Traducido para Rebelión y Tlaxcala por Juan Vivanco
«Auténtica excepción cultural en el panorama audiovisual, France Culture había logrado, no sin dificultad, mantener hasta hoy su singularidad. A raíz del nombramiento de Jean-Marie Cavada en Radio France y Laure Adler en France Culture, asistimos a la trivialización de una emisora de radio que era única en su género. La nueva programación, que ya ha entrado en vigor, además de destruir el potencial de producción que poco a poco había atesorado la emisora, está decepcionando a los oyentes».
Así empieza el manifiesto en defensa de France Culture. El oyente de esta radio pública francesa es tradicionalmente culto y exigente. Ya hace unos años, el viraje de France Culture irritó a muchos de ellos, que decidieron crear un sitio web por la «defensa de France Culture». En él se dirimían contenciosos entre los oyentes y la dirección, representada entonces por Jean-Marie Cavada, presidente de Radio France, y la directora de programas Laure Adler. El famoso psicoanalista argentino Miguel Benasayag, víctima de un ajuste de cuentas, tuvo que dejar la radio. En cambio, el avispado Alexandre Adler presenta un matinal en el que no se priva de arremeter contra sus cabezas de turco habituales. Y a eso vamos, porque Adler tiene la manía de fustigar al presidente de Venezuela sin pararse en barras; pasa de la crítica al insulto con suma facilidad y no duda en llamarlo «gorila bolivariano»; al igual que sus colegas «escuálidos» venezolanos, Adler no teme caer en el ridículo: Chávez «se ha visto obligado a ganar un referéndum con la esperanza, cada vez más evidente, de que sea su última confrontación con el sufragio universal» (Le Figaro, 16 de marzo de 2005).
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En sus comienzos, alrededor de 2002, la revolución de Venezuela era desconocida por el gran público e incluso por la izquierda antiliberal, y había que salir al paso de cada ataque de los medios franceses; sólo en el sitio de France Culture aparecían los nombres de los primeros defensores del proceso bolivariano.
Hoy, concretamente el miércoles 6 de diciembre de 2006, he podido comprobar cómo han cambiado las cosas. En el programa Travaux Publics dedicado a América Latina había un invitado venezolano. Era un antiguo diplomático de la embajada de Venezuela en Francia destituido por el actual presidente (uno de los pocos diplomáticos destituidos, porque Hugo Chávez no se ha preocupado demasiado de controlar sus embajadas, que a menudo son nidos de antichavistas). Sólo después del golpe de estado contra Chávez el antiguo embajador fue reemplazado por el actual, Jesús Pérez.
Pues bien, sufridos oyentes: estábamos tan contentos celebrando la reciente reelección de Hugo Chávez (el 3 de diciembre) con el 62,89% de los votos en la primera vuelta y una alta participación del 74%, cuando Jean Lebrun nos castiga con una hora de verdades a medias y mentiras descaradas, pues los invitados llegaron a negar la existencia del golpe de estado contra el presidente en abril de 2002. Lo que ha cambiado, sin embargo, es que los oyentes reaccionan, y ya no son los defensores habituales, sino oyentes desconocidos, aparte de dos de ellos salidos del microcosmos bolivariano. Si vamos al sitio de esta emisión encontraremos una serie de razonamientos que comparto plenamente. Por ejemplo, Zambrano dice:
«La presentación que se hizo de la situación no era ni por asomo imparcial. Los dos invitados eran antichavistas. Otra vez el mismo embajador, Nelson Castellano Hernández. Recuerdo haberlo oído ya en vuestra emisora con motivo de unas elecciones anteriores denunciando un fraude masivo, a pesar de que los observadores internacionales (entre ellos el ex presidente Carter) certificaron la regularidad absoluta del escrutinio. Esta vez, de nuevo, era el único punto de vista que se expresaba. Me parece bastante ridículo que un diplomático se queje de que le han destituido, dado que el suyo es un puesto político y no está dispuesto a seguir las orientaciones del nuevo gobierno… Si un diplomático francés se hiciera el mártir de ese modo, se reirían en sus barbas. ¿Por qué no hacen un programa en el que se hable de la Venezuela de verdad, tal como es en este momento, y no sólo de las fantasías paranoicas de los barrios ricos de Caracas? Eso de hacerles ascos a los «populistas» es de buen tono, queda muy chic… Pero resulta paradójico que se critique la actuación de un hombre reelegido con el 62% de los votos cuando siempre nos estamos lamentando de la abstención de los franceses. Curioso vocabulario: cuando a un político occidental lo reeligen con un 51% pelado, a eso se le llama elección; en cambio, cuando un subdesarrollado progresista consigue un rotundo 62%, a pesar de tener en su contra a las principales cadenas de televisión privadas del país, es un plebiscito… como si las elecciones fuesen mejores o peores según quién las gane».
Julien abunda en las críticas: «Pues bien, querida France Culture, en vez de «contrarrestar un panorama mediático demasiado chavista» que según ustedes reinaba en Francia antes de las elecciones venezolanas del 3 de diciembre (!!!), más les valdría escoger mejor a sus invitados y no dar pábulo al rencor gratuito de falsos especialistas que sólo saben mirarse al ombligo. Llamen a personas serias que sepan de lo que hablan, sencillamente. El tratamiento de la «Cuestión Venezuela» politizada y etiquetada de «izquierda indeseable» es penoso. Están perdiendo crédito.»
Son dos de los ocho testimonios que leemos en el sitio de Travaux publics y los ocho protestan por la parcialidad del programa. Los mismos argumentos mentirosos y parciales provocan la misma desconfianza en el oyente, que empieza a informarse en otros sitios.
¿Qué ha pasado con France Culture para que decepcione así a muchos de sus fieles oyentes? ¿Por qué se empeña en seguir la línea política del Departamento de Estado usamericano y difunde en Francia una matriz de opinión contraria a Hugo Chávez?
De todos son conocidos los lazos estrechos entre Reporteros sin Fronteras, la NED de USA y los movimientos anticastristas de Miami. Por eso atacan a Venezuela siempre que tienen ocasión. Nuestros principales medios de prensa escrita no se quedan a la zaga y Libération y Le Monde rivalizan en sus críticas desmedidas al presidente Chávez, con los artículos de Delcas (antes del golpe de Estado) y Paraguana (después), en Le Monde, y los de Armengaud en Libération. Ahora France Culture se une al coro. La emisora que dirigiera Laure Adler no ha cambiado su línea editorial con la nueva dirección: ¿también se han infiltrado en ella los mismos grupos de presión o laboratorios de ideas usamericanos? Ahí queda la pregunta; lo cierto es que nuestros medios franceses merecen ser investigados, porque en ellos cunde la desinformación.
Yannick-Hélène de la Fuente es miembro del Círculo Bolivariano de Montpellier (Francia).
Traducido por Juan Vivanco, miembro de Rebelión y Tlaxcala, la red de traductores por la diversidad lingüística. Esta página se puede reproducir libremente con fines no lucrativos, a condición de respetar su integridad y de mencionar a sus autores y la fuente. URL de esta página: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=43007