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Honduras

Camarón con «cola» no se vende

Fuentes: Rebelión [Foto: Diario Tiempo]

Honduras, al igual que la mayoría de los países latinoamericanos, viene enfrentando desde hace tiempo un déficit estructural en sus cuentas externas, especialmente en la balanza de bienes y servicios. Las últimas cifras del Banco Central muestran un desequilibrio comercial mayor a los 7,900 millones de dólares en 2023, donde las importaciones han retomado su dinámica después del Covid-19, no así las exportaciones que cayeron en más de 16% en 2023.

Se necesita no solo ampliar y diversificar la base productiva, sino también un cambio de 180 grados de la matriz productiva que, después de la vigencia del programa de ajuste estructural, se orientó a apoyar la producción de bienes no tradicionales con escaso valor agregado que afectó la producción de alimentos y el medio ambiente, sin descuidar o abandonar la producción de bienes tradicionales como café, azúcar, bananos. A ello se sumó la exportación de bienes maquilados,  cuyo contenido importado supera el 80% del producto final.

Esta fuerte dependencia externa de bienes primarios con escaso valor agregado y bienes maquilados, está teniendo un impacto negativo en el medio ambiente al destruir el bosque de mangle con el camarón en la zona sur y recursos forestales y biológicas en la reserva Yanet Kawas al promover agro negocios con el uso intensivo de insumos contaminantes, y expansión sin control del cultivo de palma africana. Después del golpe de Estado, se hizo evidente la destrucción de las economías campesinas y comunidades indígenas, al generalizarse las concesiones para proyectos energéticos y mineros, y las importaciones de productos básicos con el RD-CAFTA, donde, al parecer, la presidenta Xiomara Castro ya cuenta con una Estrategia para analizar impactos negativos y pedir en conjunto con los demás gobiernos de la región  la revisión o derogación del tratado a EEUU.

La dependencia externa se profundiza cuando existen caídas de precios de los productos o una contracción de la demanda, igual por problemas de inestabilidad política y del comercio mundial; hay evidencia de impactos negativos por sequias y fuertes lluvias. Los empresarios denuncian las invasiones de tierras que afectan la producción e inversiones, sin que el gobierno institucionalice opciones de política y programas alternativos de acceso a la tierra (léase: fondo de tierras) para población campesina sin o con poca tierra para vivir, en ausencia de voluntad política para reformar o derogar la Ley para la Modernización y Desarrollo del Sector Agrícola (LMDSA), denominada Ley de Ajuste Estructural.

Es de reconocer que, el actual subdirector del Instituto Nacional Agrario (INA), Rafael Alegría, ya cuenta con una propuesta de reforma de la LMDSA, pero no hay consenso en el Congreso Nacional para su aprobación.

Igual sucede cuando otros países como EEUU y México, por ejemplo deciden cerrar las fronteras al ingreso de productos agrícolas por violaciones a las reglas del comercio. Desde hace un mes, México decidió no permitir  importaciones de camarón fresco desde Honduras, con los consecuentes impactos negativos en los ingresos de los productores y divisas del país.“Los camaroneros mexicanos han venido denunciando que varios países están triangulando producto de Ecuador, lo que ha sido descartado por las autoridades de la Asociación Nacional de Acuicultores de Honduras (Andah). Esa decisión preocupa a las empresas que operan en la zona sur, ya que los afectados son las exportaciones de producto congelado”. (El heraldo, 25-01-2024).

La triangulación es una práctica o procedimiento “desleal” donde las empresas o productores de un país exportar un bien como producido en su territorio  pero procedente de un tercero, aprovechando que tienen tratados comerciales o tratos especiales con el comprador final.

En el caso del camarón, la denuncia de los camaroneros mexicanos, negada por las autoridades de gobierno hondureño, es que le están vendiendo a México camarón ecuatoriano como hondureño. “Méxicoes el segundo destino de importancia para el camarón hondureño, por debajo de Taiwán, al exportarse el año pasado 22,227,775 libras por 64, 734,075 dólares, según un informe de la Andah. En 2022 se exportaron a ese país 29.1 millones de libras por 105.8 millones de dólares” (El heraldo, 25-01-2024).

Al debilitarse o cerrarse el mercado con Taiwán por la apertura de relaciones comerciales con China, los productores de camarón hondureño tienen que hacer de todo para no votar la producción, ya que, incluso, los chinos pagan a un menor precio que el negociado y pagado por Taiwán. Un impacto acumulado es la perdida de áreas de cultivo, abandono o venta de fincas, estimado en más de 3,000 hectáreas. Con China hay que negociar ya un trato especial, y no esperar la firma del Tratado Comercial.

Las autoridades del gobierno hondureño confían en que la eventual visita de autoridades mexicanas al país para supervisar  las plantas camaroneras ayudará a destrabar el problema, por lo que los productores deberían esperan una solución final por la vía diplomática-institucional; sin embargo, de persistir el problema y la negativa mexicana a abrir la frontera, Honduras puede acudir a la Organización Mundial de Comercio (OMC), lo cual podría más bien alargar la solución.

Los impactos negativos se reflejan en la pérdida de empleo, disminución de la producción, exportaciones e ingreso por divisas. No hay una tipología actualizada de productores camaroneros, pero es de esperar que medianos y pequeños sean más afectados.  Se necesita un diagnóstico rápido del rubro e industria del camarón, o por lo menos actualizar los estudios realizados por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en el marco de los proyectos de competividad rural de la Zona Sur de Honduras. Ello debería incluir los aspectos ambientales y la sostenibilidad del rubro a mediano y largo plazo, al observarse cambios manifiestos en la demanda y precios, y un aumento de la destructuccion de los ecosistemas marinos por malas prácticas y debilidades en la aplicación de la normativa vigente.

Javier Suazo. Economista hondureño, especializado en políticas económicas y estudios doctorales en economía, catedrático de la Facultad de Ciencias Sociales de la UNAH.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.