La Eurocámara se aferró ayer a los vuelos en primera clase y a las dietas, prebendas las que no están dispuestos a renunciar pese a exigir austeridad a los 27 países miembros de la Unión Europea. 402 eurodiputados (de los 736 de la institución) votaron en contra de una enmienda del grupo Izquierda Unitaria y […]
La Eurocámara se aferró ayer a los vuelos en primera clase y a las dietas, prebendas las que no están dispuestos a renunciar pese a exigir austeridad a los 27 países miembros de la Unión Europea. 402 eurodiputados (de los 736 de la institución) votaron en contra de una enmienda del grupo Izquierda Unitaria y los Verdes, que pedía comprar «billetes de avión en clase turista para los vuelos de duración inferior a cuatro horas».
A favor de reducir los vuelos en primera se mostraron 216 eurodiputados, entre ellos Raül Romeva (ICV-Verds), Oriol Junqueras (ERC), Ramón Tremosa (CiU) y Rosa Estaràs (PP). En contra, la mayor parte de los grupos popular y socialista europeos, comenzando por sus responsables españoles, Jaime Mayor Oreja y Juan Fernando López Aguilar, así como Francisco Sosa Wagner (UPyD) .
No obstante, el secretario general de los socialistas españoles, Enrique Guerrero, aseguró que el voto a favor de los vuelos en primera clase se debió a «un despiste» que será corregido hoy con el cambio en el sentido del voto.
Cascada de rectificaciones
«No fuimos conscientes de la enmienda, se nos pasó y cambiaremos nuestro voto a abstención», insistió Guerrero. «Parece que la enmienda estaba mal planteada, en el contexto de un informe no vinculante y que debían abstenerse, en realidad» , se excusó en Twitter la secretaria de Política Internacional y Cooperación del PSOE, Elena Valenciano. UPyD también se mostró dispuesto a rectificar.
En la votación de ayer, la única socialista que se abstuvo fue la catalana María Badía, al igual que Izaskun Bilbao (PNV). Mientras, Willy Meyer, del grupo parlamentario autor de la enmienda, no votó al estar «en un acto de precampaña» en España, según fuentes de su equipo.
Además, una mayoría de los eurodiputados tumbó también la congelación de las dietas para 2012 y votó en contra de la eliminación de las dietas redundantes que pueden cobrar los europarlamentarios los días en los que se desplazan al pleno, si bien la mayoría de los socialistas españoles se abstuvo en este apartado .
El voto de estas enmiendas se inscribió en la primera toma de posición de la Eurocámara cara a la negociación de los Presupuestos de la Unión Europea para 2012. Enfrente tendrán a los 27 gobiernos de la UE, afanados en la reducción del déficit a través de recortes sociales en sueldos de funcionarios y pensiones.
Según el informe aprobado ayer, el presupuesto de la UE debe crecer en 2012 en un 2,3%. La cifra, que será difícil de aceptar para unos gobiernos que hace meses pidieron austeridad también a la UE, se sitúa lejos del 5,9% exigido el año pasado y frustrado por una coalición de países encabezada por David Cameron, el primer ministro británico.
Según Romeva, ajustarse el cinturón parlamentario es una manera de «luchar por tener los pies en el suelo». Sin embargo, la mayoría de sus colegas parecieron no compartirlo, al votar en contra de enmiendas que reivindicaban que «el ahorro en el Parlamento debe empezar por sus propios miembros».
Además de rechazar la congelación de su sueldo, los eurodiputados han aumentado recientemente la dotación para sus asistentes. El mes pasado, la Eurocámara acordó aumentar en 1.500 euros la asignación para sus equipos, que roza los 20.000 euros al mes.
Menos viajes a Estrasburgo
El único recorte aprobado ayer, contestado por el Gobierno de Francia, fue el de suprimir una de sus reuniones en el pleno de Estrasburgo. Habitualmente se celebra una al mes, a cientos de kilómetros de Bruselas, indiscutible hogar de las instituciones comunitarias y cosede de la Eurocámara, desde donde parten miles de funcionarios y documentos rumbo a la ciudad alsaciana.