Traducción por S. Seguí
«George Papandreu no se vende, se alquila. Vende las empresas públicas a las multinacionales, reduce los salarios, las pensiones y el empleo a instancias del FMI.; entrega las arcas públicas a los bancos europeos y apoya la guerra de la OTAN contra Libia; y da instrucciones a los guardacostas griegos para hacer cumplir el bloqueo de Gaza impuesto por Netanyahu.»
Palabras de un manifestante en la plaza Syntagma de Atenas. 3 de julio de 2011
Introducción
Un gobierno griego que se autotitula socialista está imponiendo, mediante votos y porras, el más drástico retroceso en materia de salarios, pensiones, empleo, educación, salud e impuestos en la historia de Europa Occidental.
El Movimiento Socialista Panhelénico (PASOK) ha renunciado a toda pretensión de constituir un gobierno soberano y ha entregado su facultad de elaboración de políticas -presentes y futuras; macro y micro- a los banqueros de Europa central, al FMI y a las potencias en el seno de la Unión Europea (Alemania, Francia). La llamada «austeridad« incluye el saqueo y la subasta de todas las empresas públicas lucrativas y todos los terrenos de propiedad pública en sitios históricos y recreativos. Nunca ningún régimen, socialista o no, ha devuelto de forma tan descarada y brutal un país independiente a la forma más pura de dominio colonial.
La vía parlamentaria hacia el pillaje colonial
El gran salto atrás de Grecia ha tenido lugar bajo la dirección de un primer ministro calificado de socialista (George Papandreu), ha sido respaldado por la gran mayoría (97%) de los parlamentarios socialistas y por todo el gabinete socialista, con menos de 4% de deserciones.
Mientras el Parlamento debate y vota la degradación de la soberanía del país y el empobrecimiento del pueblo, cientos de miles de personas se manifiestan en calles y plazas. Los líderes electos y los legisladores del PASOK no prestan oído a las protestas y atienden únicamente a las directivas del primer ministro y los dirigentes del partido que éste ha nombrado. La política parlamentaria está clara y totalmente aislada de la gente que se supone que representa.
¿Qué clase de gobierno es capaz de un rechazo tan evidente de la voluntad popular? ¿Qué clase de legisladores son éstos, capaces de rebajar de forma sistemática el nivel de vida los últimos tres años y los próximos diez años?
El PASOK siempre fue siempre un partido clientelista, no un partido con un programa de cambio. Desde su primera victoria electoral en 1981, ha ofrecido a su electorado puestos de trabajo en el sector público, créditos, préstamos y favores. A principios de la década de 1980, la contratación de nuevos funcionarios públicos fue una supuesta manera de poner en práctica las reformas socio-económicas, que los burócratas públicos de la derecha estarían saboteando. Pero a medida que el impulso reformista perdía fuelle, los puestos de trabajo seguían multiplicándose, como parte de un proceso de construcción de una maquinaria electoral a gran escala.
Miles de graduados universitarios subempleados, con capacidad de organización, llenaron las oficinas del Partido y con el tiempo se aseguraron un puesto permanente en una burocracia pública hinchada, contribuyendo a asegurar los votos para los candidatos del PASOK, siguiendo las prácticas del partido de la derecha, Nueva Democracia. El sector público se convirtió en la principal oficina de empleo por varias razones: la mayoría de los empleados públicos tenían más de un puesto de trabajo, algunos hasta cuatro y cinco, incluyendo empleos autónomos y en la economía informal. En segundo lugar, el llamado sector privado nunca desarrolló en Grecia una capacidad de crecimiento, inversión, innovación, aplicaciones tecnológicas, competencia y creación de nuevos mercados. La mayoría de los empresarios griegos dependía de los vínculos políticos con el partido en el Gobierno para conseguir préstamos para proyectos que nunca se materializaron: los créditos se utilizaron para importar bienes de capital de la Unión Europea y los préstamos para importar productos de consumo.
La entrada en la Unión Europea (UE) supuso para el PASOK y la derecha enormes transferencias de capital y préstamos, supuestamente para modernizar la economía y hacerla competitiva. A cambio, Grecia redujo sus barreras arancelarias, y los productos de la UE inundaron el mercado local. Los fondos comunitarios financiaron la maquinaria clientelar del PASOK; las empresas privadas tomaban prestados fondos de la UE y pasaban su cobro al Estado, con ayuda de políticos cómplices. Los profesionales y la clase media conseguían crédito fácil para adquirir caros productos de importación. Los economistas del régimen y los políticos cocinaban los libros de contabilidad, gracias a lo cual salía un crecimiento positivo y se ocultaban pasivos. Todo estaba hipotecado. Los bancos europeos cobraban sus intereses y los fabricantes europeos occidentales exportaban bienes de consumo. Según los expertos, Grecia se había integrado en la Unión Europea, aunque, por desgracia, lo había hecho a base de diferenciarse cada vez más de sus socios dominantes.
El PASOK se constituyó en torno a un electorado de elite y de masas que no pagaba impuestos, sino que se beneficiaba y dependía de las dádivas del Estado. Los multimillonarios armadores de buques evitaban los impuestos al operar con pabellón extranjero -de Panamá, generalmente-, aunque se avenían a contratar capitanes griegos y contribuir a las arcas del partido. Profesionales, abogados, médicos y arquitectos apenas declaraban ingresos y cobraban en efectivo por debajo de la mesa ingresos no declarados, muy superiores a cualquier salario. Los líderes de negocios, los especuladores inmobiliarios, los banqueros y los importadores realizaban contribuciones a los dirigentes del Partido a fin de obtener reducciones de impuestos y obtener préstamos de la UE, que se reciclaban en propiedades turísticas y cuentas en el extranjero. Lo que aparentaba ser una élite política y empresarial era, de hecho, una organizada red de kleptócratas. Saqueaban la hacienda pública y pasaban a los asalariados la cuenta, ya que sólo éstos sufrían deducciones de impuestos de sus nóminas con carácter obligatorio. Grecia es el peor país del mundo para un trabajador asalariado, ya que es el único sector que está gravado y explotado.
Grecia es un país de trabajadores por cuenta propia, de pequeñas empresas y pequeños agricultores independientes -algunos de los cuales arriendan tierras a profesionales urbanos-, pequeños propietarios de hoteles turísticos y propietarios de restaurantes. La gran mayoría de ellos paga sólo una pequeña fracción de sus impuestos, a la vez que exige todos los servicios públicos. Son parte del aparato clientelar del PASOK, en su mayoría beneficiarios de créditos y préstamos no regulados que se utilizaron para aumentar los ingresos personales en vez de incrementar la productividad.
Los préstamos de la UE financiaron la modernización del nivel de vida de los griegos, el aumento de la importación de electrodomésticos y automóviles alemánes, queso feta danés y francés (sustituyendo por importaciones baratas los productos locales). En otras palabras, Europa capturó los mercados griegos, aumentando su déficit comercial, mientras que la burocracia se convertía en el empleador de última instancia. Estas prácticas y sus relaciones con la UE permitieron al PASOK mantener una sólida base clientelar de empresarios kleptócratas, pequeños evasores de impuestos y nuevas capas de funcionarios del Estado.
Al mismo tiempo, la UE compró el sometimiento político-militar de Grecia, y este país apoyó las guerras de Afganistán, Iraq, Libia y Pakistán. Especialmente bajo George Papandreu, el servilismo del PASOK ante Israel y sus aliados sionistas estadounidenses superó el de todos los regímenes anteriores.
Y las deudas llegan a su vencimiento…
Los kleptócratas públicos y privados griegos falsificaron las cuentas nacionales, convirtiendo un déficit creciente en un superávit positivo. Hasta que el sistema se desplomó. Los bancos de la UE presentaron la cuenta y exigieron su pago. El Estado y la clase capitalista griegos, ya con el PASOK en el poder, proclamaron inmediatamente un programa de austeridad y reformas fiscales. De hecho, sólo harían cumplir la primera, ya que no pretendían perjudicar a su élite y su base electoral evasoras de impuestos.
Se impusieron y ejecutaron recortes masivos de salarios, pensiones y puestos de trabajo. Los legisladores del PASOK acataron estas medidas, ya que sus inflados salarios, pensiones, ventajas y gratificaciones dependen de su sumisión al primer ministro, quien a su vez depende de los banqueros imperialistas y los burgueses kleptócratas. La existencia del PASOK como partido político depende del flujo de préstamos, rescates y privatizaciones para mantener a sus clientes, en un revelador ejemplo de partido autoritario: arrastrarse a los pies de los banqueros y los líderes de la UE mientras estrangula a millones de pobres pensionistas y trabajadores asalariados griegos. La base clientelar del PASOK, fundamentalmente evasora de impuestos, apenas se ve afectada por las reformas fiscales. De hecho, los ingresos fiscales se han reducido debido a la profunda recesión y fraude fiscal.
A medida que el régimen del PASOK profundiza y extiende el ataque despiadado contra los salarios y se multiplica la resistencia popular, los jóvenes desempleados (55%) se han vuelto más desesperados y beligerantes contra el Gobierno, cada vez más represivo y propenso al uso de la violencia.
Totalmente comprometidos con la pulverización de las remuneraciones de los trabajadores, el PASOK acordó literalmente permitir a la UE y el FMI supervisar, tasar y vender el patrimonio público en su totalidad. En otras palabras, el pago de la deuda se ha convertido en la palanca para la transferencia de soberanía a los países imperiales y para maximizar la extracción de riqueza de los trabajadores. Lo que queda del Estado griego son los policías y militares que tienen por tarea imponer por la fuerza el nuevo orden imperial a la mayoría de los explotados y empobrecidos.
En medio de este giro catastrófico de acontecimientos, pillaje y pobreza, los legisladores del PASOK resisten. Siguen contando con la base popular del 25% de trabajadores autónomos, banqueros, consultores y evasores de impuestos para seguir respaldando la régimen, ya que todos ellos se encuentran escasamente afectados por la liquidación.
El rescate permitirá a los legisladores del PASOK cobrar sus lucrativas pensiones en caso de que los echen del poder, y a los trabajadores autónomos y los profesionales continuar sacando provecho de las rentas turísticas no gravadas y los ingresos de la propiedad, aun cuando sus clientes locales se empobrezcan. El PASOK, Papandreu y su camarilla han demostrado que la política electoral es compatible con la entrega más abyecta de la soberanía, con la represión constante y salvaje de la mayoría de la población activa y con una profunda y persistente reducción del nivel de vida. La experiencia griega demuestra una vez más que, ante el colapso del sistema capitalista, las diferencias entre conservadores y socialdemócratas se desvanecen. Las libertades democráticas existen sólo en la medida en que la mayoría se somete al dominio de las potencias imperialistas y sus kleptócratas colaboradores locales.
Sin duda, habrá nuevas elecciones aunque se hunda el nivel de vida, aumente el pago de la deuda y el país sea despojado de todos sus activos, y es probable que el PASOK pierda el Gobierno. Pero, sus adversarios conservadores simplemente seguirán su ejemplo como agentes de policía y cobradores de deudas.
Para la gran mayoría de los griegos, no hay futuro ni solución en una situación como la actual de protestas callejeras y política parlamentaria, en la que esta última hace caso omiso de aquéllas. Este impasse plantea la cuestión de qué tipo de acción extraparlamentaria es necesaria y posible para poner fin al gobierno de facto de los poderes imperiales y sus kleptócratas colaboradores.
James Petras, es profesor emérito de la Cátedra Bartle de Sociología de la Universidad de Binghamton, Nueva York.
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