Un millón de manifestantes se concentraron el sábado 25 de octubre en Roma, la capital italiana, contra las reformas en la legislatura laboral que está promoviendo el gobierno «centro-izquierdista» de Matteo Renzi. Fue la movilización obrera más masiva desde la manifestación gigante contra el gobierno de Berlusconi en 2002. Lo que ataca principalmente el gobierno […]
Un millón de manifestantes se concentraron el sábado 25 de octubre en Roma, la capital italiana, contra las reformas en la legislatura laboral que está promoviendo el gobierno «centro-izquierdista» de Matteo Renzi. Fue la movilización obrera más masiva desde la manifestación gigante contra el gobierno de Berlusconi en 2002.
Lo que ataca principalmente el gobierno es el «Artículo 18», que protege a los trabajadores y las trabajadoras de los «despidos sin motivo». Las medidas de Renzi van a hacer los despidos más faciles y será más dificil para quienes han perdido su trabajo recurrir a la justicia.
Las movilizaciones habían empezado el viernes con unas horas de paro en los transportes, en escuelas, hospitales y servicios sociales en muchas ciudades. Entre otras cosas, las aerolíneas tuvieron que anular vuelos desde y hacia los aeropuertos de Italia. Las plantillas de Alitalia y de Easyjet se preparan para una nueva huelga el 14 de noviembre.
Renzi sostiene que la «simplificación» del código laboral es el único camino si Italia quiere atraer inversiones, y estas inversiones son necesarias, supuestamente, para que Italia se enfrente a la recesión. El desempleo, oficialmente, está en un 12,6% en Italia. Entre jóvenes es del 44,2%. El gobierno sostiene, de forma provocadora, que el medicamento contra el paro es más flexibilidad en el mercado laboral, o sea los despidos.
CGIL, la mayor confederación de sindicatos en Italia, la que organizó la manifestación del 25 de octubre, ha comparado a Renzi con Thatcher, la primer ministra de Gran Bretaña en los años ´80 que había declarado la guerra contra los sindicatos. Renzi mismo se burló de los manifestantes, comparándolos con «gruñones jubilados» que se quejan de todo.
El partido democrático, el partido de Renzi, dio luz verde al gobierno para hacer las contra-reformas, el 29 de septiembre. Renzi, para disciplinar al ala «izquierda» del partido (el ala que proviene de la mutación de la antigua izquierda italiana) pidió la investidura del Senado, que la obtuvo el 8 de octubre. Para que las reformas estén ratificadas, tienen que pasar también por el Parlamento.
Pero el domingo, un día después de la manifestación, el gobierno de Renzi recibió un golpe fuerte por una parte que no esperaba. Nueve grandes bancos italianos no aprobaron el último test de estrés del Banco Central Europeo. Entre ellos, está también el Monte Dei Paschi di Siena, el banco más antiguo del mundo. Para sobrevirir, tiene que asegurarse por lo menos un capital fresco de 2,1 mil millones de euros.
El Banco d’Italia (el banco central) corrió a declarar su confianza a la robustez del sistema bancario del país. El test de estrés, dijo el banco d’Italia, se basó en un escenario «excepcionalmente difícil» y presupone una «recesión profunda durante todo el 2014-16». De los nueve bancos, dijo, sólo uno, Banca Carige, tiene un problema de verdad.
Como en Grecia o en el Estado español, en Italia el gobierno está atacando los derechos laborales mientras al mismo tiempo está apoyando (con declaraciones, dinero y leyes) a los baqueros. La diferencia es que en Italia no está en el gobierno un partido como el PP, sino un partido como el PSOE. Esto es una advertencia a quienes tienen falsas ilusiones de lo que significaría un cambio gubernamental en sí mismo.
Fuente original: http://enlucha.org/articulos/