La Corte Internacional de Justicia de la Haya modificó el lunes la frontera limítrofe de Colombia y Nicaragua en el Mar Caribe, en un fallo que amplió la jurisdicción de Managua sobre una área rica en recursos petroleros y pesqueros. El límite previo era el meridiano 82, pero el fallo del tribunal reduce una extensa […]
La Corte Internacional de Justicia de la Haya modificó el lunes la frontera limítrofe de Colombia y Nicaragua en el Mar Caribe, en un fallo que amplió la jurisdicción de Managua sobre una área rica en recursos petroleros y pesqueros. El límite previo era el meridiano 82, pero el fallo del tribunal reduce una extensa zona de mar que estaba bajo la soberanía de Colombia. No obstante, la Corte Internacional de Justicia ratificó la soberanía colombiana sobre siete islotes reclamados por Nicaragua. El fallo de la Corte es inapelable y de obligatorio cumplimiento para los dos países.
La Asamblea Nacional de Nicaragua celebrará hoy sesión solemne por el fallo de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) en La Haya, que dirimió el conflicto marítimo entre este país y Colombia en el Mar Caribe. El Parlamento unicameral se sumará a los diversos pronunciamientos emitidos aquí en las últimas horas tras conocerse el fallo del máximo tribunal internacional, perteneciente al sistema de las Naciones Unidas.
Juristas, historiadores, defensores de los derechos humanos, diputados, ecologistas y líderes religiosos evaluaron la sentencia, en ambiente de celebración nacional, que resumió el presidente de la República, Daniel Ortega, en mensaje al pueblo desde la capitalina Plaza de la Revolución.
La resolución de la CIJ estableció que la frontera marítima nicaragüense en el Mar Caribe se extiende más allá del meridiano 82, con lo cual el país recuperó una importante porción de territorio usurpado por Colombia, destacó el mandatario.
Según estimó, el camino hacia la victoria en La Haya comenzó el 1 febrero de 1980 cuando la Junta de Gobierno de Reconstrucción Nacional, encabezada por el Frente Sandinista, proclamó la nulidad e invalidez del tratado Bárcenas-Esguerra, impuesto a Nicaragua en 1928 bajo ocupación militar estadounidense.
Ortega invitó a su homólogo colombiano, Samuel Santos, a honrar la palabra dada y cumplir el fallo del tribunal de La Haya, teniendo en cuenta la negativa planteada por el dignatario.
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Nos preocupa, dijo, el mensaje del presidente de Colombia, en una primera parte de su discurso llegó a decir que el fallo de la CIJ es definitivo e inapelable en lo concerniente a los derechos reconocidos a su país, para luego afirmar lo contrario en el caso de Nicaragua.
El líder sandinista cuestionó la falta de seriedad de Santos, quien señaló supuestos errores, omisiones, excesos e inconsistencias, al evaluar el dictamen de la CIJ.
Espero, comentó Ortega, que este no sea más que un discurso del momento debido al impacto provocado por la resolución de la Corte, la cual reconoció a Nicaragua derechos usurpados durante años.
Colombia, agregó, hizo numerosas artimañas, entre ellas la suscripción de tratados con los vecinos países de Costa Rica y Honduras, para tratar de seguir atropellando a Nicaragua, pero todo eso se derrumbó este 19 de noviembre en La Haya.
Palabra que se compromete, palabra que se honra, enfatizó Ortega, en una intervención marcada por la serenidad y la mesura, en la cual distinguió el aprecio por el pueblo de ese país suramericano.
Para los habitantes de las islas colombianas en el archipiélago de San Andrés y Providencia, el dignatario dedicó un aparte a fin de ratificar que la nueva delimitación marítima para nada perjudicará sus actividades de pesca en sustento de las familias.