El debate acerca de cómo salir de la crisis financiera y económica existente hoy en la Unión Europea se centra en dos alternativas. Una es la de continuar priorizando las políticas de rectitud fiscal (con recortes de gasto público) encaminadas a reducir el déficit público y las políticas desreguladoras del mercado laboral, orientadas a facilitar […]
El debate acerca de cómo salir de la crisis financiera y económica existente hoy en la Unión Europea se centra en dos alternativas. Una es la de continuar priorizando las políticas de rectitud fiscal (con recortes de gasto público) encaminadas a reducir el déficit público y las políticas desreguladoras del mercado laboral, orientadas a facilitar el despido de los trabajadores por parte de los empresarios (con el objetivo de flexibilizar aquel mercado) y también reducir los salarios con el propósito de hacer a los países más competitivos, aumentando sus exportaciones. Esta alternativa está liderada en la Eurozona por el gobierno Merkel y tiene un gran número de partidarios entre los partidos gobernantes de orientación conservadora y liberal, aunque también se presenta en algunos sectores y voces dentro de los partidos socialdemócratas.
El eje de esta estrategia es el ataque al mundo del trabajo, su protección social y su estabilidad laboral, justificando este ataque (y utilizo este término a sabiendas, pues implica una estrategia de debilitamiento del adversario) por la necesidad de exportar (planteando la exportación como solución a la crisis). Tal postura quedó reflejada en las declaraciones de la señora Merkel, que señaló que la solución para España era la de aumentar sus exportaciones a América Latina, subrayando, a la vez, que la función de Alemania era mantener el euro como moneda fuerte, sin apercibirse, por lo visto, de que uno de los problemas para exportar que tiene España es precisamente la excesiva fortaleza del euro que, por cierto, nunca (repito, nunca) ha estado en ningún peligro de desaparecer.
Tal postura -que podríamos llamar modelo Merkel- está ampliamente generalizada en España, predominantemente, aunque no exclusivamente, entre los partidos conservadores. En las últimas semanas hemos oído voces que subrayan la necesidad de que España haga las reformas que hicieron Schröder y Merkel en Alemania, responsables del «éxito» del modelo alemán. Y se toma el bajo desempleo de Alemania como ejemplo de ello.
Tal postura desconoce la situación alemana. El bajo desempleo en Alemania tiene poco que ver con las medidas tomadas por el gobierno Schröder o el gobierno Merkel. Estas medidas deterioraron enormemente el bienestar de la clase trabajadora alemana, con un enorme aumento del trabajo precario, sin afectar a la tasa de desempleo. Este desempleo se debió, como ha sido documentado extensamente, entre otras instituciones, por el Instituto de Política Macroeconómica (IMK) de la Fundación Hans-Böckler en Alemania, a la repartición del trabajo, consecuencia en gran parte del proceso de cogestión, con la intervención de los sindicatos en la gestión de las empresas. En realidad, las reformas Schröder (aumentando la polarización de rentas, la exclusión social y la pobreza) disminuyeron la capacidad adquisitiva de la población a la vez que alentaron el crecimiento del sector financiero y de las exportaciones.
La otra alternativa es la representada por el gobierno Hollande, que enfatiza las medidas de estímulo económico sobre las de rectitud fiscal y desregulación de los mercados de trabajo. Esta alternativa va en la buena dirección, pero se caracteriza por su excesiva moderación, lo cual se traduce en el mantenimiento del recientemente aprobado Pacto Fiscal (que obligará a los Estados a tener un déficit público prácticamente cero) y del Pacto de Estabilidad (que ya ahora limita el déficit público a menos de un 3% del PIB), que obstaculizan enormemente, hasta el punto de hacer imposible el estímulo económico. No es posible que la economía europea pueda crecer con los enormes desequilibrios existentes dentro de la Eurozona y con un Pacto Fiscal que imposibilita a los Estados tener déficits públicos. Los Estados de EEUU tienen que tener déficits cero, pero hay un Banco Central (el Federal Reserve Board) que les protege frente a la financiación especulativa y un Gobierno federal que representa el 19% del PIB y que actúa como mecanismo de redistribución. Como resultado de ello hay menos desigualdades interregionales en EEUU que en la Eurozona. La diferencia de las tasas de desempleo entre los Estados es menor en EEUU que en la Eurozona. La diferencia entre el noreste de EEUU y el sur va de 6,3% a 12% respectivamente. En la Eurozona va de un 26% en España a un 5% en Alemania. En Europa no hay un Banco Central. La institución que así se llama no es un Banco Central: es un lobby de la Banca. En EEUU sí que hay un Banco Central, que imprime dinero y se asegura de que los bonos del Estado tengan intereses bajos. Hoy EEUU puede pedir prestado tanto dinero como desee, a unos intereses bajísimos.
En la Eurozona existe una enorme diversidad de intereses, siendo Alemania la que se beneficia más de la existencia del euro, consiguiendo su Estado tanto dinero como quiera a unos intereses bajísimos, y ello, en parte, debido al flujo de capitales de la periferia al centro de la Eurozona. Pero Alemania se opone a que el BCE compre deuda pública de los Estados periféricos y a la existencia de eurobonos. Es imposible en este escenario conseguir una reanimación de la economía y un estímulo lo suficientemente grande para reavivar a todas las economías, incluidas las periféricas, como España. Hoy la Eurozona es como un EEUU sin Gobierno federal: el sueño, por cierto, del Tea Party.
De ahí que el cambio necesario sea mucho mayor que el que considera Hollande, pues hay que romper con la ortodoxia extrema de Merkel para poder estimular la economía de la Eurozona. En este aspecto, se requiere una intervención pública tanto en las esferas financieras (con el establecimiento de un verdadero Banco Central Europeo) como en las esferas económicas (con políticas públicas intervencionistas encaminadas a crear empleo, pues el desempleo es el mayor problema económico de la Eurozona). Hoy el mayor problema económico en la Eurozona y en España es el desempleo. Las políticas económicas y fiscales más urgentes son las de creación de empleo. Y es sólo por esa vía donde vendrá la recuperación económica.
Vicenç Navarro es Catedrático de Políticas Públicas. Universidad Pompeu Fabra, y Profesor de Public Policy. The Johns Hopkins University
8 de febrero de 2013
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