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Sarkozy, Uribe y las FARC

Acerca de la política francesa en el caso Betancourt

Fuentes: APM

Desde su asunción, el presidente galo se implicó personalmente en el conflicto colombiano. ¿Cuestión de Estado o simple show mediático? El 25 de mayo pasado, el presidente francés Nicolás Sarkozy conversó telefónicamente con su homólogo colombiano, Álvaro Uribe, durante casi media hora. Esta llamada, según ciertos analistas internacionales, fue clave para que se tomara la […]

Desde su asunción, el presidente galo se implicó personalmente en el conflicto colombiano. ¿Cuestión de Estado o simple show mediático?

El 25 de mayo pasado, el presidente francés Nicolás Sarkozy conversó telefónicamente con su homólogo colombiano, Álvaro Uribe, durante casi media hora. Esta llamada, según ciertos analistas internacionales, fue clave para que se tomara la decisión de liberar a varios miembros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), entre ellos Rodrigo Granda, bajo ciertas condiciones: renunciar definitivamente al recurso de la violencia y servir de intermediarios entre el gobierno colombiano y los comandantes de las FARC.

Si bien el contenido de la conversación entre ambos mandatarios se mantiene en la más absoluta reserva, hace poco trascendió que Uribe se había comprometido a respetar la fecha del 7 de junio -día de la reunión del grupo de los 8 (G8)- para excarcelar a los guerrilleros.

Durante su campaña presidencial, Sarkozy había asegurado que el caso de la franco-colombiana Ingrid Betancourt sería una de las prioridades de su gestión. Como se recordará, Betancourt fue capturada por los FARC en febrero de 2002 junto a su jefa de campaña, Clara Rojas, en las cercanías de la localidad de Florencia, mientras éstas se preparaban para las elecciones generales de ese año.

A pesar de la fuerte presión internacional para conseguir su liberación, Betancourt -quien, por cierto, comparte las reivindicaciones sociales del movimiento revolucionario, aunque no sus métodos de lucha- aún permanece en cautiverio.

El mes pasado, la familia de Betancourt se reunió con Sarkozy y expresó su apoyo a la política implementada por el presidente francés en el caso. Al salir del encuentro, la hija de Ingrid, Mélanie Betancourt, exigió públicamente pruebas «concretas e irrefutables» de la vida de su madre, ya que sólo se cuenta con el testimonio de un militar de las fuerzas armadas colombianas, supuestamente detenido junto a Ingrid Betancourt durante tres años.

En una entrevista publicada el 14 de junio en la revista francesa «Parisien», el ex esposo de la prisionera franco-colombiana, Fabrice Delloye, expresó sus dudas en cuanto a las afirmaciones del testigo: «Pienso definitivamente que el testimonio de este militar no ha aportado elementos convincentes para obtener las pruebas de vida que tenemos derecho a saber».

A Delloye le sorprende que, a pesar de haber pasado «tanto tiempo con ella, (el testigo) no fuera capaz de dar mas detalles sobre su vida o condiciones de detención».

Asimismo, criticó al gobierno del ex presidente Jacques Chirac por no haber actuado de manera activa en el asunto y agregó que el poder político francés nunca ha podido ejercer la presión necesaria sobre Álvaro Uribe.

No obstante, David Martinon, portavoz de la presidencia francesa, confirmó que Sarkozy había pedido a Álvaro Uribe la liberación del dirigente de las FARC, Rodrigo Granda, con la esperanza de que éste sirviera como intermediario.

Granda declaró, por su parte, que antes de proponer cualquier acuerdo, el presidente colombiano debería aceptar la desmilitarización de las zonas de Florida y Pradera, reclamo rebelde de larga data que Uribe rechazó en varias oportunidades.

En una entrevista publicada en el diario francés «Libération», Granda dijo desconocer los verdaderos motivos de su liberación, aunque sospecha que Sarkozy tenía como meta implicarlo en el caso Betancourt desde un principio.

De todos modos, aseguró que no abandonará su organización para aliarse a Uribe y que tampoco servirá de «intermediario de paz», como pide el gobierno colombiano. «Ni yo ni las FARC somos terroristas o narcotraficantes; somos un movimiento de liberación nacional con el cual se tiene que contar para encontrar una solución al conflicto», agregó Granda.

En tanto, a través de un comunicado de prensa, el estado mayor revolucionario calificó a los rebeldes que aceptaron desmovilizarse como «desertores que han traicionado a las FARC» y, al mismo tiempo, consideró que la decisión de Uribe no es más que un «anuncio demagógico». Por el contrario, se insistió con la necesidad de crear una zona desmilitarizada en las municipalidades de Florida y Pradera para negociar un acuerdo humanitario.

Un artículo del diario El Tiempo de Bogotá, reproducido en el sitio oficial de las FARC, aseguró que Sarkozy hace un «show mediático de altísimo rendimiento» en torno al caso Betancourt: «Tal vez piense que puede poner a las FARC en riesgo de un desprestigio internacional extremo que eventualmente facilite un canje humanitario que de otra manera luce inalcanzable. Y piense, además, que, en el peor de los casos, lo suyo es una aventura caballeresca que solo puede hacer daño a las FARC, o al gobierno colombiano, o a ambos. El mosquetero solitario rescatando de la torre a la dama secuestrada por granujas de un país piojoso», dice ese artículo.

Durante las últimas semanas, los medios franceses también han hablado mucho del caso. El tema volvió a cobrar relevancia el jueves pasado, cuando el ministro de Asuntos Extranjeros, Bernard Kouchner, recibió a los representantes del comité de apoyo a Ingrid Betancourt. Estos no sólo aprobaron las gestiones oficiales, sino que además anunciaron distintas acciones, a poco de cumplirse 2000 días de la detención de la franco-colombiana.

Sin embargo, no todos los franceses pueden poner las manos en el fuego por la política de Sarkozy para obtener la liberación de Betancourt. Algunos analistas se preguntan cuáles son los verdaderos intereses del presidente francés en este asunto. Otros no dudan en afirmar que el mandatario sólo busca un efecto mediático favorable.

(*) Fanny Normand es francesa. Cumple una pasantía en la Redacción de APM