A propósito del artículo publicado por el señor Gustavo Espinoza M. el día 16 de mayo: https://rebelion.org/peru-a-la-carrera/ y en ejercicio del derecho y deber ineludible de identificar al enemigo y objetivo político principales, en la lucha por la soberanía y dignidad nacional, dentro de un proceso constituyente en marcha; debo, en forma personal, referirme a lo afirmado en dicho artículo.
Una vez más, vemos afirmaciones hechas en el artículo de referencia, que más que polémicas parecen hechas en una realidad alterna o bajo la influencia de verdaderas anteojeras que limitan la visión política del articulista, por decir lo menos, sino es que se prestan a la clara intención de distorsionar la realidad a fin de proteger intereses imperialistas en nuestro suelo patrio, tan amado y regado de sangre por innumerables mártires a lo largo de la historia, desde la conquista española a la fecha, en defensa de la soberanía y dignidad del pueblo.
Cito textualmente lo afirmado por el señor Espinoza: “Vamos a ocuparnos más bien de la otra carrera, la emprendida por la Mafia en su empeño por derribar, a cualquier precio, al Presidente Castillo para restaurar en el Perú el dominio del Poder Oligárquico”.
No es broma, el señor Espinoza cree, o afirma para hacer creer, que con la elección del ¨Presidente Castillo, la oligarquía perdió el poder, y que toda la actividad de la mafia, es por restaurar en el Perú, ese dominio…, nada más ajeno a la realidad, la oligarquía mantiene el poder absoluto, a pesar de la elección de Pedro Castillo al gobierno (para quienes opinan en política debe estar claro la diferencia entre gobierno y poder). Además y principalmente que esa oligarquía mantiene el poder real, en representación y en forma testaferra o intermediaria, de la oligarquía mundial, la que se encuentra en control absoluto y total de los recursos naturales que son patrimonio nacional, y que resultan privatizados gracias al marco constitucional y legal establecido bajo el poder originario de la hegemonía capitalista a nivel mundial, materializado en el consenso de Washington, al cual sirven lealmente las oligarquías nacionales, sus operadores políticos y algunos políticos de izquierda, o que dicen serlo.
Resulta claro, que toda la actividad politiquera de la mafia fujimorista (descrita en el artículo mencionado), y de los demás operadores políticos, es justamente la de soslayar, ocultar, la real presencia de las transnacionales, en manejo y control total de la política y de la economía nacional, además de una real presencia militar extranjera en suelo patrio.
El tema central y real, en la política peruana es, y debe ser, la de la entrega de los recursos naturales a los grupos de poder económico mundial, bajo el marco constitucional y legal de otorgamiento (no venta), en propiedad privada a los concesionarios, de estos; según lo establecido en el art. 66° de la constitución Política del Estado, y en el art. 4° de la Ley Orgánica de Aprovechamiento Sostenible de los Recursos Naturales, Ley N° 26821.
Es este el tema que, el imperialismo dominante en nuestra patria, no quiere que se toque. Le interesa hacer creer o ilusionar al pueblo peruano, con una supuesta independencia política y de pérdida del poder de la oligarquía, y de menudos y domésticos temas politiqueros. Como si ya se hubiera resuelto el tema de la soberanía y dignidad del pueblo peruano en relación a la recuperación de la soberanía sobre los recursos naturales, o de un gobierno y estado democráticos, o que este ya no fuera necesario y que no es objetivo político a seguir. Resulta por demás sorprendente, o indignante, que tal posición venga también, y precisamente, de personajes vinculados al movimiento de solidaridad con los pueblos y gobiernos de Cuba y Venezuela, y que además frecuentan sus salones y eventos de solidaridad y lucha antiimperialista; pero en el suelo patrio, y en la visión política nacional, a este señor imperialista no se le ve, no se le quiere ver, o intencionalmente se le ignora ocultándolo. Grandes anteojeras de un experimentado político de carrera.
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