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El Salvador

A 20 años de los Acuerdos de Paz, la derecha reclama sin éxito el control perdido

Fuentes: Rebelión

En el 2009, por primera vez en la historia salvadoreña, una fuerza de izquierda con un candidato nacido de la popularidad televisiva, ganó las elecciones presidenciales y contribuyó al fraccionamiento del principal partido de derecha Alianza Republicana Nacionalista (ARENA), que se mantuvo en el poder durante 20 años a la mano de la élite económica. […]


En el 2009, por primera vez en la historia salvadoreña, una fuerza de izquierda con un candidato nacido de la popularidad televisiva, ganó las elecciones presidenciales y contribuyó al fraccionamiento del principal partido de derecha Alianza Republicana Nacionalista (ARENA), que se mantuvo en el poder durante 20 años a la mano de la élite económica.

El desgaste de ARENA le llevó a expulsar al ex Presidente de la República, Antonio Saca, quien en respuesta lideró, sin reconocerlo públicamente, el partido Gran Alianza por la Unidad Nacional (GANA), ahora la tercera fuerza política.

Con la pérdida de diputados, gradualmente los arenistas fueron perdiendo el control total de instituciones claves, la Corte Suprema de Justicia, Corte de Cuentas, Fiscalía General de la República y el Tribunal Supremo Electoral. La mayoría de las nuevas autoridades de esas instituciones han sido desconocidas por la Sala de lo Constitucional con base en una ambigüedad de la Carta Magna, que todos los partidos están dispuestos a enmendar. La Corte de Cuentas está bajo una amenaza similar. El TSE por hoy está a salvo.

Maraña legal, motivaciones políticas

En los comicios del 2012, sin embargo, ARENA logró la capacidad de veto en el Parlamento. Luego, la Sala de lo Constitucional calificó de ilegal el nombramiento legislativo de los magistrados del resto de la Corte Suprema de Justicia, aún los electos en el 2006 por los arenistas. Cuatro partidos de la Asamblea Legislativa, con la excepción de ARENA, acudieron a la Corte Centroamericana de Justicia por lo que consideraron injerencia en el campo legislativo. El recurso fue admitido y le dio legitimidad a la elección de la Asamblea Legislativa por lo menos hasta que dé sentencia. La Sala de lo Constitucional mantuvo su posición y consideró «inaplicable» la decisión de la corte regional.

La Sala de lo Constitucional creó las candidaturas no partidarias (que no tuvieron incidencias en las elecciones), fuera de la Constitución, y tomó fuerza del partido ARENA, la gremial de los grandes empresarios, la mayoría de medios de comunicación y sectores de la sociedad civil que en el pasado se ubicaron dentro del círculo democrático como la Universidad Católica, la cúpula católica y algunas ONGÉS.

Durante el curso de la mañana del lunes, la Corte Suprema de Justicia había sido instalada de acuerdo con la medida cautelar de la Corte Regional, pese a la oposición de la derecha. En los alrededores, se mantuvo la manifestación de militantes del Frente, estudiantes de la Universidad Nacional, abogados y de otros sectores que en forma pacífica se pronunciaron a favor de una toma de posesión de los nuevos y antiguos magistrado rechazados por ARENA. El sindicato de la Corte Suprema de Justicia había ocupado el edificio para facilitar la toma de posesión de Ovidio Bonilla, como nuevo Presidente de la Corte y la salida de Belarmino Jaime, quien en forma impropia para un alto funcionario, dejó con llave las oficinas, abiertas por cerrajeros a la entrada de los nuevos magistrados.

La maraña legal continúa. Florentín Meléndez, quien había sido designado Presidente de la Sala de lo Constitucional por Jaime, y no como corresponde, por los diputados, amenazó con acudir a la Fiscalía General de la República para interponer una demanda de usurpación. El actual fiscal, quien no fue reelecto, parece haber tomado partido a favor de Jaime y en contra de la Asamblea Legislativa (entiéndase menos ARENA).

Mauricio Funes, Presidente de la República, sería la primera víctima de un golpe a la institucionalidad democrática, también a la primera prueba de alternancia política. En su primer programa de radio el sábado pasado, lo dijo claramente que el problema del choque de poderes es político, arropado de lenguaje jurídico. Pero el principal golpe sería para la memoria de quienes dieron su vida en la guerra civil por un país más equitativo y con democracia integral.

En fin, habrá que esperar la sentencia de la Corte Centroamericana de Justicia o una negociación entre ARENA y el Frente con el resto de partidos. El país ha estado sumido por varias décadas de delincuencia, desempleo, desigualdad e insuficiente inversión en salud y educación. Las elecciones presidenciales serán en el 2014 y sería conveniente eliminar imágenes de vencedores o vencidos, o peor, la intervención extranjera que nos recuerda a Honduras. Excesos de violencia han llegado hasta el extremo de atacar y dañar la estatua de Monseñor Óscar Romero.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.