Los antecedes de la V Cumbre Continental de los Pueblos Indígenas, podemos hallarlos en la leyenda del Águila y el Cóndor: Cuentan los sabios ancianos y guías espirituales de culturas indígenas, que a inicios del tercer milenio ocurriría una gran reunión entre las gentes del norte, que es del Águila y las gentes del sur […]
Los antecedes de la V Cumbre Continental de los Pueblos Indígenas, podemos hallarlos en la leyenda del Águila y el Cóndor: Cuentan los sabios ancianos y guías espirituales de culturas indígenas, que a inicios del tercer milenio ocurriría una gran reunión entre las gentes del norte, que es del Águila y las gentes del sur que es del Cóndor. Está daría como resultado una alianza de colaboración que buscaría establecer una alternativa real a la actual humanidad. El lugar del primer encuentro entre el Águila y el Cóndor, fue Teotihuacán que en náhuatl significa ciudad de los dioses, donde hoy se encuentra las ruinas del mismo nombre, al norte de Ciudad de México. Esta I Cumbre se realizó en octubre del año 2000 y desde ahí se han repetido encuentros que han intentado reconstruir la memoria histórica y rescatar la sabiduría ancestral de los pueblos indígenas, pero además proponer alternativas a la actual crisis civilizatoria.
Se dice que no hay cultura sin horizonte mítico y es precisamente a través del mito que podemos empezar a entender la verdad de los pueblos indígenas, en la complejidad de este mundo contemporáneo, donde prima la razón y ciencia [1] . Desde ese mito es que analizamos la realidad de los pueblos indígenas que necesariamente debe contraponerse al pensamiento racional, no para impedir su entendimiento sino para avanzar en él. Por tanto, es posible sustraer esa realidad de la Declaración de la V Cumbre [2] .
Allí en su primera parte, se señala de manera enfática que en estos tiempos, el único paradigma por el que la mayoría de países han apostado es el modelo económico neoliberal. Desde ese modelo se han articulado distintos mecanismos que imponen políticas de despojo y saqueo de los bienes comunes, no solo de los pueblos indígenas sino del planeta; mecanismos que buscan la legitimidad mediante una ecuación jurídica como por ejemplo, los Tratados de Libre Comercio (TLC), los Tratados Bilaterales de Inversión (TBI) y todas aquellas fórmulas jurídicas que buscan legitimar la injusticia. De tal manera que se ha venido construyendo una arquitectura normativa que busca garantizar el poder económico de las inversiones, patrimonio de pocas personas, dueños de empresas multinacionales, poseedoras de un poder fáctico para ordenar, disponer y controlar a bloques regionales, Estados o cualquier otra fuerza que se interponga en ese afán de acumulación.
En ese sentido, más de cuatro mil delegados y delegadas indígenas, además de otros colectivos solidarios con el movimiento indígena, llegaron desde distintos rincones del Abya Yala -palabra del pueblo Kuna que significa tierra de sangre vital [3] – para que en dicho territorio se dispongan a recrear un espacio de paz, convivencia, diálogo y negociación como se ha bautizado al Resguardo de La María Piendamó. Este territorio del pueblo Misak fue cedido, a fines de los noventa, para que el Gobierno colombiano y las FARC se sentaran a negociar la búsqueda de una Paz formal que recién ahora empieza a ser posible, pero que aún está lejos de ser real; en vista que al mismo tiempo que se desarrollaba la V Cumbre, dos hermanos indígenas eran asesinados, uno de ellos un guía espiritual indígena. Los trágicos hechos hacían recordar aquellos asesinatos selectivos de la época de la santa inquisición y que, hoy, en Colombia son los efectos de una estrategia militar que tampoco parece tener fin.
¿Quien puede dudar a estas alturas que los pueblos indígenas han sido y siguen siendo las principales víctimas de la violencia de cualquier frente, sea Estatal, paraestatal, guerrillero y ahora económico; y que la impunidad es la continuidad de esas políticas, a la que la comunidad internacional tampoco ha podido dar freno? No hace falta más que revisar los periódicos y ver quiénes son las víctimas de los conflictos socioambientales o remitirse a las estadísticas del Informe de la Comisión de la Verdad y Reconciliación del Perú, para saber que el 70% de la totalidad de víctimas del conflicto armado fueron indígenas quechua hablantes [4] o peor aún, ver el caso del pueblo Maya que constituye el etnocidio más brutal de América Latina: más de 200 000 mil asesinatos, cerca del 80% correspondientes a indígenas mayas [5] . Para ser conscientes que nuestros tiempos no son precisamente los de Paz, ni de condena a los crimines contra la humanidad, la Corte de Constitucionalidad de Guatemala acaba de anular la condena por ochenta años de prisión al dictador Efrain Rios Montt por el genocidio al pueblo Maya [6] .
Este espacio es vital para poder realizar un balance de los últimos cuatro años. Los pueblos del Abya Yala se congregaran por última vez el 2009, a orillas del Lago Titicaca, llegando a parecidas conclusiones: la necesidad de trascender las declaraciones y pasar a acciones más directas, encaminadas a impactar en los Estados nacionales. Si bien el movimiento indígena aún está lejos de consolidar acciones de libre determinación, salvo excepciones como la que se ejerce en territorio zapatista, la mayoría de pueblos indígenas sigue optando por reafirmarse en la resistencia contra el avance violento de la política económica extractivista. Promovida por empresas multinacionales y facilitadas por los Gobiernos, estas políticas sostienen acciones tan antidemocráticas como: la usurpación de territorios, sin procesos de consulta para el consentimiento, la militarización de territorios en caso de oposición por parte de la población, la criminaliza de líderes y penalización del derecho de protesta y movilización como una acción en legítima defensa de su espacio de vida (territorio y recursos naturales) y sus derechos colectivos e individuales. [7]
La resistencia que se libra ante los aparatos estatales uninacionales, utilizados como vehículos para la arremetida de las empresas transnacionales; está siendo una lucha cruenta que actualmente ha debilitado a diferentes organizaciones nacionales indígenas, bajo distintas estrategias. La llamada neocolonización de los mercados transnacionales cumple bien su tarea al momento de homogenizar a sus opositores y convertirlos en potenciales consumidores. Por tanto, no es suficiente con reafirmarse en dicha defensa del espacio de vida, ni tan solo fortalecer y reinventar estrategias de resistencia frente al modelo económico neoliberal y extractivista; es urgente acciones más concretas, propuestas políticas, económicas, jurídicas y culturales que empiecen a dar resultados, aunque muchas ya se han activado, aun no son gravitantes en sus logros (judicialización de derechos indígenas). Un paradigma alternativo podría crear condiciones que frenen esa locomotora económica que arrasa con todo derecho, lo que daría oxígeno para empezar a equilibrar la situación actual.
La V Cumbre ha avanzado en esas propuestas, cuando se refiere al ejercicio del derecho propio, del derecho mayor o también llamado consuetudinario. Ese ejercicio se ha materializado con la conformación de las llamadas guardias indígenas en Colombia, que están permitiendo tener el control de territorios sumamente violentos, al igual que sucede con los guardianes de las lagunas contra el proyecto de Conga en el Perú. Pero el ejercicio del derecho propio, va más allá y abre diferentes puertas que incluso aportan a la deconstrucción del mismo Derecho.
Estas propuestas son complementadas con la construcción de Planes de Vida y Buen Vivir en cada uno de los pueblos y nacionalidades indígenas, respetando la identidad de cada pueblo, lo que los Estados-Nación no han podido construir a través de sus políticas públicas homogenizadoras. La educación propia juega un papel importante en ello, es la educación y espiritualidad de los pueblos la que debe de ejercerse desde los mismos territorios, para evitar que la niñez y juventud se desvinculen de su identidad, del territorio y su futuro. Quizás el talón de Aquiles del movimiento indígena y de cualquier otro movimiento social, es la articulación de un sistema económico propio de los pueblos indígenas. Sin embargo, empiezan a dibujarse algunas iniciativas a través de las cooperativas comunitarias y la revitalización de otras formas de comercialización como el trueque. Sin duda el gran reto es poder establecer alternativas económicas que desde un campo marginal vayan extendiendo sus redes hasta articular con otras experiencias de movimientos aliados contrahegemónicos.
Las Marías de Piendamó
Son todas esas mujeres indígenas, dispersas en territorios del Abya Yala, contra las diariamente se reportan acciones violentas por parte de sus mismo compañeros, los miembros de sus comunidades o por el propio modelo neoliberal y sus lógicas para alimentar esa máquina que todo lo engulle. Las mujeres indígenas son símbolo no solo de resistencia, puesto que ellas no se conforman con resistir, sino más bien de la capacidad para la construcción de una verdadera alternativa a este modelo de desarrollo que les permita emanciparse. Tras ese reto estuvieron más de 2000 mil mujeres indígenas que se dieron cita en la II Cumbre Continental de Mujeres el 11 y 12 de noviembre, donde además de dar testimonio de resistencia, hubo propuestas para que se fortalezcan y puedan enfrentar la violencia contra sus cuerpos, la discriminación por razón de género, el racismo y las desigualdades que diariamente sufren .
La María Piendamó, sus Marías y el relato de sus vidas, podría reflejar el realismo mágico de Macondo que en «Cien años de soledad», retrató realidad de lugares insospechados, de gentes que han vivido en soledad, aisladas del resto del mundo, con esporádicos contactos. En la María de Piandamó la mayoría de esas mujeres indígenas de una u otra manera, han sido víctimas de violencia, de una sociedad dominante que siempre las ha buscado para su despojo. La mujer indígena podría representar también a la Pachamama, pero muchos de ellas se resisten a metáforas esencialistas que finalmente le den más carga para desarrollar sus propuestas, ellas prefieren ejercer una crítica directa al patriarcado ancestral que también se encuentra en la mayoría de pueblos indígenas.
En ese sentido, uno de sus acuerdos fue conformar la Coordinadora Continental de Mujeres Indígenas del Abya Yala, estructura que les permite tener mayor margen de acción. Exigen también, una participación paritaria /dual /complementaria (hombre-mujer) para garantizar el ejercicio y equilibrio de poder como autoridades indígenas y la participación en igualdad de condiciones. De la misma forma como el reconocimiento de la violencia interna al proponer que las autoridades o miembros que tengan antecedentes de violencia contra las mujeres, las niñas y niños, así como problemas de alcoholismo y drogadicción, no sean aptos para ejercer un cargo.
La juventud indígena también tuvo su oportunidad para fortalecer sus procesos; en tal sentido propuso la creación de un consejo de coordinación de jóvenes y planteó la realización de la I Cumbre Continental de Jóvenes del Abya Yala, conjuntamente con la VI Cumbre que se realizará en el territorio de los pueblos indígenas de Honduras. Otra propuesta fue prom over una Minga Indígena Continental por la Vida Plena y el Buen Vivir. Pero al mismo tiempo que los jóvenes indígenas se reafirmaban en luchas históricas, agregando que son los hijos de esa primera generación del movimiento indígena de los noventa, proponían cuestiones prácticas. Muchos de ellos se desarrollaban en el campo de las comunicaciones, todos y todas los jóvenes era comunicadores en potencia, que iban informando los detalles de la V Cumbre. Sin duda, el papel de los comunicadores indígenas que también se dieron cita en La María Piendamó, será trascendental en el futuro del movimiento.
Desde la I Cumbre Continental en Teotihuacán México pasando por la II Cumbre de Kito en Julio del 2004, se ha alertado sobre los principales problemas que afronta la civilización. La III Cumbre en territorio Maya de marzo del 2007 llamó a acciones más concretas que permitiesen la reacción de los Estados-Nación. La respuesta a ello ha sido agudizar las políticas económicas neoliberales, hasta llegar a IV Cumbre en Puno, donde incluso se propuso pasar de la resistencia al poder. La V Cumbre trajo una vez más, muchas buenas intenciones en una mistura de colectivos dispuestos a compartir y reafirmar su lucha por las demandas indígenas que son sin duda una alternativa al modelo imperante; donde los comunicadores de distintas partes informaron cada acto, artistas recrearon murales con los rostros de todos los pueblos, grupos de danza bailaron al ritmo de la música indígena de la región, artesanos compartían sus telares; todos y todas daban vida hilando y tejiendo alternativas. Sin embargo, es momento de evaluar objetivamente el desarrollo de estas reuniones sus logros, limitaciones y retos. Tomo las palabras de los guías espirituales indígenas, también reunidos en La María, llamando a los líderes políticos indígenas a acercarse a dicha espiritualidad, abandonar la soberbia y resistir también una alienación cultural inminente. Si hay algo que fue contundente para los distintos colectivos reunidos allí, fue que el motor del movimiento indígena, hoy por hoy, es la amalgama entre la espiritualidad indígena y la mujer como fuerza del presente y futuro; si se permite su paso quizás aquella profecía que habla del vuelo del águila y del cóndor juntos, sea la senda de la Paz, de la sanac ión y del equilibrio que necesita no solo el movimiento indígena sino la humanidad.
Notas:
[1] Gadamer Hans Georg, Mito y razón, Editorial Paidós, 1997 – 133 páginas
[2] Declaración de la V Cumbre: http://www.
[3] López Hernández, Miguel Ángel (2004). ). Quito, Ecuador: Ediciones ABYA YALA. p. 4
[4] Informe Final de la Comisión de la Verdad y Reconciliación http://cverdad.org.pe/ifinal/
[5] Alto Comisionada de las Naciones Unidas. http://www.un.org/spanish/
[6] El Periódico, Anulan sentencia emita contra Ríos Montt 21-05-2013: http://www.elperiodico.com.gt/
[7] Extraído de las Conclusiones de la V Cumbre Continental de los Pueblos Indígenas.
Luis Hallazi es abogado y politólogo, asesor de la Coordinadora Andina de Organizaciones Indígenas-CAOI, especialista en Derechos Humanos y en mecanismos para el ejercicio de un Derecho Transformador. Actualmente candidato a doctor por la Universidad Autónoma de Madrid. Contacto: luis.hallazi@gmail.
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