumano organizado por el gobierno reaccionario de Israel. Junto a las fuerzas del mundo, condenamos la criminal política sionista y exigimos el levantamiento inmediato del bloqueo. Al mismo tiempo, denunciamos la complicidad de la UE. Apoyamos el combate del pueblo palestino por el reconocimiento, efectivo, de sus plenos derechos nacionales.
Por una alternativa de ruptura con el sistema capitalista imperialista
Los planes de extrema austeridad golpean a todas las capas de la población. La necesidad de trabajar para unir a todas las capas víctimas de esta política de represión social es de rabiosa actualidad. Trabajamos para construir esta unidad mediante políticas ambiciosas frentistas que se concreten en el rechazo a pagar la crisis del sistema capitalista y su política de austeridad. Son los bancos, los accionistas, la oligarquía, los que deben pagar su crisis; nosotros queremos trabajar con todas las fuerzas políticas y sociales que compartan este objetivo para lograr imponerlo con nuestras movilizaciones cada vez más fuertes.
El alcance de esta crisis es tal, que plantea la urgencia de trabajar en la elaboración y puesta en práctica de políticas de ruptura con el sistema. Política que debe apoyarse en medidas sociales y políticas concretas, a exigir desde ya mismo en la lucha mediante una gran movilización. Estas exigencias deben ser la base de programas de ruptura apoyados por coaliciones de partidos políticos, fuerzas sociales, organizaciones de masas. Utilizaremos todo el espacio político y democrático, incluido el terreno electoral, a fin de hacernos oír y avanzar en nuestras posiciones.
En tanto que partidos y organizaciones de la clase obrera, afirmamos nuestra convicción de que la única salida verdadera, durable y efectiva a la crisis del sistema capitalista imperialista pasa por derribar dicho sistema e instaurar el socialismo. En esa perspectiva se inscribe nuestra lucha.
¡Viva la lucha de clase la obrera, de la juventud y de los pueblos para no pagar la crisis!
¡Es la oligarquía quien debe pagarla!
¡Viva la solidaridad internacional!
París, junio de 2010
Partido Comunista del Trabajo de Dinamarca (APK)
Partido Comunista de los Obreros de Francia (PCOF)
Partido Comunista de España (Marxista-leninista) (PCE M-L)
Plataforma Comunista de Italia (Piattaforma Comunista)
Partido Comunista Revolucionario de Turquía (TDKP)
Organización para la Reconstrucción del Partido Comunista de Grecia (1918-1955)
Miembros de la Conferencia Internacional de Partidos y Organizaciones Marxista-Leninistas (CIPOML)
Observador: Organización para la Construcción del Partido Comunista de los Trabajadores de Alemani