El miércoles los principales diarios griegos se hicieron eco del anuncio gubernamental de crear, en los próximos dos años, 30 centros de detención para inmigrantes indocumentados, como paso previo a su deportación. Según el plan propuesto por el Ministerio de Protección Ciudadana, cada uno de estos centros tendrá capacidad para unas mil personas y deberán […]
El miércoles los principales diarios griegos se hicieron eco del anuncio gubernamental de crear, en los próximos dos años, 30 centros de detención para inmigrantes indocumentados, como paso previo a su deportación.
Según el plan propuesto por el Ministerio de Protección Ciudadana, cada uno de estos centros tendrá capacidad para unas mil personas y deberán servir como punto de espera antes de que los detenidos sin derecho de asilo sean devueltos a sus países de origen. El ministro Mijalis Jrisojoidis (Pasok), aseguró que el programa contará con 250 millones de euros procedentes de fondos europeos y se utilizarán para tal fin 13 instalaciones militares en desuso y otras edificaciones estatales.
«Tenemos que demostrar que no estamos dando falsas promesas a las comunidades locales y que vamos a resolver el problema de la inmigración», afirmó el martes tras reunirse con los gobernadores de nueve regiones griegas. Jrisojoidis pidió a las autoridades territoriales su colaboración para hacer frente a lo que describió como «un problema nacional» y «una bomba de relojería para la salud pública».
El ministro también se reunió con los mandos policiales para informarles sobre la próxima creación de un cuerpo especial compuesto por 200 agentes, encargados de llevar a cabo redadas raciales. A esta unidad se le unirían pronto otros mil uniformados que se hallan en proceso de formación.
Policía griega inicia redadas contra inmigrantes
Tras el anuncio ministerial, ayer jueves, la policía intensificó en el centro de Atenas el número de redadas contra los inmigrantes como parte de un plan gubernamental puesto en funcionamiento con claras intenciones electoralistas. Tratando de ese modo de captar votos que las encuestas parecen adjudicar a los partidos de extrema derecha.
Una de las batidas policiales tuvo lugar en las inmediaciones de la Facultad de Derecho de la Universidad de Atenas donde fueron detenidos 21 vendedores ambulantes, todos ellos extranjeros, que carecían de la documentación requerida para permanecer en el país. Otros 26 inmigrantes fueron desalojados de un edificio en ruinas, también en el centro de la capital, donde pernoctaban.
Según fuentes policiales, citadas por el diario Kathimerini, los agentes continuarán con su ofensiva en próximos días, pues aseguraron haber recibido órdenes superiores de eliminar todo el comercio ambulante ilegal del centro de la ciudad en el plazo de una semana.
Al tiempo continuaron las negociaciones con las autoridades locales con el fin de designar los emplazamientos de los nuevos centros de detención temporal, ya que muchos ayuntamientos se oponen al proyecto ante la posibilidad de que se ubiquen tales centros en sus municipios.
Ultraderechistas piden minar la frontera
Como respuesta, el partido de extrema derecha Jrisi Avgi (Amanecer Dorado) pidió al gobierno que se pongan minas antipersona en el río Evros, limítrofe con Turquía, por donde a diario penetran inmigrantes a Grecia de forma clandestina. En su comunicado, la organización fascista demandó la derogación en Grecia del Tratado de Ottawa, que en 1997 prohibió la producción y uso de minas antipersona, y que se desplegara al ejército en la zona fronteriza con autorización para disparar.
A medida que se acerca la cita electoral los partidos derechistas, desde el Pasok a Jrisi Avgi, endurecieron su discurso contra la inmigración entrando abiertamente en el terreno del racismo y la xenofobia, como forma de recoger apoyo electoral entre los ciudadanos más desideologizados y aterrorizados por las consecuencias de la brutal crisis que azota el país.
En esta línea se hallan las declaraciones del ministro Jrisojoidis, del Movimiento Socialista Panhélico (Pasok), que igual pide «limpiar Atenas» de la inmigración, que la califica de «bomba de relojería para la salud pública» o acusa a los inmigrantes de delincuentes. Y también el de los partidos abiertamente racistas como Jrisi Avgi, que en las últimas encuestas muestra un incremento en su intención de voto que podría permitirle superar el umbral del tres por ciento necesario para entrar en el Parlamento.
Su líder, Nikos Mijaloliakos, ya ocupa un escaño en el consejo municipal de Atenas, donde en enero de 2011 hizo un saludo nazi y preguntado si era simpatizante de esta ideología respondió que «si nazi era la abreviatura de un partido nacionalista, yo soy un nacionalista».
De acuerdo con los datos de la policía griega, cerca de un 90 por ciento de los inmigrantes que entran a la Unión Europea de manera clandestina lo hacen atravesando la frontera greco-turca, donde el pasado año se detuvo a cerca de 100 mil personas por tal motivo. Sin embargo, debido a la masificación de los pocos centros de acogida existentes en el país, las autoridades liberan periódicamente a los detenidos con una orden de abandonar el país por sus propios medios, al no contar con fondos para deportarlos. Se calcula que entre uno y dos millones de personas viven en Grecia sin papeles.
Días atrás, la ONU y organizaciones de Derechos Humanos locales denunciaron las condiciones infrahumanas en que se interna a los inmigrantes en Grecia y el aumento de los ataques racistas.
Antonio Cuesta es corresponsal en Grecia de la agencia Prensa Latina