Su visión de todo cuanto rodea a la deuda griega es radicalmente distinta al discurso habitual de medios y analistas. En opinión de Vatikiotis, los planes de «rescate» nunca tuvieron la intención de salvar la economía griega ni, mucho menos, garantizar un nivel de vida digno a su población.
Agencias y grandes medios de prensa suelen simplificar sus informaciones sobre la crisis griega con avalanchas de cifras y términos abstrusos que distorsionan, cuando no ocultan, las claves de un problema financiero de dimensiones globales con gravísimas repercusiones sociales.
Para intentar aclarar algunas de las preguntas más básicas, GARA ha conversado con Leónidas Vatikiotis, economista, profesor universitario y periodista, con una amplia experiencia en más de 15 países. Especialista en temas de economía y política internacional, Vatikiotis ha sido elegido en dos ocasiones para la administración de la Cámara de Economía de Grecia, y en la actualidad centra su trabajo militante entre la realización de los documentales «Debtocracy» (2011) y «Catastroïka» (2012), que será presentado a final del mes de marzo, y la campaña por una auditoría independiente de la deuda griega a fin de declarar cuál se debe pagar y cuál puede ser considerada «ilegítima» y no pagarse.
Su visión de todo cuanto rodea a la deuda griega es radicalmente distinta al discurso habitual de medios de comunicación o analistas económicos. En opinión de Vatikiotis los planes de «rescate» nunca tuvieron la intención de salvar la economía griega ni, mucho menos, garantizar un nivel de vida digno a su población. Antes bien, «el objetivo fue cerrar el paréntesis abierto en el primer período de la post-guerra, cuando Europa cubrió la vergüenza del colonialismo comprando al movimiento obrero con el Estado del bienestar».
En este combate, que encarna el capital tratando de diluir todas las conquistas alcanzadas durante más de un siglo, «participan las clases dominantes, los gobiernos y las organizaciones financieras, como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Central Europeo (BCE), quienes utilizan la deuda como una muy buena oportunidad para frenar la movilización de los ciudadanos».
Vatikiotis se muestra firme al asegurar que «lo ocurrido en Grecia es un golpe de Estado perpetrado por la Unión Europea (UE) para establecer en el gobierno a la banca internacional». Todo lo acontecido después «constituye un verdadero fraude económico y político». Para justificar tales afirmaciones, detalla algunos de los pasos dados en las últimas semanas tanto durante las negociaciones sobre el nuevo memorando de préstamo como en las relativas al canje, o quita, de la deuda soberana en manos de los acreedores privados, la llamada Participación del Sector Privado (PSI, por sus siglas en inglés).
Según el economista, «la aprobación parlamentaria del acuerdo de préstamo, del pasado 12 de febrero, establece una serie de datos -como el que fija el valor de la deuda para 2020 en el equivalente al 120,5% del PIB- que son absolutamente falsos». Avalado por el hecho de que todas las estimaciones sobre la evolución de los indicadores económicos de los últimos años han resultado erróneas («El incremento de la deuda desde 2009, la proyección del desempleo, la evolución de la actividad económica y el déficit público…»), considera que con una caída del PIB del 6,8% durante el último año y las previsiones negativas para el presente (-2,8%), no existe ninguna posibilidad de recuperación económica para 2014, aunque así lo contemple la ley.
Pero más grave que las mentiras o los errores de cálculo son los condicionantes que imponen los acreedores extranjeros: «Reducciones salariales del 30%, de las pensiones, privatización de todas las propiedades estatales, recortes salvajes en sanidad… el coste social de estas medidas será catastrófico y todo ello bajo el control de la ley británica, para mayor seguridad de los inversores aunque sea a costa del pueblo», advierte el entrevistado.
Y, efectivamente, la negociación del PSI se dejó en manos de «acreedores, especuladores y banqueros, que cerraron un acuerdo negativo para el desarrollo económico y los intereses sociales». Para empezar, según explica el experto, «12 mil millones de euros pertenecientes al fondo de pensiones de la Seguridad Social, en manos del Banco Central de Grecia, se perderán debido a los términos de la quita. Por el contrario, 50 mil millones del nuevo préstamo se destinarán a la recapitalización de los bancos griegos cuando, curiosamente, bastarían 40 mil para su saneamiento y nacionalización». Pero existe además una cantidad adicional de 30 mil millones, habitualmente presentada en los medios de comunicación como «incentivo» para los inversores más reacios, cuyo destino no está nada claro pero que constituye simple y llanamente un soborno o «mordida».
El coste de la deuda
Grecia, con un PIB para 2012 estimado en 212 mil millones de euros, destina 87 mil al servicio de la deuda (más del 40% del PIB). «No hay otro país en el mundo, salvo Jamaica, que destine tal porcentaje», explica nuestro economista. Pero la cifra, con ser grande, nos dice más si la comparamos con la de los ingresos fiscales previstos para el presente año (53 mil millones), o con las partidas estatales destinadas a educación (5,7 mil), sanidad (4,8 mil) o pensiones (6 mil). «El pago de la deuda es como una bola de nieve que no para de crecer incontroladamente», asegura.
¿Cómo se ha podido llegar a este punto? Vatikiotis no duda al afirmar que «el problema no son los sueldos, o el costo del Estado del bienestar, porque en realidad nunca hemos llegado a disfrutar ni de altos salarios, ni de hospitales bien equipados». El verdadero causante del descontrolado crecimiento de la deuda griega han sido «los préstamos del FMI ayudados por una clase política corrupta y un gasto militar disparatado». Y da tres ejemplos de ello: «La deuda griega, que era de 115% del PIB cuando el Gobierno decidió pedir ayuda al FMI ahora alcanza el 165%. El coste real de las Olimpiadas de 2004, que oficialmente se estima en 9 mil millones de euros, estaría entre los 25 mil y los 28 mil millones de euros fruto de la corrupción. El gasto militar, el segundo más alto dentro de la OTAN después del de EEUU, alcanza el 3,5% del PIB, un porcentaje escandaloso y totalmente desproporcionado».
Para el economista, la participación de su país en la UE ha significado la desarticulación de su economía, como le ha sucedido al resto de países periféricos. En pocos años Grecia perdió todo el tejido industrial y le fue desmantelada su agricultura, hasta el punto de que en la actualidad es deficitaria en productos básicos alimentarios que ha de importar.
«En función de la deuda histórica, el Estado alemán debe a Grecia una considerable suma»
Como impulsor de la campaña por la auditoría de la deuda griega, Vatikiotis denuncia como ilegítima la deuda, reclama su impago y recuerda que «Grecia abonó durante las dos últimas décadas por el servicio de la deuda, el doble de su importe actual».
Pero existe otra controvertida cantidad, de la que muy poco se habla, y que es la llamada «deuda histórica», según la cual el Estado alemán debería una muy considerable suma a Grecia.
Durante la ocupación nazi, Grecia fue devastada como ningún otro país europeo y además se le impuso un préstamo forzoso de 3.500 millones de dólares, que el propio Hitler reconoció la obligación de devolver. Pero finalizada la contienda, fue presionada por EEUU y Gran Bretaña para que no demandara reparaciones de guerra ni la devolución del préstamo, y de ese modo se convirtió en uno de los pocos países que no recibió los 20 mil millones de dólares con los que Berlín compensó a otras naciones por la ocupación fascista. Polonia en 1956 y Yugoslavia en 1971 recibieron indemnizaciones pero no Grecia, que sí reclamó oficialmente la devolución del préstamo -al menos en nueve ocasiones entre 1945 y 1995- aunque sin éxito.
Diferentes investigadores han llevado a cabo los cálculos para actualizar el valor de la deuda alemana para con Grecia. Aplicando el interés medio de los bonos estadounidenses desde 1944 hasta 2010, la suma del préstamo de ocupación alcanzaría los 163.800 millones de dólares, mientras que el valor de las reparaciones de guerra sería de 332.000 millones (en total unos 375 mil millones de euros). Pero hay quien considera esa cifra aún mayor. El economista Jaques Depla, miembro del Consejo de Análisis Económico de París y asesor de Nicolás Sarkozy cuando era ministro de Economía, calculó en junio de 2011 que el monto actual de ambos conceptos ascendería, al menos, a 575.000 millones de euros. Estamos hablando de una cantidad que podría cancelar dos veces la actual deuda griega, una vez aplicada la quita de los bonos griegos.
Vatikiotis considera que la única salida posible es la negativa a seguir pagando, pues considera que si «hasta el momento todas las soluciones propuestas por los acreedores han conducido al aumento del desempleo, de la pobreza, a acuerdos neocoloniales, a golpes de estado constitucionales… ahora solo el impago puede ser el primer acto para derrotar el ataque del capital».