Con el tiempo en contra, el premier se apresura a completar reformas fiscales y de pensiones impuestas por el FMI y el Banco Central Europeo Los sindicatos ya rechazaron que el salario se achique por debajo de los 600 euros.
Acorralado por el tridente que conforman el Fondo Monetario Internacional, la Comisión Europea y el Banco Central Europeo, el pueblo griego debe ajustarse un cinturón donde ya no quedan agujeros por hacer. A la Troika no se le ocurrió mejor idea que presionar al gobierno heleno para que implemente una fuerte reducción del salario mínimo por debajo de los 600 euros, petición que fue rechazada de plano por los sindicatos. Según un documento filtrado ayer por la emisora Sky, la Zona Euro envió una carta al Ministerio de Trabajo griego pidiéndole que ponga en marcha la medida mediante un decreto en caso de que los sindicatos y la patronal no lleguen a un acuerdo.
Con el pago de la seguridad social, el salario mínimo que los trabajadores perciben mensualmente araña los 600,79 euros, cifra que desciende a los 500 euros para aquellos empleados menores de 25 años. «Si el financiamiento de nuestros socios se detiene, el impacto será realmente trágico para los ingresos de los trabajadores y el desempleo subirá aún más», argumentó el primer ministro Lucas Papademos, que hizo ayer un llamado para que los griegos se sacrifiquen más, para asegurar la pertenencia del país al bloque y evitar, de ese modo, que el país caiga en cesación de pagos.
Papademos se reunió ayer con representantes de la Confederación General de Trabajadores (CGT) de Grecia y de la Asociación de Empresas e Industrias (AEI) para discutir la reducción salarial. Desde la AEI, que nuclea a la gran industria y las empresas de servicios, aseguraron que no están dispuestos a que el salario mínimo se reduzca. Yannis Panagopulos, presidente de la CGT, negó que exista margen para la disminución de los salarios y pidió a los empresarios que mantengan las tablas salariales pactadas. Además, el primer ministro se reunió con las patronales que agrupan al comercio, que piden congelación salarial por tres años, y las pymes, que reclaman una rebaja del coste de las cotizaciones a la seguridad social.
Con el tiempo en contra, Papademos se apresura a completar reformas fiscales y de pensiones exigidas por los prestamistas internacionales antes de conversar con inspectores de la Unión Europea, el FMI y el Banco Central Europeo: el gobernante espera que se efectivice un rescate de 130.000 millones de euros. El país de los héroes mitológicos necesita de una nueva epopeya para recibir ese préstamo que le permita refinanciar 14.500 millones de euros en bonos que vencen el 20 de marzo. «Sin un acuerdo con la Troika y mayor financiamiento, en marzo Grecia enfrentará un riesgo inmediato de cese de pagos incontrolable», auguró el técnico y actual mandamás de Grecia.
Y señaló además que la economía griega no volverá a una recuperación sustentable y a crear empleos sin recuperar la competitividad perdida, caballito de batalla que utiliza para fundamentar la profunda crisis económica y el aumento record del desempleo, que trepó al 17,7 por ciento en el tercer trimestre. Mientras algunas proyecciones señalan una caída cercana al 5,5 por ciento para 2011, los economistas esperan que la economía se contraiga por encima de esa cifra para este año. La Troika, que nunca se toma vacaciones, tiene previsto desembarcar en Grecia, durante la segunda quincena de enero, para revisar las medidas contra la crisis y acordar nuevos tramos de ayuda al país.
Por si fuera poco, el panorama se vuelve más desolador con un dato que se conoció ayer. Según la oficina de estadística de Atenas (Elstat), uno de cada cinco ciudadanos griegos vive por debajo de la línea de pobreza por la crisis financiera que azota el país. Los fríos números, que no conocen de padecimientos, señalan que al menos 2,2 millones de personas, de los 11 millones de habitantes en Grecia, están comprendidos en el cálculo de la Elstat. O lo que equivale a decir que están en el fondo del mar. En Grecia, el nivel de pobreza fue fijado en 15.000 euros anuales para una familia de cuatro miembros. El informe sostiene que 27,7 por ciento de los afectados tienen dificultades para alimentarse. Por ese motivo, se puso en marcha recientemente una campaña para alimentar a los más necesitados, bajo el lema «Juntos podemos lograrlo». La campaña, en la que participan la iglesia, las ciudades y comunidades, así como la mayoría de lo supermercados, convoca a la gente a comprar alimentos que más tarde son donados a aquellas personas sin recursos.
El maremagnum que golpea a Grecia no hace distinciones. Además de ensañarse con los sectores más empobrecidos, afecta a cientos de periodistas y técnicos que en los últimos meses se fueron quedando sin trabajo. Por la aguda crisis que atraviesa Grecia, la publicidad se redujo en muchos diarios en casi un 60 por ciento. «Nos estamos apagando lentamente», señaló Dimitris Trimis, presidente de la Asociación de Prensa de Atenas (Esiea). Días atrás, Eleftherotypia, uno de los diarios griegos de izquierda más importantes, dejó de publicarse. En los últimos 20 años, la prensa griega vivió un boom antes de que la crisis estallara en las manos de un país que no tiene nada que festejar. Es que buena parte del dinero dulce que llegaba por igual a redacciones, radios y canales de televisión provenía de la publicidad oficial.
Fuente: http://www.pagina12.com.ar/diario/elmundo/4-184761-2012-01-05.html