Parece que vivimos en una época de anestesia social dominante, pues en caso contrario no se entiende la alegría, la emoción y el alborozo con que se han celebrado los últimos Acuerdos de la Cumbre de Bruselas del 28-29 de Junio…Efectivamente, nuestros líderes europeos (por llamarlos de alguna manera) salieron de dicha Cumbre (todos menos […]
Parece que vivimos en una época de anestesia social dominante, pues en caso contrario no se entiende la alegría, la emoción y el alborozo con que se han celebrado los últimos Acuerdos de la Cumbre de Bruselas del 28-29 de Junio…Efectivamente, nuestros líderes europeos (por llamarlos de alguna manera) salieron de dicha Cumbre (todos menos Merkel, no tan eufórica, por ser la aparentemente más derrotada) poco menos que con lágrimas en los ojos por la gran «victoria» que habían conseguido.
Recordemos que los Acuerdos alcanzados en dicha Cumbre fueron básicamente los de poder recapitalizar directamente a los Bancos (sin tener que pasar por los Estados, lo cual desliga la deuda o el riesgo bancario del riesgo país), y el no tener que situar el pago de la deuda generada con esta inyección de capital prioritariamente en la lista de acreedores de los países. Rajoy muy contento. Monti muy contento. Hollande muy contento, pues también ha servido para apoyar estas posturas. Todos tranquilos. El mensaje está muy claro: hemos conseguido una gran victoria. Los Bancos podrán salvarse, sin que nos cueste a los Estados.
Aunque Merkel no se cansa de advertir de la letra pequeña del Acuerdo, es decir, de que no es gratis, y de que todo esto conlleva asumir una serie de compromisos y «condicionalidades», como ahora suelen decir. Pero es que las valoraciones políticas que siguieron a dichos Acuerdos no pudieron ser más optimistas. En España, todos los grupos políticos, salvo Izquierda Unida (menos mal que todavía quedan grupos políticos decentes) salieron a decir que habíamos alcanzado acuerdos muy positivos, y las grandes ventajas que nos iban a proporcionar. Titulares espectaculares como «Gana España» invadían al día siguiente las portadas de la prensa nacional. Sencillamente increíble. O sea que, si no he comprendido mal, nuestros líderes europeos se reúnen en una Cumbre para resolver la vida de los bancos, la vida del Euro, mientras la población sigue desangrándose, con intolerables niveles de paro y desintegración social, y no se toma ni una sola medida contra todo esto…
Desde mi posición de ciudadano europeo observador, no me puedo creer lo que está pasando, y cómo hay gente que pueda festejarlo de esta manera…¿Nos hemos vuelto todos locos? ¿Sufrimos tal nivel de ceguera social que no somos capaces de darnos cuenta de la cruel pantomima europea? Así que mientras los Bancos podrán seguir respirando tranquilos, ahora por lo visto a costa de causar «menos problemas» a los Estados, los pueblos seguirán sufriendo «reformas», y en concreto España, en palabras del Comisario Almunia, será «más estrechamente vigilada»…
No salgo de mi asombro y estupor al meter todo esto en una coctelera, y ver la reacción de los líderes europeos y de los dirigentes de los partidos nacionales, y mirar a continuación a la gente, a la calle, a las familias, a los parados, a los jóvenes, a los pensionistas, y contemplar cómo están dejando la Sanidad, la Educación, los Servicios Sociales, los funcionarios, los mineros…El panorama es desolador. Esta Unión Europea se ha convertido en un engranaje neoliberal completamente suicida, un despiadado tinglado conservador, una unión mercantilista sin piedad, donde no existe la Europa Social, la Europa de los pueblos, de las naciones, de las poblaciones, de la gente…
Este cruel sistema se limita a aplicar sus terribles recetas, y las personas, su sufrimiento, su precariedad, no importan para nada, mientras se salven «Europa y el Euro». De pena. Y contemplamos atónitos cómo los grandes partidos no sólo se apuntan los tantos, sino que además nos venden los Acuerdos como grandes «avances» en la integración europea. Y lo más triste de todo no es que tengamos líderes que estén en las antípodas de lo que Europa necesita, sino que nuestra sociedad, nuestros sindicatos, permanecen inmóviles…Tenemos motivos de sobra para lanzar una movilización salvaje, continuada, una serie de huelgas indefinidas, porque ya hemos llegado a un límite donde tenemos poco más que perder, pero mucho que ganar.
Blog del autor: http://rafaelsilva.over-blog.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.