La llegada de la juventud a la lucha cambia todo. Primero porque inquieta a la burguesìa, a la patronal y al gobierno, lo que es normal, pero también a los aparatos sindicales. Esta inquietud puede provocar errores políticos. Un error político, por ejemplo, es el hecho que el gobierno haya emprendido la reforma de los […]
La llegada de la juventud a la lucha cambia todo. Primero porque inquieta a la burguesìa, a la patronal y al gobierno, lo que es normal, pero también a los aparatos sindicales. Esta inquietud puede provocar errores políticos. Un error político, por ejemplo, es el hecho que el gobierno haya emprendido la reforma de los puertos en el mismo momento de la reforma de las jubilaciones. Lo que provoca una huelga potente en los puertos, donde los asalariados integran en su lucha las dos contrarreformas. Estamos «entre dos momentos».
¿Cuál es la conquista central del movimiento hasta ahora?
Desde el 7 de septiembre los aparatos sindicales liderados por Chérèque (CFDT) y Thibault (CGT) han organizado jornadas de acción sucesivas (evitando el enfrentamiento y las movilizaciones el día del voto en la asamblea el 15 de septiembre) para agotar el potencial de resistencia de los asalariados. No lo han logrado. El movimiento se ha mantenido frente al gobierno y a los aparatos sindicales y ahora la juventud se junta: el movimiento progresa. Se trata pues de un fracaso polìtico del gobierno y de los aparatos.
Estamos frente a un gobierno débil y el presidente anda sobre un hilo. Segun los sondeos unánimes, el 70% de la poblaciòn piensa que se trata de una reforma injusta y Sarkozy recoge porcentajes de rechazos como nunca se vio en la V República.
Recordémoslo. En el 2005 la movilizaciòn de los militantes y de los asalariados contra el Tratado Constitucional Europeo forzó al aparato de la CGT a pronunciarse a favor del NO y de ahí la victoria contra los partidarios del SÍ. En el caso presente, la movilización política es de un nivel superior porque se trata de la lucha de clases directa. Son los militantes los que han conseguido este resultado. Es un éxito de los militantes. Ahora la situación puede «basculer» (dar un vuelco), pero aún no lo ha conseguido.
La huelga general se construye, se forja
Es producto de un clima y es democrática o no es. Millones de asalariados se plantean el problema de cómo ganar y así pues de la entrada en huelga. Más del 60% de los asalariados se pronuncian en los sondeos a favor de una huelga prolongada contra la reforma Sarkozy. Pero hasta ahora no lo han hecho. No han girado ni desbordado realmente a los aparatos.
Los aparatos están, en este contexto, con la capacidad de traicionar abiertamente, como lo hicieron por ejemplo en el 2003 (reforma de las jubilaciones del sector pùblico). Chérèque de la CFDT con pérdidas de sectores enteros de militantes, o como lo hizo en el 2007 Thibault de la CGT, con la reforma de los regímenes especiales de jubilaciones de los trabajadores de transporte, ferrocarriles y metro) . Con un presidente quemado y con una burguesìa que está buscando otra solución, Chérèque elabora una salida neocorporativista política y social, con la futura candidata presidencias del Partido Socialista para las elecciones del 2012, Martine Aubry. Están redactando una reforma de las jubilaciones que transforma aquella en un simple puesto del presupuesto del Estado.
Por todo ello, los aparatos han aflojado un poco de presión y modificado su dispositivo de contenciòn del movimiento: «que decidan los militantes, es decir tú, en tu taller, tienes que decidir entrar en la lucha para vencer a Sarkozy.» Pero ¿acaso los sindicatos no fueron construidos para superar el estado de atomizaciòn en el que están los asalariados? Muchas asambleas de base exigen una consigna clara a favor de la huelga general de parte de las confederaciones sindicales.
Al mismo tiempo, el número de convocatorias a asambleas (para decidir la huelga «reconducible»), por dispersas que sean, crean al final un efecto cumulativo, que puede contribuir a cambiar el clima.
Los militantes pelean, entran en huelgas parciales, sectores son fuertes como las refinerías, y los puertos. Falta la entrada de sectores significativos para modificar completamente el clima, por ejemplo grandes empresas metalúrgicas, o los transportes, aunque la dinámica en las refinerías puede provocar reacciones radicales. Hay intentos de construcciones interprofesionales. Los que participan por el momento son sólo nucleos militantes. Tampoco hay que pensar en «los militantes» como en un ente homogéneo. Muchas actividades se realizan de manera muy dispersa, con un montón de pequeñas iniciativas que no dejan el tiempo de pensar, de analizar, de intercambiar. Hay a veces un activismo disperso contraproducente y… que los aparatos favorecen muchas veces porque pueden obstaculizar la reflexiòn en el movimiento. A veces, incluso, no dudan en lanzar ciertos golpes radicales de manera aislada. Estamos en un río de iniciativas, complejo, donde se mezclan las contradicciones, pero cuyo eje es la interpelación: ¿cómo vencer a Sarkozy?
Los jóvenes entran en el movimiento
Las manifestaciones de este sábado fueron masivas, con la presencia reforzada de los jóvenes de los Institutos… y de estudiantes que comienzan a movilizarse (sólo han vuelto a las clases hace 15 días y de momento las asambleas estudiantiles son muy minoritarias).
El impetu de las columnas de jóvenes, su movilidad y alegría, es lo que contagia a las manifestaciones desde el 12 de octubre: por más que hayan votando los artículos de la contrarreforma en el Senado, igual nos manifestamos. Lo importante es estar allí y gritar juntos, reforzando nuestra cohesión, la comprensión de nuestros intereses comunes.
Es así como se reconstruye la conciencia. Cada vez más los gritos de «retirada del proyecto «que las combativas columnas del sindicato SUD-Solidaire lanzan desde el principio, van ganando en fuerza. Los aparatos sindicales burocraticos se niegan, hasta ahora, a levantar esa consigna, limitándose a reclamar una negociación para «mejorar» el proyecto Sarkozy. De la misma manera el «todos juntos , todos juntos, huelga general» va ganando adeptos. Los manifestantes se disputan el billete de 500 euros con la cabeza de Sarkozy y Woerth con la consigna «Dehors! (Fuera)… porque lo roban bien», editado por el Nuevo Partido Anticapitalista.
De hecho, los jóvenes entran en el movimiento por varias vías: porque en su casa han hablado con sus padres de la reforma y porque tienen el sentimiento de un horizonte oscuro, precario, de una sociedad injusta. Porque no soportan al gobierno. Muchos establecen el lazo entre el rechazo de esta reforma, que provocará más desempelo juvenil aún, y el rechazo al gobierno, el cual, en sí mismo, cualquiera sean sus iniciativas, se ha transformado en un factor de movilización.
Jean Puyade es militante del Nuevo Partido Anticapitalista (NPA).