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Nicaragua

Pueblo indígena conserva reserva de biosfera

Fuentes: Noticias Aliadas

La Reserva de la Biosfera Bosawas, en la frontera con Honduras, tiene una cobertura de 20,065 km² (15% del total del país) y comparte su territorio con seis municipios de la Región Autónoma del Atlántico Norte (RAAN y el norteño departamento de Jinotega. Bosawas, aunque es poco conocida, está calificada como una de las áreas […]

La Reserva de la Biosfera Bosawas, en la frontera con Honduras, tiene una cobertura de 20,065 km² (15% del total del país) y comparte su territorio con seis municipios de la Región Autónoma del Atlántico Norte (RAAN y el norteño departamento de Jinotega.

Bosawas, aunque es poco conocida, está calificada como una de las áreas protegidas más grandes dentro del Corredor Biológico Mesoamericano, y en 1997 fue declarada reserva de biosfera por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).

«Su creación es con la finalidad de promover y demostrar una relación equilibrada entre los seres humanos y la biosfera», dice la declaración; sin embargo, a la fecha ha sufrido una pérdida del 20% del área núcleo y 60% de la zona de amortiguamiento, según Eduard Müller, vicepresidente para México, Centroamérica y Caribe Hispano de la Comisión Mundial de Áreas Protegidas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).

Dentro de estas áreas se encuentran zonas de ecosistemas terrestres, costeros o una combinación de éstos. La reserva forma parte del Sistema Nacional de Áreas Protegidas de Nicaragua y la componen la zona núcleo de 8,000 km² de cobertura boscosa, la zona tampón o de amortiguamiento de 2,000 km² de cobertura boscosa, y la zona de transición de 3,400 km² de áreas alteradas con parches pequeños y fragmentados de bosques.

Invasión de colonos

El pueblo indígena mayangna, que según sus líderes suma en total 25,000 personas tiene, a pesar de ser el grupo étnico más pequeño de la zona, el 80% de su territorio situado en el área núcleo de la reserva.

Recientemente Bosawas ha sido noticia por las denuncias constantes de los mayangnas sobre la tala indiscriminada en sus tierras por colonos mestizos en la zona núcleo, compra de tierras por terratenientes en el área de amortiguamiento, alquiler de grandes hectáreas como pasto a ganaderos hondureños en tierras de la RAAN, tráfico de madera de parte de negociantes mestizos, y recientemente el asentamiento de narcotraficantes, quienes usan el territorio en alianza con los campesinos mestizos como zona de aterrizaje.

«El principal problema que enfrentamos los indígenas es la violencia con que actúan los colonos mestizos que se asientan en nuestro territorio. Cada año despalan [talan] extensas áreas de la reserva, lo que afecta nuestra propuesta de cuido y manejo del bosque con nuestras prácticas ancestrales», afirmó López. «Además, están armados y se están involucrando con las actividades del narcotráfico».

La zona de Bosawas fue territorio exclusivo de los mayangnas hasta el siglo XIX, cuando empezaron a sufrir el acoso de otros pueblos que sucesivamente invadieron el territorio, entre ellos los miskitus, el grupo indígena más grande de Nicaragua, con más de 100,000 habitantes, según el gubernamental Instituto Nacional de Información de Desarrollo.

Producto de las constantes denuncias de los indígenas sobre la destrucción del bosque y en respuesta a esta problemática, en el 2008 el gobierno creó los Gobiernos Territoriales Indígenas para desarrollar lo que se denomina Régimen Especial de Desarrollo y «revertir la exclusión histórica a que han estado sometidos los pueblos indígenas miskitus y mayangnas de la cuenca del Alto Wangki y Bokay que integra a los territorios Miskitu Indian Tasbaika Kum, Mayangna Sauni Bu y Kipla Sait Tasbaika, compuesto por 48 comunidades indígenas y más de 30,000 habitantes».

Parte de la propuesta de los gobiernos indígenas para conservar la reserva incluye «exigir a los colonos asentados tanto en la zona núcleo y de amortiguamiento que reforesten el área y la capacitación a los guardacostas, en su mayoría mayangnas». Los guardacostas con limitados recursos tienen la responsabilidad de cuidar esta extensa zona de difícil acceso y agitada por la respuesta violenta de los campesinos mestizos.

Los líderes indígenas se quejan de que la visión de protección del bosque de parte de las instancias gubernamentales y de grupos defensores del medio ambiente es meramente ecológica y que no incluye la relación intrínseca que existe entre los mayangnas y Bosawas, quienes a pesar de la marginación, exclusión y abandono del que han sido víctimas han cuidado su hábitat boscoso con una suerte de cosmovisión que integra su vida a la de los animales, aguas, cerros y árboles de la reserva.

«Todos los mayangnas del territorio de Bosawas estamos en la lucha por la defensa, pero desde nuestra cosmovisión. Muchos dicen apoyar, pero desde varios sistemas, ejemplo, el Ministerio del Ambiente y los Recursos Naturales (MARENA) y otras instituciones y organismos no gubernamentales, lo hacen como medios de vida, y en algunos momentos hasta sostienen posiciones contra los mismos intereses de nosotros», expresó a Noticias Aliadas Murphy Almendares, investigador mayangna.

Prácticas ancestrales en riesgo

Desde siempre, los indígenas mayangnas han sido víctimas de guerras intestinas provocadas por los miskitus quienes, según algunos historiadores, fueron despojando de sus tierras a los primeros, lo que provocó que se internaran en las espesas selvas de Bosawas y gracias a sus prácticas la reserva se conservara hasta épocas recientes.

«Tanto los mestizos como los miskitus están alterando nuestro ecosistema por el despale unos y por la práctica de caza de animales en peligro de extinción de parte de los miskitus», afirma López.

Asimismo, los líderes mayangnas se quejan de que los miskitus, aunque no habiten la zona núcleo, quedaron en mayoría en las juntas directivas de los Gobiernos Indígenas Territoriales, por lo que están «planteando ampararse en la ley 445 y crear su propio gobierno únicamente para la nación mayangna».

La Ley 445 de Régimen de Propiedad de los Pueblos Indígenas y Comunidades Étnicas de las Regiones Autónomas de la Costa Atlántica de Nicaragua y de los ríos Bocay, Coco, Indio y Maíz «garantiza a los pueblos indígenas y comunidades étnicas, el pleno reconocimiento de los derechos de uso, administración y manejo de las tierras tradicionales y sus recursos naturales, lo cual configura al régimen administrativo de los pueblos indígenas y comunidades étnicas, como la unidad base política y administrativa, diferenciándolo del resto del país».

De ahí que los miembros mayangnas de los Gobiernos Indígenas, representados por López en una reunión ordinaria de los gobiernos indígenas en Managua el pasado 8 de setiembre, expresaran a Noticias Aliadas que «nosotros los mayangnas de Nicaragua existimos desde tiempo ancestrales pero hemos estado marginados por los gobiernos centrales. Con la ley 445 y en base a la Declaración Universal sobre los Derechos Indígenas y nuestros derechos ancestrales, queremos que entiendan que estamos cuidando nuestras aguas, nuestros bosques, animales, para nosotros, el país y Centroamérica».

«En Nicaragua se perdieron todos los bosques; por eso creemos que sólo los indígenas estamos cuidando lo que queda de nuestros bosques. Demandamos apoyo para los planes de reforestación de Bosawas, necesitamos un foro permanente a nivel nacional e internacional para capacitar sobre las leyes y los derechos de los pueblos indígenas sobre el cuido de la reserva de biosfera, también buscamos alternativas para intercambio de experiencias con otros indígenas de otros países, a fin de fortalecer nuestros derechos y la protección de la naturaleza», concluye López.

Fuente: http://www.noticiasaliadas.org/articles.asp?art=6458