Traducción: Fernando Juan-Ramón
Grecia es el primer caso donde la resistencia de la moneda única Europea ha sido puesta a prueba. Es un hecho históricamente comprobado que una crisis bancaria es seguida por un aumento pronunciado de la deuda pública, tanto por el apoyo financiero que recibe el sector bancario, como por la caída del PIB, debido a la recesión que se instaura. Aunque Grecia no tenía una crisis bancaria de la magnitud de los otros estados miembros de la Unión Europea, sus finanzas públicas fueron golpeadas en forma dura por la recesión causada por la crisis financiera global. Esto, unido a su endeble mecanismo de recaudación de impuestos, y su prominente gasto público (en despilfarros militares, los Juegos Olímpicos, etc.) han dado lugar a un gran aumento, tanto en su déficit público como en su deuda.
Contrariamente a lo que dicen algunos medios de difusión, los trabajadores de Grecia laboran más horas que en Alemania (un promedio de 2.161 horas anuales por trabajador en el 2009, en comparación con 1.382 horas anuales en Alemania). Por otra parte, la productividad laboral por hora aumentó más del doble en Grecia comparada con la de Alemania en los 10 años desde que el euro fue introducido (26,3% en Grecia, frente al 11,6% en Alemania).
Esta es la raíz del problema de los llamados «desequilibrios comerciales» en la Unión Europea, en el que algunos países, como Alemania, los salarios han estado más reprimidos comparados con los países de Europa del Sur. De esta manera, Alemania pudo acumular un superávit comercial, o costa de, y que se refleja en el déficit comercial de sus socios en el sur de Europa, como Italia y Grecia.
Por el otro lado, el ingreso promedio per cápita de la población en Grecia nunca lleg ó la de la primera Unión Europea, la unión de los quince UE-15, mientras que en el último año, ha disminuido ha un nivel muy por debajo del de 1980, cuando se convirtió en miembro de pleno derecho de la UE1! Así, mientras los Griegos han trabajado afanosamente, sus ingresos sólo aumentaron lentamente a la media de la UE.
Los «rescates» financieros facilitados por la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional no resuelven el problema del sobre endeudamiento. De hecho, la empeoran. Esto se debe a que las medidas de austeridad con las cuales esta vinculada no hacen más que intensificar la recesión de la economía Griega. Mientras que el PIB se está reduciendo, la proporción tanto del déficit público como el de la deuda se incrementan. Además, la especulación en curso contra los Bonos del gobierno Griego no hace más que aumentar la tasa de interés, y por lo tanto la carga de la deuda. La falta de regulación de actores financieros tales como las Agencias de Calificación Crediticia y los Fondos de Inversión Libre (Hedge Funds) solamente empeora el problema.
1 Un año después de la ejecución del primer «rescate» financiero y del paquete de austeridad, el estándar de vida y el salario de un sector amplio de la sociedad Griega se ha reducido dramáticamente, mientras que no hay perspectivas de mejoras en el futuro previsible. Los más afectados son las pequeñas empresas, que forman la columna vertebral de la economía Griega, los pensionados, y los jóvenes, quienes están emigrando en masa en busca de un futuro. En estas condiciones, no es difícil de entender por qué los Griegos están no sólo indignados, pero muy enojados con los dirigentes políticos de los dos partidos gobernantes, quienes les ocultaron la verdad y quienes todavía no han captado la profundidad de los problemas de la economía y el futuro de la sociedad Griega.
La forma en que la Unión Europea ha manejado la llamada «crisis Griega» he empeorado las cosas. No sólo ha habido una falta de comprensión de la naturaleza de la crisis y los peligros que implica para la Eurozona en general, pero también ha habido confusión sobre como resolver la crisis.
A pesar de sus características «griegas», esta crisis es una prueba de la resistencia del euro en un mundo de finanzas globales, en un momento de crisis. La arquitectura actual de la zona euro expone a sus miembros a los ataques especulativos de los mercados financieros, sin embargo esta no provee una política de gestión de la crisis. Se necesita una visión Europea clara y una gran voluntad política para convertir la actual zona de unidad monetaria en una verdadera unión económica y política. Por desgracia, nada menos que esto va dar resultados. Esto es lo que la experiencia de Grecia y de otros países que han seguidos sus pasos han demostrado.
Por último, la difícil situación del pueblo Griego no termina aquí. La deuda pública Griega es insostenible. Por lo tanto, tendrá que ser reestructurada, o bien puede haber un default caótico. Por fin, el Consejo Europeo parece reconocer este hecho. Sin embargo, se teme que las medidas propuestas el 24 de junio – una reestructuración voluntaria y el apoyo de los Fondos Estructurales – son demasiado poco y llegan demasiado tarde. La zona del euro, y de hecho el proyecto de integración europea esta en un momento decisivo. Ya sea que la integración tiene que profundizarse a fin de resolver los problemas actuales, o la Unión Europea corre el riesgo de desintegrarse.
Marica Frangakis es una economista asociada con el Transnational Institute, un miembro del Grupo del Euro-Memorandum, y es también miembro de ATTAC Hellas.