La investigación de la masacre perpetrada por un destacamento de paracaidistas de las Fuerzas Armadas británicas en Belfast, el 30 de enero de 1972, que causó 14 víctimas por disparos de los soldados y un número indeterminado de heridos, se ha cerrado con una sentencia judicial del Tribunal Supremo que absuelve al último oficial veterano implicado en esta injustificada operación militar.
El proceso a los responsables de esta carnicería, conocida como “Bloody Sunday” (Domingo Sangriento) en la historia de Irlanda, se ha prolongado durante más de medio siglo en Belfast. Los informes forenses revelaron que algunas víctimas sufrieron disparos en la nuca y las espaldas mientras huían de los soldados; otras cayeron bajo el fuego de los paracaidistas cuando intentaban auxiliar a las personas heridas, abatidas sobre el pavimento. Este mismo informe reveló que se disparó con metralla a unos manifestantes desarmados; también se utilizaron balas de goma e incluso hubo víctimas que sufrieron atropellos por vehículos conducidos por soldados.
En 2010, el informe Saville, única investigación oficial que se acercó en sus conclusiones a la aterradora realidad del Domingo Sangriento, dejó claro que los soldados dispararon a civiles indefensos, que no había entre los manifestantes ni armas ni explosivos de ningún tipo y que los militares falsearon la realidad para justificar la sangrienta masacre que cometieron. El informe afirma categóricamente que, en contra de lo que afirman los informes castrenses, los civiles abatidos a tiros no suponían una amenaza para los soldados que les dispararon.
Las declaraciones más contradictorias -reconocidas como válidas por el tribunal- fueron las que realizó el entonces soldado que ahora ha sido absuelto, que reconoció haber disparado y abatido a cuatro personas, justificando su actuación en que ellas le estaban disparando. Tras la apelación de las familias de las víctimas, se reanudó el proceso judicial y en septiembre de 2025 el veterano ex paracaidista británico -conocido como «Soldado F»-, juzgado por cinco intentos de asesinato y cuatro víctimas mortales, ha sido absuelto.
La sentencia del tribunal Supremo de Belfast, representado por el magistrado Patrick Lynch, reafirma la inocencia (“no culpabilidad” en términos jurídicos anglosajones) del militar que cometió estos crímenes. Los familiares de las 14 víctimas del Bloody Sunday han quedado desolados ante una sentencia -abominable desde el punto de vista judicial- que revela la complicidad de los jueces británicos con la matanza que perpetraron los miembros del Regimiento de paracaidistas aquel funesto treinta de enero de 1972. Aseguran que la Justicia británica nunca podrá quitarse de encima la responsabilidad de haber protegido a los autores de esta carnicería y que un precedente judicial como éste significa absolver todos los crímenes que a partir de ahora se comentan en similares circunstancias.
La primera ministra de Irlanda, Michelle O´Neill tampoco ha aceptado esta inhumana sentencia, asegurando que continuará en la línea de apoyo a los familiares de las víctimas que su gobierno ha mantenido, hasta lograr que se reconozca la verdad de la masacre y se haga justicia, una justicia que los jueces y magistrados británicos no están dispuestos a reconocer. Su complicidad y encubrimiento de la matanza del “Bloody Sunday” resulta más que manifiesta
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.


