Juan Orlando Hernández, ex presidente del Congreso Nacional y candidato presidencial del partido de gobierno en las elecciones del 24 de noviembre en Honduras, promete crear unos 800 mil nuevos empleos durante los próximos cuatro años. Para ello, planea «inundar Honduras de maquilas» y duplicar las hectáreas sembradas con palma africana y caña de azúcar. […]
Juan Orlando Hernández, ex presidente del Congreso Nacional y candidato presidencial del partido de gobierno en las elecciones del 24 de noviembre en Honduras, promete crear unos 800 mil nuevos empleos durante los próximos cuatro años. Para ello, planea «inundar Honduras de maquilas» y duplicar las hectáreas sembradas con palma africana y caña de azúcar. Las organizaciones sociales se rebelan.
«Me llamo Juan Orlando Hernández y vengo de las tierras del indómito cacique Lempira. De la mano de Dios, con el apoyo de mi partido y el voto mayoritario del pueblo hondureño voy a ser el próximo Presidente», es la frase que ha marcado la campaña política del candidato del Partido Nacional, que ha hecho de la militarización de la sociedad, las maquilas y la expansión de los monocultivos los ejes de su oferta electoral.
Hernández dice que generará empleo apoyándose en las maquilas, la siembra de 125 mil nuevas hectáreas de palma aceitera y 50 mil de caña de azúcar.
Honduras cuenta hoy con unas 150 mil hectáreas sembradas con palma africana y casi 100 mil con caña de azúcar y registra una producción de 100 mil galones diarios de biodiesel, surgidos precisamente de esos dos productos, que se han ido expandiendo en detrimento de los cultivos alimenticios. Un estudio elaborado por la embajada de Estados Unidos en Honduras asegura que en el país hay unas 600 mil hectáreas aptas para nuevas siembras de palma africana.
Paralelamente, el país sufre un déficit anual de más de 10 millones de quintales de maíz, 200 mil quintales de frijol y 500 mil quintales de arroz. Unas 300 mil familias (1,5 millones de personas) no tienen acceso a la tierra, la mitad de la población rural vive con menos de un dólar diario y 5,5 millones de personas están en situación de pobreza (67 por ciento de la población), 3,8 millones de las cuales en pobreza extrema[1].
«La propuesta de este señor apunta a duplicar la cantidad de tierra sembrada con palma y aumentar en 50 por ciento la de caña. Esto significa invadir de forma brutal la región de la Mosquitia hondureña», dijo a La Rel Miriam Miranda, presidenta de la Organización Fraternal Negra de Honduras (OFRANEH).
La dirigente garífuna explicó que, durante una reunión con el Observatorio de Derechos Humanos de los Pueblos Indígenas, los representantes del pueblo miskito lanzaron un llamado de alerta ante el avance del cultivo de palma en su territorio ancestral, sobre todo en la zona de Brus Laguna.
«Existe un plan muy claro para convertir la Mosquitia, uno de los principales pulmones de Centroamérica, en un criadero de palma. Esto responde a la creciente demanda de agrocombustibles de parte de Estados Unidos y la Unión Europea», analizó Miranda.
Durante una ronda periodística con la prensa internacional radicada en Honduras, el candidato presidencial negó la intención de «invadir» dicho territorio y aseguró que se operará «bajo los más altos estándares de responsabilidad social y ambiental» y en coordinación con los pequeños y medianos productores de las zonas de Colón, Olancho, Cortés, Yoro y Atlantida. «Honduras tiene una gran cantidad de tierra sin sembrar y por ahí vamos», dijo.
¿La palma crea empleos? Sólo falacias
La presidenta de OFRANEH consideró totalmente inaceptable la propuesta del candidato nacionalista.
«Es un grave peligro y atenta contra la soberanía y la seguridad alimentaria del país, sobre todo ahora que el modelo basado en los monocultivos está afectando gravemente la capacidad de la población de satisfacer sus exigencias alimentarias», dijo.
Miranda rechazó también la idea de que ampliando el monocultivo de palma se generen miles de puestos de trabajo.
«Es una total falacia. Existen varios estudios que demuestran que ese cultivo no genera empleo ni contribuye al desarrollo de los pueblos. Y lo más peligroso es que el medio ambiente se va a ver afectado drásticamente», aseguró.
La dirigente garífuna abogó por una reflexión profunda y seria acerca qué tipo de país quiere el pueblo hondureño.
«Los pueblos indígenas y negros estamos sumamente preocupados por lo que se pretende hacer con nuestras tierras, y rechazamos con fuerza la idea de que el monocultivo para producir agrocombustibles deba sustituir la siembra de alimentos», dijo.
«Hay un plan maquiavélico muy peligroso que pretende acaparar la Mosquitia. Desde el movimiento social y popular hondureño y latinoamericano debemos combatir y detener este proyecto», concluyó Miranda.
[1] Fuente: Datos CEPAL, UNICEF y Observatorio del Mercado Laboral de la Secretaría del Trabajo
Fuente: http://nicaraguaymasespanol.