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[Paraguay] No hay triunfo electoral sin movilización popular

7 tesis para derrotar al partido colorado (III)

Fuentes: Rebelión

¿Si las condiciones sociales se agravaron porqué la gente no sale a la calle a protestar? es la pregunta recurrente en el campo popular. Peor aún, ¿si el partido colorado es el responsable de la pobreza y la miseria, porqué cada vez está más fortalecido? La realidad genera confusión a la dirigencia social, que no termina de entender la paradoja.

Históricamente la izquierda ha tenido una lectura sesgada sobre la realidad, entendiendo que los problemas sociales sólo se pueden resolver a través de la contienda electoral. Las elecciones son una herramienta de la lucha, pero no es la principal. Trataremos de explicar este tema recurriendo a Antonio Gramsci, uno de los máximos teóricos marxistas de Occidente.

Gramsci y América Latina

Gramsci hacía una distinción entre Occidente (Europa, etc.) y Oriente (China, Rusia, tercer mundo). En Occidente la «sociedad civil» estaba fortalecida y en el Oriente el Estado era todopoderoso y las instituciones democráticas muy débiles. Oriente no tiene la misma tradición democrática de Europa, y por lo tanto es más parecido a América Latina. A partir de esta constatación, Gramsci proponía aplicar la «guerra de posiciones» para Occidente (donde las instituciones democráticas están fortalecidas), e ir ganando espacios institucionales gradualmente a través de la lucha electoral. Para el Oriente (con instituciones democráticas débiles) proponía la guerra de maniobra (huelgas, paros, cortes de ruta, movilizaciones, confrontación directa) para construir el poder popular.

A pesar de que históricamente se demostró lo correcto de esta teoría, la mayoría de los partidos de izquierda cayeron en el error de aplicar exclusivamente la guerra de posiciones en una región donde las características sociales, culturales, económicas e históricas se parecen más a «Oriente» que a «Occidente».

La historia ha demostrado que en los débiles regímenes de democracia representativa de América Latina, el poder popular se construyó combinando la lucha social con la lucha electoral. Es lo que la historia reciente nos enseña. Chávez, Evo Morales, Correa, llegaron al poder por la vía electoral, pero precedidos de largas movilizaciones sociales. Los triunfos electorales fueron solo la culminación de las luchas populares, confirmando que en América Latina no hay triunfo electoral sin lucha social.

La movilización popular, un terreno hostil para la derecha

El 1° de marzo se organizó la “Plenaria Nacional para la Unidad”, convocada por organizaciones campesinas, indígenas y populares, con el objetivo es enfrentar a través de movilizaciones la grave crisis social que atraviesa el país. Como primera acción y en una correcta lectura sobre la situación política del país, la “Plenaria” decidió unirse a las manifestaciones programadas para el 25 y 26 de marzo, por la Coordinadora de Adultos Mayores y la Federación Nacional Campesina.

Las movilizaciones sociales son el único camino para producir cambios. La lucha social crea un ambiente política y electoralmente favorable al campo popular. El pueblo movilizado en torno a reivindicaciones construidas colectivamente puede modificar la realidad. La lucha social es el catalizador de la conciencia de clase, es el motor de la historia.

El trabajador no adquiere conciencia en la lucha electoral, sino en la confrontación con el enemigo en la calle; en la lucha social es donde identifica quienes están en contra de la clase trabajadora. La lucha social transforma la percepción de la realidad de los trabajadores, actúa sobre su conciencia elevándola a niveles superiores. El ejemplo más reciente es el de Gabriel Boric en Chile, donde las movilizaciones populares desembocaron en su triunfo electoral, de manera impensable. Más que campaña electoral el triunfo de Boric fue resultado de movilizaciones populares. La lucha social es terreno fértil para el triunfo electoral de la izquierda y hostil para la derecha. Para la derecha es más fácil controlar a un electorado sumiso que masivamente acude al ritual del voto cada cinco años que a una manifestación popular combativa por más pequeña que sea.

Algunos sectores de izquierda afirman que la “Plenaria Nacional para la Unidad” es una iniciativa netamente electoral, y de ser así sería un grave error. La izquierda paraguaya debería procesar una nueva lectura de la realidad y repensar en su estrategia política. Sus fracasos electorales, le debería hacer repensar en sus últimas actuaciones, y que por fin pueda entender que no hay cambio social sin lucha social. Si la “Plenaria” se deja influenciar por la izquierda electoralista, desviado sus objetivos hacia la lucha exclusivamente electoral, entonces será un tremendo fracaso. Un proyecto que nació muerto.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.