Frente a la determinación de los trabajadores, jóvenes y sindicalistas que participan en el movimiento contra la destrucción de nuestras pensiones, el gobierno responde con represión policial y mentiras. Los grandes medios de comunicación controlados por el poder minimizan sistemáticamente la movilización. Bajo el pretexto de atacar a los «violentos» -que están infiltrados por agentes […]
Frente a la determinación de los trabajadores, jóvenes y sindicalistas que participan en el movimiento contra la destrucción de nuestras pensiones, el gobierno responde con represión policial y mentiras. Los grandes medios de comunicación controlados por el poder minimizan sistemáticamente la movilización. Bajo el pretexto de atacar a los «violentos» -que están infiltrados por agentes provocadores- las fuerzas del orden arremeten contra las manifestaciones pacíficas. En cuanto a los «requerimientos», son ataques inadmisibles contra el derecho de huelga.
Por otra parte, el gobierno ha contado con el valioso apoyo del dirigente de la CFDT, François Chérèque, que se ha declarado favorable a la vuelta al trabajo en las refinerías. El 22 de octubre, enFrance Inter, hasta apoyó el desbloqueo de los depósitos de combustible por las fuerzas del orden ¡Con semejantes «amigos», los trabajadores no necesitan enemigos!
La única posibilidad de vencer en esta lucha reside en la generalización de las huelgas indefinidas. En un comunicado reciente, el secretariado de la Federación Nacional de las Industrias Químicas de la CGT hacía un llamamiento para «extender el asentamiento y amplitud de las huelgas a otras profesiones y sectores económicos. Sólo de esta forma podremos, todos juntos, parar el desmantelamiento de nuestra protección social, objetivo del Medef (Patronal) y del Gobierno». Esto es absolutamente correcto. Esto es lo que tendría que explicar sistemáticamente la dirección confederal de la CGT, en términos claros, a todos los trabajadores de nuestro país.
La organización de nuevas «Jornadas de acción» no son suficientes. En ausencia de una generalización de las huelgas indefinidas, estas «jornadas» inevitablemente terminarán por movilizar cada vez menos. Por otro lado, si los trabajadores que están actualmente en huelga siguen aislados, no podrán aguantar indefinidamente en esta situación.
En las universidades, los estudiantes movilizados tienen que acercarse a las organizaciones sindicales en lucha y trabajar sistemáticamente para el fortalecimiento y la extensión de la huelga.
¡Luchar contra el capitalismo!
Enfrentada a una crisis económica mayor y a una deuda pública récord (84% del PIB), a la clase capitalista no le queda otra opción que atacar todas nuestras conquistas sociales. Hoy son las pensiones. Mañana serán el seguro de enfermedad, la educación pública, la vivienda social, el subsidio de desempleo- y, después, de nuevo las pensiones, etc. Después de inyectar miles millones de euros en las arcas de los bancos y de las multinacionales, el Estado pretende recuperar ese dinero a expensas de la inmensa mayoría de la población. El capitalismo significa, desde ya, la regresión social permanente.
Es urgente dotar al movimiento obrero de un programa a la altura de las circunstancias. Por ejemplo, para acabar con el paro masivo, hay que repartir el trabajo disponible con una reducción de las horas laborables, sin pérdida de salario ni pérdida de flexibilidad ¿Se necesitan escuelas, hospitales y viviendas sociales? Hay que contratar masivamente para construirlos. Pero eso supondría atacar la propiedad capitalista. Las grandes empresas constructoras deberían ser nacionalizadas y puestas bajo el control de los trabajadores y sus sindicatos. De la misma manera, la nacionalización de todos los bancos privados -que juegan un papel parasitario- y la fusión de todos ellos en un solo banco público permitiría garantizar la financiación de programas sociales ambiciosos.
No se podrá acabar con la regresión social mientras la mayor parte de la economía esté en manos de un puñado de capitalistas. No se puede controlar lo que no se posee. La expropiación de las palancas de la economía, empezando por las de las empresas del CAC40 (la Bolsa), permitirá gestionar los recursos del país en función de las necesidades de la mayoría, y no para el beneficio privado de unos cuantos. Este programa socialista es la única alternativa seria al capitalismo en crisis. El PCF lo tiene que volver a colocar en el centro de su política y de su acción.
Fuente traducción: http://www.corrientemarxista.org/internacional/europa/298-francia-ia-bloquear-la-economia.html
En versión original en francés, en este enlace: http://www.lariposte.com/Notre-tract-pour-le-28-octobre.html