Los beneficios que las empresas transnacionales obtienen en América Latina y El Caribe se multiplicaron por cinco en la última década, al pasar de 20 mil 425 millones de dólares en 2002 a 113 mil 67 millones en 2011. Esas utilidades, también denominadas rentas de Inversión Extranjera Directa (IED), se envían en proporción ligeramente superior […]
Los beneficios que las empresas transnacionales obtienen en América Latina y El Caribe se multiplicaron por cinco en la última década, al pasar de 20 mil 425 millones de dólares en 2002 a 113 mil 67 millones en 2011. Esas utilidades, también denominadas rentas de Inversión Extranjera Directa (IED), se envían en proporción ligeramente superior al 55 por ciento a las casas matrices de las transnacionales, según un boletín de la Comisión Económica para América Latina y El Caribe (Cepal).
El crecimiento tan marcado de estas utilidades tiende a neutralizar el efecto positivo que produce el ingreso de la inversión extranjera directa sobre la balanza de pagos, afirma esa entidad de Naciones Unidas.
Entre 2006 y 2011 las rentas de IED en la región han promediado 92 mil millones de dólares anuales, un 92 por ciento del valor de las entradas de inversión extranjera directa en el mismo período, revela una investigación del diario El Telégrafo.
De acuerdo con la CEPAL, las empresas transnacionales están presentes en casi todos los sectores de la economía y generan utilidades elevadas en un contexto de aumento de la demanda interna y altos precios de los productos primarios de exportación.
«La magnitud del cambio requiere una reflexión sobre el papel de la IED como fuente de capital para estas economías y sobre su contribución al crecimiento y al cambio estructural en la región», señala el informe.
Advierte igualmente que los beneficios obtenidos por las filiales de empresas extranjeras pueden afectar la sostenibilidad del equilibrio externo de cada país, pues esas utilidades evolucionan de un modo distinto de un país a otro, según la estrategia de inversión.
Uno de los recursos naturales de los cuales mayormente las transnacionales han sacado provecho es el petróleo.
En Ecuador, donde la IED se ha centrado en la extracción de recursos naturales, el Gobierno reformó el sector petrolero a fin de garantizar un mayor porcentaje de las rentas en el sector público.
La reforma se cristalizó en 2010, cuando las empresas transnacionales del sector pasaron a operar bajo contratos de prestación de servicios, por los cuales perciben una tarifa fija según la cantidad de crudo extraído.
Aproximadamente la mitad de las empresas extranjeras del sector aceptó las nuevas condiciones, mientras el resto decidió liquidar sus activos en Ecuador.
En 2012, la recuperación de la renta petrolera generó dos mil 795 millones de dólares en utilidades adicionales por la renegociación de 24 contratos.