“Exportar o morir” (Osvaldo Sunkel, 1967)
Con un neoliberal confeso, tienes que tener una alternativa de política económica, caso contrario se impone. Ello es más evidente cuando ha estado ligado a instituciones como el Fondo Monetario Internacional (FMI), que primero apuesta por control de la inflación y acumulación de reservas internacionales para pagar deuda, frente a la demanda de generación de puestos de trabajo de buena calidad y cuyo enfoque es de corte neo keynesiano con activismo de la política pública. Este es quizá uno de los argumentos esgrimidos por el expresidente de Perú, Alan García, en su primero mandato ( 1985-1990), al negarse no solo a adoptar políticas de ajuste “shock”, sino también a destinar no más del 10% del valor total de las exportaciones al pago del servicio de la deuda externa, frente a una exigencia de 60%.
En lo que va del Gobierno de la presidenta Xiomara Castro, la oposición política y economistas de corte neoliberal han venido cuestionando la política económica adoptada, sobre todo monetaria y cambiaria liderada por el Banco Central de Honduras (BCH), referido al no ajuste de la Tasa de Política Monetaria (TPM) en 2022 y 2023, con retrasos de la devaluación del lempira frente al dólar, aun cuando el malestar “no visible” del FMI, era que el Gobierno decidió volver al mecanismo de Subasta de Divisas, prácticamente abandonado en el Gobierno de Juan Orlando Hernández (JOH).
El Gobierno de la República aprobó la evaluación (es) del FMI referido a las condiciones establecidas en el convenio de préstamo suscrito, ajustando previamente la TPM de 3.00 % a 4.00%, y acelerando la depreciación de la tasa de cambio hasta superar los 25.00 lempiras por 1 dólar americano. Ello le permitirá acceder a más de 200 millones de dólares y mejorar la posición de las Reservas Internacionales (RI) frente al aumento del costo del dinero y divisa, en una coyuntura de mayor presión por las fiestas navideñas. Pero, también, puede tener acceso a 300 millones de dólares de otros organismos internacionales con prioridades definidas en apoyo a sectores productivos, infraestructura, cambio climático, salud, protección y compensación social a favor de la población en extrema pobreza; y mejoras visibles en el indicador de riesgo país para acceder a fondos de la banca privada internacional y atraer más Inversión Extranjera Directa (IED).
Recién el Directorio del BCH decidió aumentar la TPM de 4.00% a 5.75%, o sea en 175 puntos básicos, con impactos de la demanda de lempiras y dólares incluso por aumentos de la tasas de interés. Aunque no se esperaba, ya que las estimaciones eran un ajuste de entre 25 y 30 puntos básicos a diciembre de 2024, introduciendo un gradualismo a partir del año próximo, conviene identificar algunos de los factores justificativos.
El primero es el compromiso con el FMI de ajustar la TPM después de la modificación inicial, para no seguir erosionando los recursos internos con tasas de interés relativamente bajas, sacando los empresarios dólares para el exterior al pagarse una tasa mayor por ahorros en dicha moneda. Según la presidenta del BCH, Rebeca Santos, estos malos hondureños han sacado no menos de 1,500 millones de dólares entre 2022 y 2023, y siguen sacando. El segundo son los rezagos en el ajuste cambiario, en tanto ha aumentado la demanda de divisas y observa una caída de las exportaciones, lo cual impacta negativamente en la disponibilidad de dólares, usándose las RI como respaldo.
Un tercer argumento es el financiamiento del presupuesto 2025 de 430, 907.8 millones de lempiras, con requerimiento de financiamiento de unos 49,000 millones de lempiras. Estos recursos se necesitan para cubrir el agresivo programa de inversión pública de la presidenta Xiomara Castro estimado en unos 97,000 millones de lempiras y la disponibilidad de fondos para protección social, a lo que se suma la garantía del pago del servicio de la deuda externa, unos 67,000 millones de lempiras en 2025, puntualmente, que a futuro puede ser cubierta con fondos internos volviendo más atractivos los activos del Gobierno en respuesta a lo caro de los bonos soberanos ( El acuerdo con el FMI y la aprobación de la revisión (es) permite que baje el riesgo país).
Este Programa de Inversiones Públicas, se constituye en un instrumento de desarrollo que posibilita también la generación de empleos, en ausencia de suficientes recursos captados por Inversión Extrajera Directa (IED) y la conspiración de empresas corporativas en contra de la política económica del Gobierno, al buscar la aprobación de Ley de Justicia Tributaria en el Congreso Nacional. El ajuste en TPM restringe la demanda de fondos para inversión privada y las importaciones, lo cual afecta el empleo y los salarios, siendo necesario la vigencia de un programa de inversión productiva más amplio, lo que supone el involucramiento de todos aquellos empresarios que apoyan el desarrollo del país.
Se agrega la presión que tiene el Gobierno de flexibilizar la política cambiaria para enviar señales favorables a los exportadores de bienes transables, más que a los que producen lempiras, por dedicar su producción-mayormente- a cubrir demanda interna, o sea productos y bienes de consumo básico e importados con pocos grados de transformación. Se ha insistido que Honduras es un país con fuertes rigideces estructurales en su sector productivo, por lo que los ajustes cambiarios deben ser muy pronunciados para poder estimular las inversiones y atraer mayor IED, con los consecuentes efectos negativos en la población.
Con el ajuste de la TPM, Honduras queda por debajo de Nicaragua con 6.75% y Republica Dominicana (6.50%), pero arriba de Costa Rica (4.00%) y Guatemala (4.75%). Frente a las nuevas presiones inflacionarias motivada por factores no controlados, países como Colombia, México, Brasil, Uruguay y Paraguay, mantienen TPM más altas que la hondureña. El ajuste en Honduras, busca consolidar los esfuerzos que se han venido realizado para estabilizar la economía y darle fortaleza al crecimiento del PIB que, se espera, alcance un 4% en 2024, uno de los mejores observados en los países latinoamericanos. Se busca también que el alto consumo poco productivo, especulación y presiones cambiarias disminuyan, lo cual ayude también a fortalecer las RI.
Más allá de los presagios apocalípticos sobre el declive de la economía hondureña a causa de un mal manejo de la política monetaria y cambiaria, los esfuerzos deben orientarse a estimular el sector agropecuario/exportador, tal como se ha venido haciendo con la producción de alimentos básicos. El aumento de la brecha externa lo exige, ya que el déficit comercial se ha disparado de 6,835 millones de dólares en 2021 a 7, 210 millones de dólares en 2023 (INE: 2014), lo que ejerce una presión permanente sobre la tasa de cambio y profundiza la dependencia del país.
La tasa de crecimiento del PIB agropecuario ha sido en promedio baja e incluso negativa en los últimos años, afectado por problemas climáticos, caída de precios en ciertos rubros, plagas, baja IED, aumento de costos de insumos y problemas derivados de la ausencia de una política multisectorial integrada desde dentro (agricultura, agraria, pecuaria, piscicultura), complementada con intervenciones en temas forestales, ambientales y fiscales.
Una política de este tipo debería sostener un financiamiento de apoyo al gasto de inversión agropecuario arriba del 10% del observado en la década de 2010-2020, movilizando fuentes y actores diversos. Hay pocos proyectos para el sector, sobre todo para beneficio de los pequeños y medianos productores, cooperativas y unidades emprendedoras con base exportable, lo mismo sucede para el sector forestal.
En el caso del sector maquilador, la inestabilidad de los mercados y caída de la demanda externa afecta la disponibilidad de inversiones externas y flujos de comercio; no obstante, los pronósticos son favorables para 2025 en tanto hay nuevas fábricas en marcha. Se ha acusado al Gobierno de promover el cierre de empresas maquiladoras en la Costa Norte de Honduras, atribuido a su insistencia para que el Congreso Nacional apruebe la Ley de Justicia Tributaria, pero debe reconocerse que las causas principales son otras, y cada empresa que ha cerrado operaciones amerita un análisis particular.
El crecimiento del sector turismo estimado en 3% promedio anual para 2022-2024, y la evidencia de una aumento de la captación de divisas de 679 millones de dólares en 2023 (INE: 28/04/2024), no ha sido suficiente para consolidar una estrategia de desarrollo que involucre a todos los actores, no solo a las cúpulas empresarias y cámaras. Hemos insistido que Honduras ocupa un turismo de tierra dentro y actividades complementarias, no el tradicional turismo de playa que deja pocas divisas, aunque aumente el número de visitantes. Hay que aprender de los vecinos, incluyendo Republica Dominicana, que utilizan incluso el espacio geográfico nuestro y su diversidad para promover turismo desde allá.
El uso productivo de las remesas es también una asignatura pendiente, ya que la mayoría de los ingresos (dólares), al país se van en compra de alimentos mayormente importados, medicinas, arreglo de viviendas, gastos en salud y de educación, muy poco en inversión real de sectores con potencial exportador y captador de más divisas. No hay un impulso inicial que posibilite destinar gran parte de estos ingresos a la ejecución de proyectos de inversión productiva exportable, incorporando activamente las asociaciones de migrantes. Existen estudios para ello, pero todavía la ausencia de una estrategia conjunta gobiernos-migrantes no permite un uso más efectivo para el desarrollo de las remesas.
Los convenios y tratados internacionales son importantes, pero no deberían ser permanentemente deficitarios para Honduras, ya que implica una pérdida neta de divisas vía mayores bienes importados. En el caso de China, se ha avanzado en el proceso y se espera que el Tratado Comercial se firme en 2025, y que el déficit comercial que se tiene en la actualidad no se ensanche mucho. Hay que negociar con China apoyos previos sin costo, como lo hizo Costa Rica y el Salvador, y hacer de conocimiento público los beneficios de dicho instrumento para los pequeños y medianos productores y mi pymes.
La autoridades del Banco Central ha manifestado que la TPM de 5.25% se mantendrá este año. En realidad puede bajar en 2025, si las condiciones del mercado internacional son cambiantes, no solo en que respecta a los flujos de comercio, sino también en políticas de nuestros socios comerciales favorables a la inversión bajando las tasas de interés.
Aunque el aumento de la TPM afectará la demanda de recursos para inversión privada, y frente a las características oligopólicas del sistema financiero nacional, una mejor regulación de las condiciones de crédito, penalizando las intervenciones especulativas y demostrado los altos beneficios que obtiene la banca, puede ayudar a que el costo de dinero sea manejable, y no como aquellos que pronosticas que a junio de 2025, las tasas de interés para préstamos de inversión aumentará en más de 8%, sin descartar mayores ajustes de la TPM, ni valorar los esfuerzos del Gobierno por mantener una inflación manejable.
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