Después de la semana que termina hoy, tenemos un panorama modificado por los hechos, aunque su significado es importante, el escenario no cambia mucho realmente, dejando la crisis política intacta. Ayer, durante la Conferencia de Prensa del Frente Nacional de Resistencia Popular, me llamo poderosamente la atención que el conductor del evento, hiciera un comentario […]
Después de la semana que termina hoy, tenemos un panorama modificado por los hechos, aunque su significado es importante, el escenario no cambia mucho realmente, dejando la crisis política intacta. Ayer, durante la Conferencia de Prensa del Frente Nacional de Resistencia Popular, me llamo poderosamente la atención que el conductor del evento, hiciera un comentario público señalando las coincidencias entre la Proclama (Comunicado 74) y la carta del Coordinador General del Comité Ejecutivo, como si esto fuera una sorpresa. Entonces encontrábamos en esta pequeña señal un signo de preocupación; ambos documentos llamaban a la organización, a la participación popular, pero, parece que desde posiciones distintas.
Más tarde el mismo conductor, llamaba en su programa a aquellos «que viven aislados en sus pequeños espacios, que hablan desde sus estrechas esquinas y la comodidad de sus sillones, que critican desde su grandes fantasías, es decir que hablan lata» a dejar de hablar tonterías, y a «ir a sus comunidades, sumarse y doblarse los ruedos de los pantalones como aquellos que ya nos los doblamos en la recogida de firmas». Curiosa forma de llamar al trabajo, especialmente porque la mayor parte de los grupos en la resistencia tienen vida orgánica al margen del mismo, muchas veces porque no existen los espacios para integrarse.
Fue notoria la ausencia de muchos y muchas que llevaron horas y horas de sol, recolectando estas actas soberanas, y la mención a su esfuerzo fue más bien vaga, marginal, intrascendente. Como que a alguien se le olvidó que sin este trabajo nada de esto hubiera sido posible. Seguramente un reconocimiento más explícito para estos compañeros y compañeras hubiera sido lo mejor; en el futuro estas cosas deberán observarse con más rigor, especialmente porque el trabajo de casi todo el voluntariado no recibe más compensación que la satisfacción de aportar a la construcción de una patria mejor.
También se hizo una propuesta (en honor a la verdad se dijo reto) al régimen para dialogar sobre la Asamblea Nacional Constituyente, exclusivamente sobre la constituyente, de ninguna otra cosa. Este énfasis en que no se discute nada más, resulta ser irrelevante pues el dialogo con el gobierno de Lobo Sosa se ha dado en muchos espacios, a través de diversos interlocutores. Todos los aspectos de la crisis, de forma sectorial, han sido discutidos por meses con Lobo Sosa. Este tipo de decisiones parece ser material de discusión con todo el pueblo, y aunque me digan que se «discutió con las bases y yo no me di cuenta porque no soy del 6% de la izquierda pensante», es difícil creer que la discusión de esta propuesta ha sido llevado a todo el país, como teóricamente se ha hecho con la propuesta de organización presentada en julio por el Coordinador General.
Otro asunto importante de la reunión de ayer, fue la intervención de la compañera Bertha Cáceres del COPINH, quien repitió una propuesta de acción que ya habían publicado en el sentido de organizar «pequeñas asambleas constituyentes» en todas partes del país, y discutir asuntos concretos para la nueva constitución; además la entrega de las firmas a varios organismos internacionales. Esta iniciativa es la más coherente planteada hasta el momento, pareciera que los compañeros del COPINH marchan a otro ritmo y con más claridad de lo que va aconteciendo; valdría la pena discutir lo propuesto por la compañera Bertha, e impulsar de inmediato este trabajo.
Estuvieron también los sacerdotes Luis Santos y Fausto Milla; el primero, dicho sea de paso, fue el más aplaudido de toda la concurrencia. También vale la pena mencionar que ambos tienen una trayectoria impresionante de organización, en la zona occidental del país, donde conviven permanentemente con la miseria en una zona sumamente empobrecida, donde las diferencias de clase son bastante evidentes. Sería también prudente ver cómo pueden lo compañeros del occidente del país, ayudarnos a organizar el país, basados en su comprometida experiencia.
Estuvieron presentes varios periodistas que hicieron preguntas que daban para mejores y ms amplias respuestas. Ojala que en el futuro podamos ser capaces de utilizar estos espacios de una manera más efectiva, considerando la disposición de los amigos periodistas que incansablemente han apoyado la causa de la revolución hondureña. Por cierto no vi muchas manifestaciones de solidaridad y apoyo con Dick Emmanuelsson en momentos que la derecha latinoamericana lo comenzó a perseguir aquí; esa intimidación ha limitado mucho la acción de varios valientes comunicadores extranjeros, que en su afán de llevar la verdad sobre Honduras al mundo, han sacrificado mucho.
Durante la reunión no se habló mucho, prácticamente nada sobre la lucha por el retorno de José Manuel Zelaya, quien a pesar de contar con más de un millón trescientas mil firmas del pueblo, parece estar librando una lucha solitaria. No sé si es que debemos entender que la boleta que muchos firmamos estaba categorizada, y lo del retorno era un asunto secundario. De ser así nadie lo informó. A pesar de que la gran convocatoria popular sigue estando condicionada por el presidente Zelaya, la dirigencia siente que ya hizo suficiente al respecto con la recolección de firmas.
Aunque disguste a muchos, las posibilidades de éxito del movimiento por la convocatoria a la Asamblea Nacional Constituyente y la refundación del país, pasa obligatoriamente por el regreso de Manuel Zelaya. Esta no es una interpretación antojadiza, y por mucho desprecio que puedan tener muchos por lo que llaman «caudillismo», la dialéctica nos demuestra a lo largo del continente que los procesos revolucionarios hacen del líder y su pueblo una sola cosa en la lucha. Esto se ha debido, muy probablemente, a la falta de una verdadera vanguardia popular que proponga llevar al pueblo por mejores derroteros.
Siendo sinceros, deberíamos decir, en el caso de Zelaya, que ya ha dado incontables muestras de su lealtad al pueblo hondureño; inclusive al extremo de sufrir en carne propia los vejámenes de la dictadura. Los seres humanos nos definimos política y moralmente por nuestros actos, por lo que la enorme desconfianza hacia este compañero es injustificable. En todo caso, su aislamiento favorece únicamente al imperio y a la oligarquía. El cálculo de que tenerlo fuera abrirá espacio para liderazgos «emergentes», es profundamente equivocado; y la dirigencia histórica debería ser capaz de interpretar estos hechos en su justa dimensión.
Lo más importante y positivo ayer fue justamente la «coincidencia» de declaraciones del presidente y el «resto» del Comité Ejecutivo (aunque podría ser la misma si el Coordinador General no fuera considerado «ausente» especialmente en épocas en las que la tecnología nos permite tantas opciones), en ambas se habla de organizar, y formar, discutir, pensar, criticar y autocriticar. Se llama a una segunda fase de movilización y formulación, esto se puede y se debe agilizar. El Coordinador General fue más allá y llamó a la conformación de mesas de unidad, en las que deberá discutirse con amplitud la vida del frente. Si a esto sumamos la propuesta del COPINH, vemos que la tendencia a buscar la construcción de poder popular, desde abajo y hacia la izquierda, lo que significa un paso fundamental para el proceso hondureño. Solo hará falta un poco de voluntad y respeto hacia todas las opiniones. Si esto sucede, los que escribimos y criticamos «desde la inmensidad de nuestras fantasías», seguramente podremos hacer aportes importantes para esta lucha que debe ser de todos, librada por todos.
Ricardo Salgado. Miembro del FNRP
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