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Entrevista a la abogada especializada en el campo del asilo Marta Górczynska.

En la frontera polaca, «una política que simplemente deja morir a la gente»

Fuentes: Viento Sur

La situación en la frontera entre Polonia y Bielorrusia empeora cada día. ¿Ves signos de desescalada, hay políticos en Polonia que pidan moderación y una actitud humanista? Marta Górczynska: Desafortunadamente no. Es un desastre humanitario a todos los niveles lo que está sucediendo aquí, en el centro de Europa. Los políticos solo se preocupan por […]

La situación en la frontera entre Polonia y Bielorrusia empeora cada día. ¿Ves signos de desescalada, hay políticos en Polonia que pidan moderación y una actitud humanista?

Marta Górczynska: Desafortunadamente no. Es un desastre humanitario a todos los niveles lo que está sucediendo aquí, en el centro de Europa. Los políticos solo se preocupan por la defensa de las fronteras; nadie menciona siquiera la ayuda humanitaria, que las y los refugiados necesitan desesperadamente. Hace cada vez más frío, las temperaturas caen por debajo de cero. La gente no tiene techo que le proteja, nada que comer, ni ropa de abrigo. Hay mujeres que abortan. Polonia se niega a proporcionar asistencia médica o humanitaria a las personas que buscan protección, a pesar de las solicitudes del Tribunal Europeo de Derechos Humanos. La gente se está muriendo. No porque no tengamos los medios para salvarla. Sino porque nosotras y nosotros, porque Europa, les estamos dejando morir. Es una pesadilla.

Polonia recientemente prorrogó el estado de emergencia 60 días. ¿Qué significa eso?

Solo los militares pueden entrar en la zona roja, es decir, los tres kilómetros de zona de seguridad a lo largo de la frontera. Nadie más, ni médicos, ni periodistas, ni trabajadores humanitarios. Esta situación es dramática en varios aspectos. En primer lugar, prácticamente no tenemos información periodística ni imágenes sobre lo que está sucediendo en el bosque. No es solo un bosque donde se alojan las y los refugiados, sino una verdadera selva: el bosque virgen más antiguo de Europa, un área atravesada por pantanos y ríos. Allí viven bisontes y los lobos aúllan por la noche. Pero la situación es sobre todo dramática porque las personas refugiadas no son atendidas. Las únicas personas que tienen acceso, fuera de las fuerzas de seguridad, son las poblaciones locales. Hacen lo que pueden, pero las personas que viven allí están completamente desbordadas por esta responsabilidad.

Háblanos de todo ello

Las y los ciudadanos comunes se convierten en socorristas, pero no tienen experiencia en tales situaciones ni equipo adecuado. Les llevan sacos de dormir, té en termo y sopa caliente a las y los refugiados en el bosque. Pero no es tan fácil llegar a ellos, debido a los pantanos, pero también porque muchos se esconden por miedo a las fuerzas de seguridad polacas. A menudo ni las ambulancias vienen cuando se les llama. ¿Y quién tiene una camilla en casa? Los residentes transportaron recientemente a una persona (una anciana y enferma) en una hamaca improvisada. Sacaron del pantano a un niño de 2 años que casi se ahoga. Dijeron que un niño de 14 años vagaba solo porque las fuerzas de seguridad polacas habían enviado a su padre de vuelta a Bielorrusia y se habían olvidado de él. Inicialmente, los residentes informaban a las autoridades polacas cuando se encontraban con personas refugiadas, porque suponían que luego serían llevadas a centros de recepción de refugiados y atendidos. Pero descubrieron que las fuerzas de seguridad polacas estaban llevando a la gente a camiones militares para llevarles de vuelta a Bielorrusia.

Tales devoluciones son ilegales según el derecho europeo e internacional. Pero ahora el gobierno polaco ha legalizado de facto estas devoluciones…

Efectivamente, a mediados de octubre el Parlamento polaco aprobó una enmienda a la ley que permite a los guardias fronterizos devolver inmediatamente a las personas migrantes. También se les puede prohibir entrar a Polonia y al espacio Schengen por un período que oscila entre seis meses y tres años. Si una persona solicita asilo todavía está autorizada oficialmente a hacerlo. El problema, sin embargo, es que en la práctica la solicitud de asilo a menudo es registrada por guardias fronterizos y las personas son siempre rechazadas. Sabemos de un caso en el que una persona solicitó asilo en presencia de un abogado, de un periodista y de un guardia de fronteras, pero esta solicitud simplemente fue ignorada y el hombre fue devuelto por la fuerza a Bielorrusia. Incluso en los hospitales polacos, donde finalmente llegan unas pocas personas que buscan protección, son deportadas a Bielorrusia.

¿Son registradas las personas refugiadas en Polonia?

Algunas personas lo están, pero los criterios utilizados aquí no están en absoluto claros. Al principio, pensamos que Polonia podría acomodar a familias o personas que necesitaran protección de forma particular. Pero resultó que esto también era falso. Hay una arbitrariedad absoluta. La ley ya no juega ningún papel. Es un poco como la ruleta rusa: a veces las autoridades polacas permiten a la gente demandar asilo, y a veces no.

¿Cuál es la situación de los albergues para personas refugiadas en Polonia?

Están completamente abarrotados porque el gobierno polaco no ha proporcionado más personal ni más espacio. Las que se encuentran allí están seguras en este momento, pero la comida es insuficiente y la gente tiene menos espacio que en la celda de una prisión. Y la mayoría de las que buscan protección ni siquiera llegan ahí, son devueltas. Tienen marcas, heridos, moratones debido a las palizas de las fuerzas de seguridad bielorrusas y la devolución por parte de las polacas. Los soldados bielorrusos las fuerzan a cruzar las barreras de alambre de púas cortantes en la frontera polaca o a través de agujeros individuales en las barreras, y los soldados polacos los obligan a regresar a Bielorrusia utilizando exactamente las mismas rutas.

¿Y qué dice la UE al respecto?

¡Nada! Es increíble. Desde Bruselas, escuchamos toneladas de condenas contra Lukashenko, pero no críticas al gobierno polaco, a pesar de la flagrante violación de la ley vigente. ¡Las cosas no pueden continuar así! Por último, la UE debe garantizar que las y los periodistas, el personal médico y las ONG puedan acceder a la zona de seguridad. La Cruz Roja y organizaciones similares han capacitado personal y saben cómo hacer frente a tales situaciones. Las y los polacos que viven en la frontera ya no pueden soportarlo. Están traumatizados, al igual que los activistas de nuestra organización. Yo misma estoy agotada, nunca he experimentado nada igual en mi vida. Incluso algunos guardias fronterizos polacos lloran y se emborrachan porque ya no pueden soportar la presión psicológica. Uno de ellos me dijo que empujó a un niño a través de la frontera -después de todo, era la orden- y que ahora estaba teniendo pesadillas.

El ministro presidente de Sajonia, Michael Kretschmer (CDU), ha dicho: «Necesitamos vallas, pero también muros… Ciertamente, los muros no interesan a nadie, pero ahora le corresponde a la Unión Europea demostrar su credibilidad». ¿Qué esperas de Alemania?

Espero que Alemania no apoye al gobierno polaco, que viola la ley, sino que apoye a las personas migrantes. Pero no paro de escuchar a los políticos alemanes elogiar y apoyar a las fuerzas de seguridad polacas y atacar a Lukashenko. Por supuesto, tiene culpa, ¡pero estamos hablando de unos pocos miles de refugiados! Algunos de ellos tienen parientes en Alemania.

¿Puedes dar un ejemplo concreto?

Entre las personas refugiadas en la frontera, por ejemplo, hay una mujer siria cuyos padres han recibido asilo en Alemania. Está enferma y se fue a Bielorrusia sin el conocimiento de sus padres para continuar su viaje a Alemania. Perdió sus zapatos en el barro de la selva y caminó por el bosque durante días a temperaturas bajo cero. Luego tuvo una grave crisis epiléptica. Ella es una de las pocas personas que ha logrado llegar a un hospital polaco. Fue admitida en una condición extremadamente crítica. Sus padres vinieron de Alemania a Polonia, pero al principio ni siquiera se les permitió verla debido a las reglas antipandémicas, luego solo durante quince minutos. Esta es la primera vez en años que vuelven a ver a su hija, que está acostada en una cama de hospital, llena de tubos. Y siempre existe el riesgo de que sea enviada de vuelta a Bielorrusia. ¡Por favor, Alemania, flexibilice los obstáculos burocráticos y dé la bienvenida a esas personas!

¿Cuáles son las posibilidades de participar activamente en la Fundación Helsinki para los Derechos Humanos, qué puedes hacer ahora?

Nosotras y nosotros, un equipo de abogados, funcionarios de ayuda a refugiados y activistas de derechos humanos, aportamos nuestra ayuda allí donde podemos. Garantizamos la representación legal de quienes solicitan asilo y, en la actualidad, también somos el contacto de los ciudadanos polacos que viven en la frontera y ayudan. Junto con otras organizaciones de ayuda, recaudamos donaciones de dinero y bienes, luego vamos a la frontera con sacos de dormir, chaquetas calientes, zapatos, etc. Allí, se los damos a la población local, que los distribuye a las personas que buscan protección. No hay escasez de ayuda, el problema es que debe llegar a las personas migrantes. Como todo debe ser improvisado y, como dije, no hay apoyo profesional del Estado, la UE u organizaciones de ayuda experimentadas, es difícil. ¿Cómo es que el gobierno nos deja solos para hacer esto?

Podemos ver frustración y agotamiento en tu cara…

Y no soy la única que experimenta este caos. La selva en la frontera era un paraíso, muchos habitantes de la ciudad se establecieron allí porque era tan hermosa. Ahora es un infierno. Pero en medio de este infierno, hay humanismo y ayuda. Solo que esto está políticamente criminalizado. Muchas personas que han vivido allí durante mucho tiempo recuerdan los tiempos más oscuros. Solían esconder judíos en sus hogares en la región. Hoy en día, esconden refugiados en sus hogares, pero no se atreven a hablar con sus vecinos porque la situación legal se ha vuelto tan confusa que deben temer ser encerradas tras las rejas. Porque no solo los que ayudan, sino también están presentes las y los nacionalistas de derecha que acusan a quienes ayudan a las personas refugiadas de traición y les denuncian ante las autoridades. Recientemente, activistas polacos de derechos humanos llevaron a un refugiado iraquí en su coche. Ahora se enfrentan a ocho años de prisión por presunta trata de personas. ¡En Polonia! ¡En el centro de Europa! ¡En el siglo XXI! Estas son condiciones que no hubiera pensado que fueran posibles. Estamos en guerra. Es como una maldita guerra.

Marta Górczynska es abogada especializada en el campo del asilo, que vive en Varsovia. Trabaja para la Fundación Helsinki para los Derechos Humanos, con la que Pro Asyl está vinculada a través del Consejo Europeo de Refugiados (CERE).

 (Artículo publicado en el sitio web alemán Pro Asyl, el 12 de noviembre de 2021; traducción al francés de la redacción de A l’Encontre)

En francés: https://alencontre.org/europe/a-la-frontiere-polonaise-une-politique-qui-laisse-tout-simplement-les-gens-mourir.html

Traducción: Faustino Eguberri para viento sur

Fuente: https://vientosur.info/frontera-polaca-una-politica-que-simplemente-deja-morir-a-la-gente/