Cuando voy a comprar un bote de pintura blanca y en su etiqueta pone pintura «blanca» yo supongo que es eso, blanca. Si quisiera pintura negra pediría un bote que pone en su etiqueta que es negra. ¿Os imagináis ir a comprar pintura blanca, con etiqueta que pone pintura «blanca» pero que podría ser gris […]
Cuando voy a comprar un bote de pintura blanca y en su etiqueta pone pintura «blanca» yo supongo que es eso, blanca. Si quisiera pintura negra pediría un bote que pone en su etiqueta que es negra.
¿Os imagináis ir a comprar pintura blanca, con etiqueta que pone pintura «blanca» pero que podría ser gris con hasta un 0’9% de pintura negra que «accidentalmente» haya llegado allí? ¿Y que no indicara en su etiqueta ni siquiera la posibilidad de la presencia del elemento negro en el bote? ¿Y todo porque a determinada empresa o grupo de empresas se les ocurre un nuevo método de producir pintura negra pero que inevitablemente llegan restos de su pintura negra a los botes de pintura blanca?
Siempre me queda la posibilidad de acudir a una tienda de pintura para especialistas, tienda que garantiza que su producción de pintura queda libre de los impactos del nuevo proceso de producción de pintura negra, por lo que cuando allí compro un bote de pintura cuya etiqueta indica que es «blanca», sé que lo es.
¿Pero podéis imaginar que luego un Consejo de Ministros de la Unión Europea decida imponer la filosofía de homogenizar las condiciones del mercado único, pero que en vez de exigir el límite del 0% de pintura negra en todos los botes de pintura blanca, decide que incluso los botes de pintura blanca de fabricación especial deben admitir la posible presencia «accidental» de hasta un 0’9% de pintura negra para cumplir las mismas condiciones de etiquetado que el resto del mercado? Querida población consumidora: ¡habéis quedado sin un suministro garantizado de pintura 100% blanca!
Bueno, hay que admitir que habría fabricantes que podrían seguir suministrando pintura cuya etiqueta «blanca» significa que es, efectivamente, blanca, pero estarían en minoría y con crecientes dificultades. ¿Por qué? Os invito a imaginar qué pasará cuando las empresas fabricantes de pinturas blancas al 99’1% queden sin reservas de pintura blanca al 100% y así empiecen a fabricar más pintura blanca pero a partir de una base de ya quizá únicamente el 99’1% blanco y sin poder evitar la nueva incorporación de pintura negra hasta un 0’9%, ya que su sistema productivo no lo puede evitar. Dentro de poco tiempo estas empresas exigen al gobierno una reforma de la legislación para que legalmente la pintura blanca se pueda vender como tal, con una etiqueta que pone «blanca» y nada más, pero que ahora contiene más del 1’8% de pintura negra y luego más del 2’7% y luego…
Ahora os invito a volver a leer este artículo y donde pone pintura blanca leer producto alimentario libre de transgénicos y donde pone pintura negra leer transgénicos y donde pone pintura blanca especializada leer producto alimentario ecológico. Y no sería un ejercicio de imaginación sino la dura realidad. Ya está todo dispuesto para que no puedas comprar nada en el mercado con plena confianza de que esté 100% libre de OGM.
¿Empezamos a reaccionar a favor de la pintura 100% blanca?
* Helen Groome es geógrafa