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Los diálogos de EurasianHub con Francisco Veiga, profesor de Historia, y Andrés Mourenza, periodista

Miedos nacionales, patologías europeas y los fantasmas de la Grexit y el final del euro

Fuentes: Eurasianhub

EURASIAN HUB- Desde hace algunas semanas, lo que era un anatema ahora es un clamor: la posible salida de Grecia del euro. Incluso se ha acuñado un nuevo término para designarla: «The Grexit». En nuestro foro el fenómeno ha recibido mucha atención, y vosotros dos habéis acaparado la mayor parte de las intervenciones. Ha llegado […]

EURASIAN HUB- Desde hace algunas semanas, lo que era un anatema ahora es un clamor: la posible salida de Grecia del euro. Incluso se ha acuñado un nuevo término para designarla: «The Grexit». En nuestro foro el fenómeno ha recibido mucha atención, y vosotros dos habéis acaparado la mayor parte de las intervenciones. Ha llegado el momento de reagrupar conclusiones. ¿Cómo están las cosas, a dos semanas de las nuevas elecciones griegas?

FRANCISCO VEIGA- Resulta muy difícil evaluar la crisis griega «desde fuera», porque, quien más quien menos, está involucrado, o puede sufrir las consecuencias de lo que suceda. Por lo tanto, las evaluaciones y propuestas que leemos en la prensa parecen estarse fracturando en líneas nacionales, en función de lo que unos y otros creen que le puede perjudicar a su país; o, peor aún, de lo que suponen que puede beneficiar a los demás en perjuicio de «los suyos».

ANDRÉS MOURENZA- Precisamente los que más agitan el fantasma de la salida de la Eurozona de Grecia y la ruptura del euro son los medios anglosajones. Igualmente mientras el banco estadounidense Citigroup mantiene en sus previsiones que las posibilidades de que Grecia salga del euro son cercanas al 75 % , mientras el suizo Credit Suisse las sitúa por debajo del 50 %.

EuHu- Pero todo esto es ruido ¿De dónde sale?

AM- Este tipo de aguas revueltas siempre benefician a ciertos pescadores. Muchos ahorradores griegos que temen por sus depósitos (que, por mucho que se empeñen algunos medios, vistiéndolo de sensacionalismo, aún no ha llegado a lo que se considera un «pánico bancario» o bank run) han cambiado euros por las divisas anglosajonas: libra esterlina y dólar (en menor medida, el franco suizo).

FV- La situación es muy volátil. El viceprimer ministro liberal británico Nick Clegg está advirtiendo de que la Grexit supondría un peligro mayúsculo para el Reino Unido, por lo que tendría de colapso desordenado del euro, incluso a pesar de que el país no se encuentre dentro del espacio de la moneda común.

EuHu- Y mientras tanto, ¿cómo se ven las cosas desde Alemania?

FV- En Alemania, una parte de la población está tomando partido en contra de la Grexit, y otra a favor, aunque muchos no poseen todavía una idea clara de lo que sería más conveniente. Recordemos que la posición de Merkel se está desgastando en su propio país, por lo que están aflorando opiniones contradictorias sobre todos los problemas, incluyendo el de Grecia. También empieza a detectarse, por toda Europa, una cierta autocomplacencia hacia «soluciones» a la brava. Cortar el nudo gordiano de una vez. Es el vértigo que antecede a cualquier guerra, cuando una parte de la población desea terminar con la incertidumbre y tirar hacia donde sea, con tal de hacer algo, o de hacer tabula rasa ante una situación complicada. Parece que estamos, claramente, ante un final de época.

Euhu- O sea que no debemos descartar lo peor. Incluso podríamos pensar que el mismo euro ha llegado al final de su andadura

AM- Desde luego es una moneda que nace con tremendos desequilibrios y una fe casi ciega en la autorregulación del mercado.

FV- Todo puede suceder, por desgracia, incluso las salidas más absurdas. Está muy claro que las recetas y soluciones técnicas, que son las que deberían aplicarse, están cortocircuitadas por conveniencias políticas, exaltaciones nacionalistas e incluso mucha histeria, pura y dura. Pero es que la economía es así, no existe en el vacío. Por eso resulta tan difícil de controlar, y por ello no vemos la salida de la crisis. A veces, como ahora, se imponen las pasiones. Así, en las últimas semanas se han estado abriendo paso ideas de lo más catastrofistas.

EuHu- ¿Qué podría ocurrir en el caso de una Grexit?

AM- Probablemente el país que más sufriría en un primer momento la salida de Grecia del euro sería España, por su gran exposición a un contagio. Se calcula que la exposición española es de 37.000 millones de euros y la italiana de 55.000 . Otros países, dentro de los PIIGS, Portugal e Irlanda, no acumulan tanto riesgo, ya que al estar ellos mismos ‘rescatados’ no fueron obligados a participar en los planes de rescate a otros estados. El problema español es que su sistema financiero está hecho unos zorros por la enorme cantidad de activos inmobiliarios tóxicos que posee. Paradójicamente, y en comparación, el sistema bancario griego, está bastante más saneado ya que siempre se ha mantenido en unas ratio depósito-préstamos cercanas a la cobertura total de los segundos por los primeros. Así es que una Grexit podría precipitar el estallido incontrolado del sistema bancario español, aún cuando su exposición sea bastante menor que la de Italia o Alemania.

FV- O a la inversa: España podría irse por el fregadero anticipándose a Grecia, con efectos devastadores en toda Europa, y no digamos en el pequeño país balcánico. Y por cierto, ahora que sale el adjetivo, en el caso de Grecia tenemos que contar con que la dinámica de su crisis ha generado cierta antipatía hacia el país, especialmente en Centroeuropa. Aunque sin explicitarlo, a la crisis griega se le ha dado un sesgo balcánico. Las trampas del gobierno de Nueva Democracia (ND) con la envergadura de la deuda descubierta en 2010, el continuo y violento rechazo social que han encontrado las medidas de austeridad impuestas por Bruselas, la partitocracia fallida, el desastroso sistema fiscal, el problema de la corrupción… de ahí que la Grexit tenga, para muchos, cierto componente, incluso subconsciente, de «desbalcanización», de cortar con la gangrena balcánica.

AM- Sigue pareciéndome insultante que en Bruselas o en Berlín aún pretendan que nadie sabía nada de las cuentas trucadas…

FV- Es posible que se supiera de forma más o menos velada. Debemos de tener en cuenta que el gobierno griego fue ayudado por los profesionales de Goldman & Sachs, muy eficientes: hicieron desaparecer 50.000 millones de euros de las cuentas de deuda griega que a día de hoy nadie en el Ministerio de Finanzas griego dice saber dónde están. Al final fue el PASOK quien tiró de la manta abruptamente, por sus propias conveniencias políticas, dejando en evidencia a Bruselas, que algo tenía que hacer. Luego, todo eso se ha mezclado con apelaciones al pasado, la conocida historicitis balcánica -cosa que no ha sucedido en Portugal, Irlanda, España o Italia-. Y, lógicamente, la caldera se ha calentado. En Alemania y Austria hay mucha gente que desea hacer un escarmiento ejemplar con los griegos, mezclando churras con merinas. Pero, claro, los alemanes también nos imponen a todos sus propios fantasmas, con ese terror patológico a que vuelva la hiperinflación de 1923, como si el mundo no hubiera cambiado en casi un siglo. Y, para completar el pastel, el pulso que está echando Syriza a Alemania, que algunos toman por chantaje.

AM- En Grecia hay quien compara las propuestas de Syriza al populismo del primer PASOK, que llevó al poder al socialista Andreas Papandreu en 1981; y hay quienes opinan, en cambio, que la sangre nueva de Syriza beneficiará a Grecia e incluso que un gobierno en Atenas opuesto a los planes de Berlín, podría ayudar a otros países europeos con problemas con las recetas de austeridad pero que no se atreven a levantar la voz contra Angela Merkel. Sea como sea, Syriza debe asustar verdaderamente en Bruselas y Berlín, de otro modo no se entiende la campaña de presión que se está haciendo al electorado griego para que vote a los partidos tradicionales (ND y PASOK), que son precisamente los que han llevado a Grecia a su situación actual.

FV- Yo creo que lo que asusta a Bruselas es el estado de dislocación a que ha llegado la política griega, que hemos podido constatar tras el fracaso para formar gobierno. Syriza aporta sangre nueva, nueva imagen y mucha moral, pero ¿tiene algún programa serio, un verdadero plan B, aparte de importantes contradicciones internas y de cara a la sociedad helena? En Europa preocupa mucho que al final, en junio, se constate que Grecia sigue políticamente descabezada, y entonces a ver quién aplica el programa de reformas y la administración de las ayudas. Por eso se habla tanto de la Grexit.

EuHu: Volvamos a la gran pregunta, ¿qué ocurrirá con la Eurozona y la UE?

FV- Más allá de lo que suceda con Grecia, e incluso con España, y si la arquitectura de la eurozona sobrevive, parece claro que el diseño político de la Unión Europea surgido del final de la Guerra Fría, tiene vías de agua y debe ser profundamente remodelado. Al final nos hemos quedado con la Europa de las hegemonías y de los complejos, la de siempre, no un verdadero proceso de integración. Y para ese viaje no hacían falta tamañas alforjas. En cualquier caso, el engendro actual está resultando demasiado inoperante. Además, está a merced de las presiones americanas: la nueva superpotencia estadounidense no llevó bien la aparición de la Europa de Schengen, que coquetea con Rusia, que podría terminar por codirigir un supercontienente eurasiático y parecía haber dado a luz una moneda que competía con el dólar.

EuHu – Quizá la solución resida en buscar gobernantes ajenos a Europa para dirigir la UE?

FV- Quizá. Una nueva generación de políticos eurasiáticos. Puede que algún ruso. ¿Gari Kaspárov? (Risas)…

AM- …o un turco. Pero a ver quién convence ahora a Ankara de que entre en la UE con todo lo que ha llovido desde el inicio de las negociaciones de adhesión en 2005 (Risas).

FV- Bromas aparte y al margen de cómo termine todo este embrollo en unos pocos, muy pocos meses, las lecciones que deberemos extraer en Europa son de lo más trascendente. No puede ser que los dirigentes de Alemania y Francia no deban responder ante la ciudadanía europea, ante quinientos millones de habitantes, y si lo hagan ante tal región o tal länder concreto de su propio país, en periodo electoral. Y a la inversa: a nadie se le ha ocurrido organizar ni siquiera una protesta ciudadana y trasnacional contra ellos. En la periferia, debemos irnos olvidando de nuestros anticuados, vetustos y profundamente ineficaces, sistemas políticos, y pensar más en términos de iniciativas ciudadanas. Hoy en día, la tecnología nos permite hacer eso. Y en general, para todos: Europa produce más historia de la que puede consumir. Esta frase, tradicionalmente aplicada a los Balcanes, y a los griegos, afecta en realidad a todos los países del viejo continente. El proceso de integración europeo nació para superar eso, pero, por lo visto, ha servido de bien poco. Y cada día volvemos a caer en la redes del victimismo y de los eternos conflictos, voluntariamente irresolubles.

Francisco Veiga es profesor de Historia de la Europa oriental y Turquía, Departamento de Historia Contemporánea de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB). Andrés Mourenza, licenciado en Ciencias de la Comunicación de la UAB, es corresponsal de la Agencia EFE y El Periódico de Catalunya en Grecia. Ambos son miembros de EurasianHub.

Fuente: http://eurasianhub.com/2012/05/30/grexit-entre-los-complejos-nacionales-y-las-patologias-europeas/