Si bien quienes valoran la justicia y la armonía entre las naciones tienen muchos motivos para alegrarse, puesto que la hegemonía del imperialismo estadounidense está llegando a su fin y porque ya ha nacido un nuevo mundo multipolar, nosotros en América Latina tenemos sobradas razones para estar preocupados.
Lo que nos provoca este sentimiento contradictorio es la conciencia histórica que nos revela que, en sus estertores, las potencias imperialistas decadentes se muestran aún más sanguinarias hacia aquellas víctimas que permanecen bajo sus garras.
Así, tras sufrir estrepitosas derrotas en el terreno económico (frente a China) y en el militar (como el fracaso de las fuerzas de la OTAN contra Rusia en Ucrania), los Estados Unidos parecen decididos a aferrarse a esta zona geográfica que siempre han considerado su patio trasero y su bastión de resistencia, o sea, la América Latina.
Por lo tanto, las actuales intervenciones imperialistas en nuestro continente se están caracterizando por una ferocidad sin precedentes en mucho tiempo. En consecuencia, todos los países latinoamericanos que se rehúsan a acatar dócilmente los dictados impartidos desde Washington son blancos de ataques y planes de desestabilización.
Ahora, además de su inmensa e inigualable superioridad en poderío militar, los grandes conglomerados capitalistas de los Estados Unidos también detienen la propiedad de las más grandes y poderosas plataformas de comunicación digital y, en consecuencia, ejercen el correspondiente control de sus algoritmos.
Así, mientras la Venezuela bolivariana es sometida a un asedio y agresión a base de fuerzas militares, México, Brasil, Colombia y otros países de la región sufren el acoso a través de la manipulación de algoritmos de redes digitales, que operan con miras a generar descontento y revueltas destinadas a desgastar y derrocar a aquellos gobiernos recalcitrantes cuanto a someterse enteramente a las directivas emanadas de los Estados Unidos.
Basándose en las experiencias iniciadas en Europa del Este a principios de siglo, las técnicas de manipulación de masas se han perfeccionado considerablemente y hoy alcanzan un alto nivel de eficacia.
Gracias a su amplio dominio de los algoritmos de las redes sociales, los organismos al servicio del imperialismo pueden evaluar el estado de ánimo imperante en un país determinado y, con base en este conocimiento, elaborar planes y elegir las campañas y eslóganes más adecuados para el éxito de sus injerencias.
Si en el pasado reciente el tema del “combate a la corrupción” era el más utilizado para fomentar procesos de desestabilización de gobiernos afines a las mayorías populares, hoy ha cobrado fuerza el de la “lucha contra el narcoterrorismo”.
Sin embargo, así como la corrupción nunca fue la verdadera razón de la intervención de las agencias de espionaje del imperialismo en los asuntos de nuestros países, la actual decisión de catalogar a los grupos del crimen organizado como entidades narcoterroristas no es más que un mero pretexto para justificar la inadmisible intromisión de las fuerzas imperialistas en cuestiones que atañen a nadie más que a los pueblos latinoamericanos.
Sabemos que la cura de una enfermedad depende en gran medida de nuestro nivel de conocimiento sobre cómo ésta se propaga en nuestro cuerpo. Por ello, si realmente queremos enfrentar y derrotar las maquinaciones imperialistas perpetradas mediante abusos algorítmicos, debemos comprender mejor cómo funcionan estos instrumentos de manipulación mental.
Teniendo en cuenta esta preocupación, quisiera sugerirles el video del enlace que indicamos a continuación. En este trabajo, conducido por Inna Afinogenova, se ofrece un análisis muy didáctico y bien explicado de cómo funciona el proceso de manipulación basado en algoritmos y su incidencia específica en América Latina. Vale la pena dedicar algo de tiempo a reflexionar sobre todo lo que allí se presenta. El mismo está disponible en: https://www.dailymotion.com/video/x9uxcgy
Publicado originalmente en portugués en: https://desacato.info/a-america-latina-e-a-bola-da-vez/
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