La Primera y Segunda Guerras Mundiales dejaron enseñanzas imborrables en los pueblos europeos. Incontables escritores, historiadores y artistas plasmaron sus traumas y vivencias y abogaron por la paz. Entre ellos, un mítico premio Nobel de literatura recreó sus tribulaciones y elevó un reclamo universal para despedirse de las armas. Hoy las contiendas son más […]
La Primera y Segunda Guerras Mundiales dejaron enseñanzas imborrables en los pueblos europeos. Incontables escritores, historiadores y artistas plasmaron sus traumas y vivencias y abogaron por la paz. Entre ellos, un mítico premio Nobel de literatura recreó sus tribulaciones y elevó un reclamo universal para despedirse de las armas. Hoy las contiendas son más sofisticadas aún, responden a intereses supranacionales, al rentable consorcio militar-industrial y al expansionismo imperialista hacia otros continentes. Tal vez, en un futuro no lejano, los politólogos, economistas, militares y otros estrategas extraigan nuevas conclusiones sobre las guerras del siglo XXI.
Para la Unión Europea, la defensa -imitando el juego de ajedrez- se ha transformado en un ataque persistente, audaz y ambicioso. Las debilidades logísticas, evidenciadas durante la guerra de los Balcanes, demostraron que Europa no solo era un enano político, sino también militar. De ahí su empeño por erradicar las deficiencias.
La cooperación defensiva en la UE, incentivada al crearse las misiones Petersberg desde el Tratado de Maastricht, se incrementó a partir de 1998: un hito para la consolidación de la Política Europea de Seguridad y Defensa (PESD). Sin embargo, esto fue insuficiente para los dirigentes de la Unión. En el fallido Tratado Constitucional ampliaron el espectro militar y en el proyecto de Tratado de Lisboa lo multiplicaron. Y el Nuevo Tratado acelera la coordinación sustancial defensiva entre los 27 Estados miembros.
Al enfatizar la justicia, seguridad y defensa, el Tratado básico destina entre los artículos 10 y 26 para «ofrecer una capacidad operativa basada en medios civiles y militares». De los artículos 27 al 32 especifica su interdependencia con otros actores mundiales: Los compromisos y la cooperación en este ámbito seguirán ajustándose a los adquiridos en el marco de la OTAN, que seguirá siendo, para los Estados miembros que fueran parte de la misma, el fundamento de su defensa colectiva y el organismo para su ejecución. El Tratado de Funcionamiento abunda sobre la citada interrelación.
Con o sin Tratado, la denominada defensa de la UE es más efectiva y cohesionada en los Estados miembros más poderosos, que implementan acuerdos europeos bilaterales, multilaterales y con Estados Unidos. En ellos subrayan: la lucha antiterrorista, la seguridad nuclear, la protección de sus fronteras internas, el acelerado incremento de misiones especiales bajo el pretexto de la «necesidad de proteger» o para «prevenir las crisis humanitarias» y la piratería. Este dinámico derrotero a veces se enmascara en la intención de apoyar a las fuerzas de paz de Naciones Unidas, en una colaboración con la OTAN y en la aparente inocua presencia «observadora» junto a la OSCE [1] en todo el planeta..
La PESD, impulsada en diciembre de 1998 por el Presidente francés, Jacques Chirac y- ocasionalmente- por el Primer Ministro británico, Anthony Blair, planteó dotar a Europa de «una capacidad autónoma de intervención militar». Francia, durante su presidencia de la Unión en 2008, la propulsó y en las playas de Deauville acogió a los titulares de Defensa, quienes debatieron un ambicioso programa para el rápido despliegue de 265 observadores en Kosovo y Georgia; la reposición de la operación EUFOR/Chad; la futura retirada de fuerzas de Bosnia-Herzegovina; la persecución de la piratería en aguas somalíes; el desarrollo de las capacidades militares y una amalgama de aspectos logísticos.
Más recientemente la Comisión Europea adoptó «una fuerza propia de asistencia contra catástrofes», que incluye: inundaciones, la asistencia por maremotos, terremotos, accidentes industriales, incendios, pandemias, catástrofes marítimas o atentados terroristas. Algunos funcionarios de pequeños países de la UE consideran que el citado proyecto representa una invasión comunitaria contra las competencias nacionales de sus respectivos Ministerios del Interior y Defensa.
Al creciente impulso francés se añade el empeño del gobierno alemán para constituir un contingente diferenciado del resto de la UE. La reelección de la Canciller Federal Angela Merkel, viabiliza el proyecto de París para que la alianza franco-germana facilite la ejecución de una política nuclear común y promueva el reactor francés EPR, en cooperación con el consorcio Siemens. Así se evidencia «el derecho» de los países desarrollados a incrementar su arsenal nuclear, contrarios a la generación eléctrica nuclear para los países emergentes.
En febrero del presente año el Presidente Nicolas Sarkozy abogó por la creación de una élite de fuerzas defensivas, integrada por: Alemania, Francia, Reino Unido, España, Italia y Polonia, que proveería fuerzas de intervención con diez mil hombres, dondequiera que sean necesarios. Para los Estados más pequeños, el proyecto profundizaría sus disparidades militares y financieras. [2]
La adecuación nacional de la defensa europea no es idéntica: Alemania dice haber reducido las partidas «defensivas» en un 11% durante el último decenio; España elevará de tres a siete mil 700 los militares en misiones en el extranjero; los portugueses y españoles entrenan conjuntamente a 1 200 militares para «situaciones de crisis»; los diputados checos recién aprobaron tres mil millones de coronas y el envío de más de mil hombres a las operaciones de Afganistán y Kosovo; Eslovenia alcanzó unos 500 efectivos (con 7 mil soldados profesionales y 4 302 reservistas). Francia recién anunció que reducirá 80 instalaciones militares y 54 mil soldados. Además difiere la edad para alistarse: en Reino Unido es de 16 años -menores según la ley civil- mientras que en Irlanda, Hungría, Francia y Estonia lo hacen a los 17 años. [3]
En medio de la crisis global, contrasta el presupuesto destinado a la participación de efectivos nacionales y comunitarios en los escenarios bélicos, la multiplicación de hombres incorporados a las Agencias de Seguridad Privadas [4] y, no en último lugar, el lucrativo negocio de armas, que hoy compite entre los primeros lugares. En 2008 la proyectada «capacidad autónoma de intervención militar» aceleró la producción de helicópteros, el reabastecimiento en vuelo, las municiones de precisión y los sistemas de mando y control. La Comisión planteó mejorarlos y, contradictoriamente propuso una mayor cooperación entre el equipamiento de la UE y de la OTAN. En 2010, la UE impulsará, además, el Programa Europeo de Formación Táctica y la investigación sobre la seguridad civil para proteger el espacio y las comunicaciones. [5]
Con peligro para los países no comunitarios, el Consejo de Asuntos Generales de la Unión, celebrado en Praga en mayo pasado aprobó la ampliación de la capacidad civil y militar de gestión de crisis en 2010; la aplicación del uso de fuerzas en operaciones especiales y la revisión del concepto militar de respuesta rápida hasta 30 días. Es fácil imaginar su repercusión hacia los llamados Terceros países (los subdesarrollados).
La Agencia de Defensa Europea (AED) ha contribuido al perfeccionamiento logístico y comercial de las empresas productoras de armamento. Las metas inminentes trazadas en Deauville comprenden: los helicópteros con tecnología franco-británica; otro helicóptero pesado franco-alemán, fórmulas para reciprocar el apoyo, el entrenamiento y la adquisición de aparatos de transporte estratégico A400M; la interoperabilidad aeronaval; las imágenes aeroespaciales del proyecto MUSIS [6] ; la articulación entre la AED y la OCCAR [7] , el desminado marítimo, la instauración de grupos tácticos (GT 1 500); optimizar Euromarfor [8] y el intercambio de jóvenes oficiales incluidos en el programa «Erasmus militar».
El boyante negocio europeo de armas sitúa, al consorcio EADS-Airbus [9] , que destronó al avión Boeing, al suscribir recientemente un contrato por 40 mil millones de dólares para renovar una parte sustancial de la flota estadounidense con aviones cisterna A330 Multirole Tanker. En junio pasado los Ministros de Defensa reunidos en Sevilla, España, debatieron perfeccionar el avión de transporte militar A400M y un mes más tarde, los Estados miembros del programa Eurofighter (integrado por Alemania, Reino Unido, España e Italia) decidieron en Berlín la fabricación de 112 unidades, a un costo de 9 mil millones de euros. Reino Unido ocupa el 15 por ciento de las ventas mundiales de armamento; Francia es el cuarto mayor exportador de armas mundial; Alemania el sexto y España el octavo, con 900 millones de euros (cuadruplicado en comparación con 2001).
S e multiplica la presencia de contingentes de la UE en escenarios extrafronterizos, pero el enfoque nacional es diverso y provoca, por ejemplo, que Austria o Irlanda no consideren inminente comprometerse más en la estrategia común de seguridad; los bálticos, Polonia y Chequia temen una supuesta inseguridad nuclear y buscan mayor protección de Estados Unidos; mientras que Malta concentra sus prioridades defensivas contra la inmigración.
Una vía para el enriquecimiento personal, empresarial y reducir los gastos estatales, consiste en la contratación de agentes privados de seguridad, floreciente negocio, que provee alrededor de mil dólares diarios a los «contratados». Esta es una fórmula que edulcora el delito de mercenarismo. Resulta difícil acceder a fuentes que desglosen cuántas «agencias de contratación» operan en el extranjero. Y mucho más aún discernir entre los soldados «contratados» y las tropas oficiales. Las agencias más conocidas son: las españolas ESI y SIPROBI; las británicas [10] Professional Association, ESISC, FAS, Fourth Rail, ICT, AKE y Proteus; o las megaempresas como Siemens (alemana) [11] . En otros países, como Italia, modificaron recientemente la Ley 773 sobre la seguridad pública (de 1931) que solo autoriza a los italianos que residen en su país a ser «contratados» para guerrear en el extranjero (una fórmula para prodigarles trabajo durante el desempleo reinante).
E l Artículo 10ª, acápite h) del Tratado de Lisboa promueve «un sistema internacional basado en la cooperación multilateral sólida y una buena gobernanza mundial», que propicia la participación militar de la UE en todos los sitios donde vislumbre pretextos de intervención: inestabilidad democrática, crisis alimentaria y medioambiental, conflictos tribales, terrorismo, desastres humanitarios o peligro nuclear. En algunos casos, como en las recientes elecciones afganas no pudo prevenir el fraude, denunciado semanas más tarde por funcionarios de Naciones Unidas. Una vez más el contingente enviado fue inoperante para garantizar la transparencia de los comicios.
La compleja expansión de las misiones «defensivas» aprobadas por la Unión abarca, entre otros, los siguientes escenarios: en Europa: Kosovo; Bosnia-Herzegovina y Georgia); en África y Medio Oriente: Irak, Chad, República Centroafricana; Guinea-Buissau y Congo. En Asia: Afganistán. Otras se integran a las operaciones estadounidenses, mediante la OTAN o secundando a las Naciones Unidas
La defensa en la Unión Europea ha devenido en uno de sus pilares. Tal vez no sería cuestionable si solo abarcase el cuidado, protección y desarrollo militar intrafronteras. Sin embargo, al perfeccionar su armamento e incrementar su comercio, proliferar su presencia en los continentes tercermundistas o escenarios seleccionados, resurge con más fuerza, el mensaje de Ernest Hemingway: ¡Adiós a las armas!
Leyla Carrillo Ramírez colabora en el Centro de Estudios Europeos
[1] OSCE: Organización Europea de Seguridad y Defensa
[2] Kubosova, Lucia. http://euobserver.com/9/25667
[3] Informe Child Soldiers Global, 2008
[4] Léase mercenarios, según la Convención de Naciones Unidas
[5] Software Defined Radio (sigla en inglés).
[6] MUSIS: (multinacional basada en el espacio Imaging System)
[7] OCCAR: Organización Conjunta de Cooperación en Materia de Armamento, fundada en 1996 por titulares de Defensa de Francia, Alemania, Italia y Gran Bretaña, a la que se incorporaron hasta 2005: Finlandia, Luxemburgo, Países Bajos, Polonia, Suecia, Turquía y España.
[8] Fuerza Marítima Europea, actual ejecutora de las operaciones antipirateriles.
[9] EADS (Sistema de Agencia Aeroespacial de Defensa)
[10] Los «contratados» británicos siguen en efectivos a los estadounidenses.
[11] Gelman, Juan. «Morir bien pago». http://www.juangelman.com/wordpress
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