El ex presidente Arnoldo Alemán (1997-2001) se presenta ante los medios de comunicación con una amplia sonrisa. La mirada juguetona de siempre, acompañada por un fuerte apretón de manos y una vigorosa palmada en la espalda, indica que las encuestas que muestran al presidente Daniel Ortega como seguro ganador de los comicios nicaragüenses que se […]
El ex presidente Arnoldo Alemán (1997-2001) se presenta ante los medios de comunicación con una amplia sonrisa. La mirada juguetona de siempre, acompañada por un fuerte apretón de manos y una vigorosa palmada en la espalda, indica que las encuestas que muestran al presidente Daniel Ortega como seguro ganador de los comicios nicaragüenses que se realizarán este domingo (6/11), no le quitan el sueño.
Las diferentes empresas encuestadoras coinciden en colocar a Alemán y la Alianza PLC-PC (Partido Liberal Constitucionalista-Partido Conservador) en tercer lugar, detrás de Fabio Gadea Mantilla, octogenario candidato de la Alianza PLI (Partido Liberal Independiente), y a mucha distancia del líder sandinista. Los otros dos candidatos de oposición, de la ALN (Alianza Liberal Nicaragüense) y APRE (Alianza por la República), no llegan siquiera al 1 por ciento de las intenciones de voto.
«¿No vieron cuánta gente había en nuestro cierre de campaña? No hay que creerles a estas empresas encuestadoras. Son las mismas que se equivocaron en todas las elecciones anteriores. El 6 de noviembre va a salir el güegüense y vamos a ganar», dijo seguro el ex presidente, refiriéndose al personaje del folklor nicaragüense que, para burlarse del poder, nunca dice públicamente lo que de verdad piensa.
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En su plan de gobierno, el candidato prometió crear un millón de empleos y devolverle al país la institucionalidad, que, según él, fue quebrada por el actual presidente nicaragüense. Sin embargo, su pasado reciente parece entrar en choque con estas pretensiones.
Ya han pasado diez años desde que Alemán dejó el sillón presidencial y entró en la etapa más difícil de su vida. Fue acusado en tres países diferentes de un sinnúmero de delitos relacionados con el cargo que había desempeñado, le embargaron cuentas bancarias y propiedades y hasta fue a parar a la cárcel.
A pesar de perder el apoyo de una parte del partido y de amplios sectores de la sociedad que lo habían apoyado en el pasado, Alemán nunca dejó de manejar los hilos de la política y de su partido. Siempre se declaró inocente y víctima de un complot. Finalmente, logró ser absuelto de todos los cargos.
Para muchos analistas, la sentencia de inocencia emitida por la máxima autoridad judicial, usando un término beisbolero, fue un «juego perfecto» del FSLN (Frente Sandinista de Liberación Nacional), que logró dividir a la única fuerza política que tenía su misma capacidad organizativa y de movilización popular. El resultado fue una estrepitosa derrota en las elecciones presidenciales de 2006 y la entrega del poder al Frente Sandinista.
División
Negando las encuestas y rezando por el «factor güegüense», la oposición de Nicaragua parece no haber todavía aprendido la lección. Pese al llamado a la unidad hecho por amplios sectores de la sociedad nicaragüense, incluyendo a la alta jerarquía de la iglesia Católica, las fuerzas políticas de oposición no consiguieron llegar a un consenso alrededor de un candidato único, y se quedaron culpándose entre sí.
«La Alianza PLI no quiso participar en elecciones primarias y lo único que nos queda es hacer un llamado al voto útil. ¿A qué empresa le gustaría tener un gerente de 80 años? Nicaragua necesita de gente que de verdad tenga la capacidad y la experiencia para gobernar», afirmó Alemán a Opera Mundi.
Según Arturo Cruz, académico del Incae (Instituto Centroamericano de Administración de Empresas), el problema fundamental para la oposición fue justamente «haberse fragmentado de tal modo que parecen los Balcanes. Eso ha hecho muy difícil para la oposición presentarse como una opción efectiva ante una gestión muy fuerte de parte del presidente Ortega», afirmó.
La división llevó también a fuertes roces familiares, cuando el ex banquero y candidato presidencial (2006) y municipal (2008) Eduardo Montealegre, principal antagonista de Alemán en el seno del liberalismo, impulsó con fuerza la candidatura de Fabio Gadea Mantilla, consuegro del ex presidente. En él, Montealegre vio la persona que podía unir la oposición a su alrededor, debilitando las pretensiones electorales de Alemán. Pero no fue así.
Propietario de la emisora de extrema derecha Radio Corporación, Gadea Mantilla fue diputado al Parlacen (Parlamento Centroamericano) por el PLC durante más de una década. Fue también jefe de divulgación de la Resistencia Nicaragüense (Contra) durante la guerra civil de los años 80.
Su popularidad se debe principalmente al haber inventado, hace más de medio siglo, el personaje «Pancho Madrigal», una radionovela muy apreciada por la población que mezcla leyendas e historias hechas de la más pura esencia nicaragüense.
Gadea aseguró a Opera Mundi que, en su programa de gobierno, quiere impulsar la honestidad administrativa, el crecimiento económico y una reforma de la educación. También dijo estar dispuesto a continuar y mejorar los programas del gobierno actual, y no descartó permanecer en el Alba (Alternativa Bolivariana para los Pueblos de nuestra América), pero «sin compromisos políticos ni ideológicos, como los que tiene ahora (Daniel) Ortega con (Hugo) Chávez».
Acompañado en esta aventura electoral por los disidentes sandinistas del MRS (Movimiento Renovador Sandinista), Gadea Mantilla se siente seguro ganador. «La gente le tiene miedo a este régimen autoritario y totalitario, y miente en las encuestas. Las personas no quieren otra dictadura, ni un gobierno comunista como el de Fidel Castro. Por eso van a votar por mi», afirmó.
Para el economista Francisco Mayorga, la situación no sería tan asi. Según él, la oposición habría cometido graves errores, que van más allá de no haber logrado una candidatura de consenso. «La oposición ignoró a la juventud, que es mayoría en estas elecciones. Llevó pésimos candidatos y fue una insólita competencia entre dos consuegros de edad mayor con estilos tradicionales, ambos rodeados de personalidades muy cuestionadas», afirmó Mayorga.
¿Nuevo pacto?
A pocas horas del voto, los candidatos de la oposición aseguraron a Opera Mundi que, de una u otra forma, no reconocerán una victoria de Ortega.
Gadea rechazó hablar del asunto porque se siente victorioso. «¿Por qué hablar de algo que no va a pasar?», preguntó. Alemán, político experimentado, ya mostró el as que tiene en la manga. «Ortega no puede ganar porque su candidatura es ilegal. Todo es nulo y la nulidad nunca trae efectos positivos, más bien nos lleva hacia el imponderable», aseveró.
Y continuó: «Suceda lo que suceda, él que gane tendrá que convocar a las verdaderas fuerzas políticas para refundar a Nicaragua y volver al estado de derecho. Ortega no es tonto y va a saber comprender esto. Arnoldo Alemán no termina el 6 de noviembre», concluyó.
Fuente original: Opera Mundi (portugués)