7Concebido como «la mayor reestructuración de deuda soberana de la historia», el mal llamado segundo rescate griego es un contrato financiero de condiciones draconianas que permite que buena parte de los 130.000 millones de euros acordados vaya a parar a los acreedores de la deuda griega a cambio de hipotecar el futuro de Grecia. «Un […]
7Concebido como «la mayor reestructuración de deuda soberana de la historia», el mal llamado segundo rescate griego es un contrato financiero de condiciones draconianas que permite que buena parte de los 130.000 millones de euros acordados vaya a parar a los acreedores de la deuda griega a cambio de hipotecar el futuro de Grecia. «Un país siempre es soberano hasta cierto punto», profirió el ministro de Finanzas holandés, Jan Kees de Jager. En efecto, este nuevo rescate a la banca obliga a Grecia a aceptar una supervisión permanente en su suelo de la Troika (como se conoce al trío formado por Comisión Europea, Banco Central Europeo y FMI).
Así, el desacreditado Gobierno de Lucas Papadimos se ha comprometido a crear una cuenta bloqueada, bajo supervisión de la Troika, para pagar el servicio de la deuda y a aprobar antes de las elecciones un cambio en la Constitución griega para que el pago de los intereses sea prioritario. Consciente de que no será fácil que el pueblo griego acepte estas condiciones, la Comisión Europea reforzará el grupo de trabajo para Grecia, mediante una «presencia mejorada y permanente sobre el terreno», de forma que los Estados miembros de la UE aportarán expertos para la misión.
Más liquidez para la banca
En el ‘rescate’ acordado, los acreedores privados de Grecia asumen una pérdida del 53,5% del valor nominal de los bonos griegos en sus carteras. Según el ministro alemán de Finanzas, el canje de bonos comenzará el 8 de marzo y establece unos tipos del 2% hasta 2014, del 3% de 2015 a 2020 y del 4,3% desde 2020 a 2043. Un acuerdo que el Instituto Internacional de Finanzas (IIF) se apresuró a definir como «sólido para los inversores».
Por su parte, el Banco Central Europeo, comandado por el exGoldman Sachs Mario Draghi, canjeará los bonos griegos que adquirió en el mercado secundario por otros a más largo plazo. En la operación obtendrá unos beneficios de entre diez mil y 15.000 millones de euros que no pueden ir a parar directamente a Grecia ni a ningún otro país de la Eurozona en problemas porque, sencillamente, los estatutos del Banco Central Europeo prohíben ayudar financieramente a los gobiernos. Por este motivo el BCE abre cada cierto tiempo el chiringuito de la liquidez, prestando dinero a los bancos privados al 1%, para que éstos, después, compren deuda soberana a intereses mucho más altos que marcan los propios mercados financieros.
El día en que se firmó el acuerdo se revelaba un informe que alertaba de que Grecia podría necesitar un tercer rescate
Hasta el momento, se desconoce cuánto dinero está dispuesto a aportar el Fondo Monetario Internacional (FMI) al segundo rescate griego. La declaración del Eurogrupo muestra su deseo de que el FMI «haga una contribución adicional significativa al programa oficial de más de 130.000 millones de euros hasta 2014». Pero The Wall Street Journal desvelaba que la institución con sede en Washington no quiere aportar más de 13.000 millones de euros.
Este programa prevé reducir la deuda helena del 160% del PIB al 120,5% en 2020. Sin embargo, el mismo día en que se firmó el acuerdo, Financial Times revelaba un informe de la Troika que alertaba de que Grecia podría necesitar un tercer rescate de 50.000 millones de euros entre 2015 y 2020. El informe advertía además de posibles resistencias por parte del pueblo griego. Cuatro días después, el presidente del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker, que firmó el segundo rescate, reconocía que ésa era una opción que no se podía excluir.
Las preguntas de Sonia M.
Y ya sobre el terreno que no pisa la Troika, todas estas medidas que la Eurozona pacta con el Gobierno griego, ¿qué suponen para los ciudadanos? La activista Sonia Mitralia, miembro del Comité griego contra la Deuda y de la Iniciativa de Mujeres contra la Deuda y las Medidas de Austeridad pronunció el 17 de febrero un discurso en Marsella, en un encuentro organizado por la campaña francesa «por una auditoría ciudadana de la deuda pública», en el que dibujó un panorama aterrador: «¿Podemos aún hablar de austeridad incluso draconiana cuando los salarios y las pensiones bajan en Grecia el 40%, el 50% o incluso el 60%? ¿Cuando el poder de compra de la aplastante mayoría de población ya se ha amputado un 50%, 60%, o incluso un 70% o más? ¿Cuando la clase media de este país está arruinada y en vías de pauperización galopante? ¿Cuando los nuevos asalariados no tienen más que 417 euros y los nuevos pensionistas 320 euros? ¿Es simple «rigor» cuando uno de cada dos jóvenes griegos está desempleado y el paro alcanza ahora el 25%? ¿Cómo podemos hablar de «sacrificios pasajeros» cuando la desnutrición hace estragos entre los niños de primaria y el hambre asoma la nariz en los barrios incluso pequeño-burgueses de las ciudades griegas?».
Por un proceso constituyente
Eric Toussaint, presidente de CADTM Bélgica, explicaba recientemente en Eleftherotypia, periódico griego recuperado por sus trabajadores, que el último plan «es una etapa más del abandono de la soberanía griega. El total de los nuevos créditos irá a reembolsar una deuda ampliamente ilegítima y será gestionado directamente por los acreedores». Por ello, Toussaint insiste en la necesidad de que Grecia no se quede aislada: «Hay que construir un amplio movimiento de solidaridad y que el conjunto de los pueblos europeos construya un frente de resistencia para la anulación de la deuda ilegítima y la total refundación de una Europa de los pueblos por medio de un proceso constituyente auténticamente democrático».
Fuente: http://www.diagonalperiodico.net/Puede-soportar-Grecia-nuevas.html