¿Se convertirá Kaliningrado en el Sarajevo del siglo XXI, un lugar recordado para siempre como punto de partida de una trágica caída en una devastadora guerra de grandes potencias?
La ciudad de Königsberg fue fundada en 1255. Fue la capital de Prusia oriental. También la cuna del filósofo Immanuel Kant. En 1945, Prusia desapareció y su población de origen germánica mayormente fue trasladada a otros países mientras que el territorio fue desarticulado entre Polonia y Lituania. La antigua capital de la parte oriental y sus adyacencias quedaron para la Unión Soviética, que estableció allí el Oblast de Kaliningrado, bautizado así en honor a Mijail Kalinin, uno de los fundadores del Estado revolucionario en 1917 que presidió el Soviet Supremo hasta marzo de 1946.
Se trata de un territorio de tamaño similar al de nuestra Area Metropolitana [Buenos Aires]. Allí se disputaron cuatro partidos del Mundial de Rusia, en junio de 2018, en el estadio Arena Báltica, que fue una de las sedes.
De acuerdo a George Beebe, director de asuntos estratégicos en el Quincy Institute, Occidente no estaría prestando atención a varias lecciones importantes de la Primera Guerra Mundial. (“La OTAN ignora los fantasmas de la «Gran Guerra», en Responsible Statecraft, 1° de julio de 2022).
Una de ellas es que las grandes potencias pueden verse arrastradas inesperadamente a la guerra por las acciones poco meditadas de aliados más pequeños. En este sentido, la posibilidad de que las cosas se salgan de su cauce en Kaliningrado debería ser preocupante ya que, recientemente, Lituania comenzó a aplicar las sanciones económicas de la UE a los productos rusos embargados que se envían a través de su territorio al enclave ruso, que administrativamente es un Oblast, o sea, tiene estatus de provincia.
El sábado 25 de junio entró en vigencia el cuarto paquete de sanciones contra Rusia que, según la interpretación de Vilnius, prohíbe el tránsito de acero y metales ferrosos a través de su territorio.
Rusia ha protestado, argumentando que esta interrupción del suministro viola un acuerdo de transporte alcanzado entre Moscú y Vilnius tras la desintegración de la Unión Soviética, cuando Rusia perdió el acceso terrestre contiguo a Kaliningrado y se garantizó un corredor ferroviario para el transporte de mercancía en 1991. Posteriormente, se informó que piratas informáticos rusos habrían orquestado una campaña de ciberataques contra Lituania como represalia.
“Lituania está implementando las medidas restrictivas impuestas por unanimidad”, dijo Eric Mamer, vocero de la CE. El gobernador de Kaliningrado, Anton Alijánov, dijo que la respuesta rusa será contundente.
Además, Kaliningrado no es un enclave cualquiera. Medido en términos de poder destructivo por kilómetro cuadrado, se encuentra probablemente entre los arsenales más formidables del mundo, donde está asentada la flota rusa y una base con misiles Iskander, de capacidad nuclear. Es difícil imaginar que Moscú se quede de brazos cruzados mientras la UE y la OTAN le impiden acceder a este arsenal nuclear. De hecho, los expertos militares rusos hablan abiertamente de la posibilidad de hacerse con el corredor de Suwalki entre Lituania y Bielorrusia para restablecer una conexión.
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