Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens
Desde que se anunció que el príncipe Guillermo, primogénito de Diana, se había comprometido con su compañera de clase Kate Middleton, los medios británicos y estadounidenses han llenado sus primeras planas con cada ínfimo detalle, a menudo con signos de exclamación como si las audiencias se fueran a morir si no conocieran noticias actualizadas continuamente sobre el matrimonio. Incluso mientras Japón lidia con el desastre nuclear, mientras los países occidentales se involucran cada vez más en la guerra en Libia, mientras sindicatos y estudiantes protestan en EE.UU. y Gran Bretaña, la locura mediática por las nupcias reales sigue aumentando, cada vez más frenética a medida que se aproxima la fecha de la boda el 29 de abril.
Guillermo ni siquiera es el siguiente en la línea de sucesión al trono, como señaló sardónicamente el jefe de redacción del Guardian, Alan Rusbridger. Y aunque la excitación puede hacer eco a las nupcias de «cuento de hadas» de 1981 de los padres de Guillermo -con sus platos conmemorativos casi idénticos- puede haber más en juego que la obsesión por las celebridades y la adoración conservadora/arcaica por la monarquía.
La semana pasada The Independent reservó su primera plana para un artículo ligeramente más informativo sobre las nupcias del príncipe. Intitulado «La hoguera real de las vanidades», los autores Nigel Morris y Cahal Milmo plantean que, en realidad, al ampliar los poderes del gobierno para impedir manifestaciones el día de la boda, la secretaria del interior Theresa May puede estar emprendiendo una toma del poder y una acción más amplia para silenciar también protestas más adelante. UK Uncut, una organización que lucha contra los inmensos recortes en programas públicos para compensar las evasiones de impuestos corporativos (¿suena familiar?, también hay un US Uncut), ha organizado protestas en la Plaza del Parlamento y otros sitios, protestas que han sido injustamente calificadas de «violentas» por los medios dominantes y la señora May. The Independent:
«A pesar del apetito por una represión de la protesta, ayer se supo que activistas por la paz acampados en el pavimento de la Plaza del Parlamento se mantendrán en el lugar más allá del matrimonio real. Manifestantes que fueron expulsados del césped de la plaza, a pocos metros de la Abadía de Westminster, se han ido al pavimento cercano, lo que significa que sólo pueden ser expulsados por el Concejo de Westminster. Ayer se informó a la autoridad local de que no puede obtener una audiencia en el tribunal para la expulsión hasta el 9 de mayo.
«El ex comisionado adjunto de Scotland Yard, Andy Hayman, llamó a que la policía establezca «escuadrones antidisturbios» y «redadas» contra presuntos alborotadores.
«El presidente laborista del Comité Selecto de Asuntos Interiores, Keith Vez, que ha convocado a Bob Broadhurst, comandante de la Met [Servicio de Policía Metropolitana, N. del T.] para que aparezca hoy ante el comité, pidió medidas «atrevidas y radicales», pero agregó: ‘Lo que necesitamos es una conversación grande y abierta con la policía, dándole todo lo que necesite para mantener el orden público… efectivamente.'»
No es sólo que el gobierno conservador de Inglaterra vea una oportunidad en la distracción masiva… hay muchas otras razones para mofarse del inmenso revuelo ocasionado por dos personas que se casan. Menciono cinco:
- La monarquía es enemiga de la democracia
La monarquía inglesa no es la estructura monolítica del poder que solía ser, más que un rey o reina que lo gobierna todo y evoca las eras más arcaicas de servidumbre, funciona en tiempos modernos como monarquía constitucional, y la Reina Isabel II sirve como simbólico jefe de Estado según la constitución y discreción del primer ministro y el Parlamento. Hay un antiguo movimiento por el republicanismo en el Reino Unido, no sólo en el sentido del Partido Republicano, sino en el sentido platónico, pro democracia. Pero como la monarquía constitucional está arraigada desde hace siglos en la cultura política británica -y con el evidente entusiasmo por la unión de Guillermo y Kate- las circunstancias son desfavorables para la democracia.
- La boda costará 7.900 millones de dólares a la economía del Reino Unido.
El 29 de abril será un día feriado oficial declarado por David Cameron, quien también lo llamó «un gran día para nuestro país, un gran día para la familia real y obviamente un gran día para el príncipe Guillermo y para Kate». Pero es posible que algunos estén en desacuerdo, ya que la economía británica está a punto de sufrir un golpe de casi 10.000 millones de dólares para que el país celebre el matrimonio con un día feriado. Se calcula que las pérdidas totales serán compensadas por el dinero gastado por turistas y en recuerdos, pero a pesar de todo el país se prepara para una pérdida de 7.900 millones de dólares.
- ¡Pero eso no es todo! En realidad el coste para los contribuyentes británicos será de más millones.
Uno de los aspectos más lúgubres de los detalles de la boda ha sido el de las señales en dólares [o libras]. Mientras desuellan a la clase trabajadora para que las corporaciones puedan tener una oportunidad -una política neoconservadora que también sentimos profundamente en EE.UU.- la ceremonia en la Abadía de Westminster será seguida de una fastuosa recepción en el Palacio Buckingham. Y aunque los costes se dividirán entre el príncipe Carlos y los Middleton, el Estado tendrá que pagar por la seguridad y el desfile de tropas, que costarán más de 15 millones más que la seguridad para las protestas del G20 en 2009. The Daily Mail:
«Ahora se dice que la boda del 29 de abril será el evento de seguridad más costoso realizado en Gran Bretaña. Por los recortes de presupuesto impuestos por el gobierno, la policía está tan falta de dinero que ha enviado una ‘carta de súplica’ al Home Office [ministerio del interior] pidiendo ayuda para enfrentar los costes adicionales, que se acumularon cuando David Cameron declaró que el día de la boda sería feriado’. En una perfecta sinergia de simbolismo, Middleton llegará al acto en un Rolls Royce de 1979 que fue dañado el año pasado por manifestantes estudiantiles. En 2009, un modelo similar se vendió por 2,5 millones de dólares en una subasta.»
- La boda real desvía presupuestos y periodistas de la cobertura noticiosa.
El Día de los Inocentes, The Guardian publicó un artículo humorístico diciendo que haría volver al país a todos sus periodistas en el extranjero a fin de contribuir a un blog en vivo de 24 horas hasta las nupcias. Incluso lanzó un sitio complementario. Pero cuatro días después, la travesura hizo mella cuando el periódico publicó un verdadero seguimiento sobre la cobertura en los medios: no sólo se espera que 2.000 millones de televidentes sintonicen la transmisión en vivo del evento, sino que la cobertura está diezmando realmente los recursos de la información del extranjero. ‘A pesar de la fuerte presión sobre los presupuestos noticiosos por la reciente demasía de importantes noticias del extranjero, las compañías de radio y televisión del Reino Unido y del exterior han asignado una cantidad considerable de personal y recursos en una de las ciudades más costosas del mundo para cubrir la boda de la Abadía de Westminster’ escribió The Guardian. ‘«Es casi seguro que será el mayor equipo de personal de transmisión y periodistas nunca reunido para una transmisión al aire libre en Londres», dijo una alta fuente de la BBC.’
- Y desvía la atención de las verdaderas noticias.
Vea arriba… Radiación japonesa se filtra al Océano Pacífico, y las corporaciones se están apoderando de todo… mientras tanto, medios que de otra manera podrían ser útiles especulan sobre lo que se pondrá Middleton.
- La contemplación estúpida de algo semejante contribuye a una cultura deshumanizadora y banal.
La insulsa cultura de las celebridades es suficientemente dañina por una miríada de razones, misoginia, adicción al fisgoneo, normalización de la alegría malsana, para nombrar unas pocas. Pero elevar aún más a los miembros de la familia real y todo lo que representan -concentración desequilibrada de la riqueza y del poder, idolatría de la blancura y el concepto de que esas cosas hacen que de alguna manera cierta gente sea superior a otros- es malo para la sociedad. La familia real podrá incluir a gente fantástica -ciertamente el trabajo caritativo de la princesa Diana en todo el mundo fue irreprochable- pero sigue actuando como si semejante riqueza y aislamiento de la ‘gente común’ contribuyera a la noción de que la sgrandes brechas en la riqueza fueran normales, aceptables y deseables. Y eso mantiene intacta la estructura del poder contra la que protestamos.
Julianne Escobedo Shepherd, es editora asociada de AlterNet y escritora y editora independiente residente en Brooklyn. Ex editora ejecutiva de The FADER, su obra ha aparecido en VIBE, SPIN, New York Times y en varias revistas y sitios en la web.
rCR