Traducción Susana Merino
La Cumbre de la zona euro reunida el 21 de julio en Bruselas elaboró un nuevo y enésimo «plan de salvataje» para Grecia. Además del bloqueo de nuevos préstamos a corto plazo para Grecia, este plan incluye una importante novedad: el Fondo europeo de estabilidad financiera podrá ser autorizado a comprar obligaciones griegas, irlandesas y portuguesas en el mercado secundario. En suma, los Estados y por lo tanto los contribuyentes europeos posibilitarán a los bancos desembarazarse de esos títulos considerados «basura» puesto que los países deudores se encaminan al default de esa deuda.
El Banco central europeo el único hasta ahora capaz de poder librar a los bancos de sus créditos dudosos, exigía que la Unión europea tomara el relevo: fue complacido. Se trata por consiguiente de una nueva etapa de socialización de las pérdidas, de las que teóricamente los bancos europeos debieran haberse hecho cargo por haberles prestado irresponsablemente a países sobreendeudados. Una socialización anticipada, diferente a la del 2008/09: brillante manera de sacar lecciones de la crisis financiera, dado que actualmente los Estados libran a los bancos de sus pérdidas aún antes de que se produzcan!
El acuerdo europeo prevé ciertamente una «participación voluntaria» de los bancos privados a través de una renovación de los préstamos, de un reescalonamiento (prolongación de los plazos del préstamo) o una readquisición. Pero los especuladores no se han equivocado: este «default» selectivo y voluntario no les costará caro a los bancos, cuyas acciones subieron el jueves espectacularmente en París. Londres. Milán, Frankfurt…Así saludan los pirómanos el plan contra incendios de la zona euro.
Además el acuerdo posibilita cierto alivio al peso de la deuda de los países atacados por los mercados, con una prorroga de los plazos del préstamo (en por lo menos 15 años) y una disminución en un punto (de 4,% a 3,5%) de la tasa de interés aceptada por el Fondo de estabilidad financiera a Irlanda, Portugal y Grecia. Se trata de un «default selectivo» que solo les costará a los contribuyentes europeos. Los dirigentes europeos toman así nota del fracaso de la línea dura consistente en castigar a los países en dificultades con condiciones draconianas de crédito. Grecia especialmente se estaba sumergiendo en una crisis sin salida y era necesario suavizar un poco ese tratamiento de «shock».
Sin embargo los jefes de Estado y del gobierno europeo reiteran su compromiso para con una austeridad sin fracasos: convocando a la pronta aprobación por parte del Parlamento europeo del «Pacto por el euro-plus» y exigen explícitamente «volver en el 2013 a los déficit públicos inferiores al 3%» . Esto significa un enfoque draconiano sobre las finanzas públicas, especialmente para Francia adonde el déficit supera todavía el 6%.
La cumbre de la zona euro ha confirmado en consecuencia la elección política de los dirigentes europeos: hacer pagar a los contribuyentes y a los pueblos europeos el costo de la crisis a través del Fondo europeo de estabilidad financiera (FESF) y los planes de hiper-austeridad. Nosotros exigimos por el contrario que se ponga fin a la dictadura de los bancos y de los mercados financieros. La verdadera solución de la crisis del euro pasa por detener los planes de austeridad y la anulación parcial de las deudas, de las reformas fiscales y revertir el sistema de regalos que se les vienen haciendo a las empresas y a los ricos desde hace veinte años, la posibilidad otorgada al Banco central europeo de otorgar directamente préstamos a los estados miembros, la estricta regulación y la contribución impositiva de los mercados financieros.
Attac Francia propone a todas las fuerzas sociales inspirarse en las iniciativas de los «indignados» para poner a la democracia en el orden del día. En Europa queremos juntos decidir sobre nuestras vidas. Attac propone por lo tanto la puesta en marcha de un Comité de auditoría ciudadana sobre la deuda pública para debatir sobre el origen de esa deuda pública, trabajar sobre alternativas a los planes de austeridad, evaluar quién debe pagar esa deuda y hasta donde es realmente legítima. Rechazamos la socialización de las pérdidas bancarias y la de los fondos de inversión: son sus accionistas los que deben soportar el costo de las necesarias reestructuraciones y las denuncias de las deudas públicas de Europa.