Al omitir de enjuiciar a Luis Posada Carriles como terrorista y al negarse a extraditarlo a Venezuela que lo reclama, como al procurar que sea absuelto ante un tribunal cómplice, Washington da luz verde al mecanismo terrorista que se identifica a este delincuente internacional y que conspira contra la América Latina progresista. Lo confirman observadores […]
Al omitir de enjuiciar a Luis Posada Carriles como terrorista y al negarse a extraditarlo a Venezuela que lo reclama, como al procurar que sea absuelto ante un tribunal cómplice, Washington da luz verde al mecanismo terrorista que se identifica a este delincuente internacional y que conspira contra la América Latina progresista.
Lo confirman observadores que señalan como, hace apenas unos meses, el terrorista salvadoreño Francisco Chávez Abarca, el brazo derecho confeso de Posada en América Central, se apareció en el aeropuerto venezolano de Maiquetía con falsa identidad, para ejecutar acciones diseñadas por la pandilla ultraderechista venezolana encabezada por el activista Peña Esclusa.
Jefe de UnoAmérica, cofradía de corte neofascista que reúne a ultraderechistas de todo el continente, desde carapintadas de Argentina y nostálgicos del Plan Condor, hasta golpistas hondureños, el propio Peña Esclusa fue luego arrestado y está ahora acusado de posesión de 900 gramos de explosivo C4, el favorito de la mafia cubanoamericana, descubiertos en su residencia.
A SU LADO, NELLY ROJAS, EX DE LA DISIP Y DE LA CORU
Al anunciarse el veredicto de Posada en la corte de El Paso, la primera persona en celebrar el «triunfo» en Miami fue Nelly Rojas, del llamado Grupo de Amigos de Luis Posada Carriles que organizó la recaudación de fondos para pagar al equipo de abogados mafiosos que manejo el caso, de la misma forma que se negoció y se compró en Panamá el indulto del terrorista y sus cómplices con una presidenta mafiosa.
No solo Rojas, de inmediato, convocó un banquete de acogida en el Big Five Club de Miami para celebrar lo ocurrido en El Paso, sino que lo hizo junto a un conocido grupo de terroristas, mientras el sitio web «nuevoaccion» identificado a sectores que promueven el terrorismo, se encargó de su promoción.
Esto para rendir «homenaje» a quien Peter Kornbluh, de los Archivos de Seguridad Nacional de la Universidad George-Washington, señaló como «uno de los más prolíficos proveedores de violencia política de la historia reciente».
Nelly Rojas no solo es, en Miami, la «secretaria» de Posada Carriles, sino que ella, su marido, el terrorista Pedro Morales, y sus socios Francisco Pimentel, Hermes Rojas Peralta, Salvador Romaní, Ricardo Koesling y demás fueron cómplices en varias acciones terroristas provocadas desde Venezuela en el curso de los años.
Rojas y su esposo radicaron durante décadas en el país sudamericano y fueron tanto «colaboradores» como agentes de la DISIP donde Posada, el siniestro Comisario Basilio, era Jefe de Operaciones. Varios de sus cómplices, a pesar de su expediente criminal, reciben asilo en EEUU y radican en la Miami mafiosa.
Todos, siempre, estuvieron en contacto con Luis Posada Carriles, especialmente durante la campaña de atentados de La Habana de 1997 cuando Posada les mantenía informados por teléfono: lo demostró el texto mismo de sus conversaciones publicadas luego por el periodista cubano Reinaldo Taladrid. Así se supo, entre otras cosas, como ya el 21 de febrero de 1997, Nelly Rojas supo de la campaña terrorista contra Cuba que se desencadenará cuando Posada, desde Centroamérica, llama a sus viejos cómplices y les anuncia que se reunirá con ellos «alrededor del 10 de marzo» para tratar «una cosa seria, que va a durar unos cuantos meses».
Semanas después, la pareja terrorista se encontró al mando en Venezuela, de un plan de atentado contra el líder cubano Fidel Castro, durante la VII Cumbre Iberoamericana de 1997, en Isla Margarita.
Así que en Miami, Posada dispone de una red de fieles, varios de ellos con una larga hoja de ruta terrorista: delincuentes fichados desde décadas tales como Héctor Francisco Alfonso Ruiz, alias Héctor Fabián, sin dudas el recordman de la impunidad; Santiago Álvarez Fernández Magriñá, que el Miami Herald designa prosaicamente como «su benefactor»; Reinol Rodríguez, viejo sicario que último a Carlos Muñiz Varela y que actúa ahora de Jefe militar del grupo terrorista Alpha 66. Además de los habituales Pedro Remon, Gaspar Jiménez y demás Guillermo Novo Sampoll.
A finales de febrero 2009, a iniciativa de Posada y de Angel De Fana Serrano, se reunieron públicamente en Miami terroristas y mafiosos cubanoamericanos con golpistas venezolanos encabezados por militares venezolanos traidores. Se encontraba en primera fila de esa reunión conspirativa, Patricia Poleo, prófuga de la justicia venezolana por haber participado en el complot para asesinar al fiscal Danilo Anderson.
Agente estrella de la CIA, la hija del editor millonario Rafael Poleo (un viejo conocido de la mafia cubano-americana) mantiene desde que se radicó en Miami, lazos a la vez con los terroristas cubanos, la derecha colombiana y su familia golpista venezolana, y se encuentra detrás de distintas operaciones realizadas con la complicidad de la embajada norteamericana de Caracas contra la Revolución bolivariana.
Entre los conspiradores venezolanos que participaron en la reunión, se observó nada menos a quien fungió como edecán de Pedro Carmona en el golpe de estado contra el presidente Chávez en el 2002, el coronel del ejército Gustavo Díaz.
También se manifestaron el capitán traidor de la Guardia Nacional Javier Nieto Quintero, vinculado en el 2004 a un caso de paramilitares colombianos, y el teniente José Antonio Colina Pulido, responsable de atentados con bombas contra oficinas diplomáticas de España y Colombia en Caracas en 2003.
A esta tropa, se suma otro «hermano» de Posada, el ex comisario de la DISIP Joaquim Chaffardet, también radicado en la Florida, en cuya residencia de Caracas se incautó el marzo del 2009 algunos explosivos así como material relacionado con el caso del atentado contra el avión de Cubana destruido en vuelo en 1976.
Chaffardet y el terrorista miamense Nelsy Castro Matos figuran entre los más cercanos colaboradores de Posada cuando fue enviado a Venezuela en 1967 por la Agencia Central de Inteligencia norteamericana como asesor de la DIGEPOL, luego convertida en DISIP.
Según distintas fuentes, el ex jefe de operaciones de la Dirección de los Servicios de Inteligencia y Prevención (DISIP) Henry López Sisco, está señalado como cómplice de la red centroamericana de Posada. Asilado en Costa Rica y denunciado en Venezuela como responsable de masacres ocurridas en ese país en los años 70 y 80, enfrenta en estos días un proceso de extradición.
No hay duda de que la campaña terrorista de 1997 contra Cuba, incluyendo al asesinato de Fabio Di Celmo, nació de la inmunidad otorgada por las autoridades norteamericanas a los terroristas cubanoamericanos radicados en Estados Unidos.
Nacido de la presencia en Miami, en los años 60, de la gigantesca estación CIA «JM/WAVE» que prosperó durante años gracias a los cientos de millones invertidos por Washington en la industria del «anticastrismo», Miami se ha convertido en la última década en santuario exclusivo de todos los prófugos latinoamericanos que huyeron de la ola progresista que recorrió a América Latina.
El juicio de El Paso que autoriza virtualmente a Luis Posada Carriles a quedarse en territorio norteamericano de la misma forma que lo hace Orlando Bosch, es una clara señal de la parte de Washington a los círculos de fanáticos de extrema derecha aglomerados en el sur de la Florida que hoy, más que nunca, disponen de una total impunidad para el desarrollo de sus planes asesinos en América Latina.
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