La derecha se alarma ante el ascenso y creciente protagonismo del Sinn Fein, a punto de convertirse en el mayor partido de toda la Isla, el tema aun abierto y sangrante de las víctimas del reciente conflicto, y el masivo rechazo popular al Gobierno de Dublín y sus políticas económicas neoliberales. El Sunday Independent calificó […]
La derecha se alarma ante el ascenso y creciente protagonismo del Sinn Fein, a punto de convertirse en el mayor partido de toda la Isla, el tema aun abierto y sangrante de las víctimas del reciente conflicto, y el masivo rechazo popular al Gobierno de Dublín y sus políticas económicas neoliberales.
El Sunday Independent calificó los acontecimientos de los últimos días en Irlanda como «la semana que sacudió el corazón de la República», y en muchos aspectos así ha sido.
Este diario, que forma parte del Grupo Independent, siempre se ha situado en la derecha política desde que nació en 1905, baste señalar como durante la Revuelta de Pascua, en 1916, califico la rebelión como «criminal e insana» y clamó por la ejecución de sus líderes, o sus posiciones abiertamente pro-franquistas durante la Guerra Civil española.
A partir de los años 1970 este grupo mediático, y muy en particular el Sunday Independent, ha mantenido una impronta populista, apoyando primero al conservador Fine Gael y posteriormente al otro partido del centro derecha irlandés, el Fianna Fail.
«Obsesionados» con el Sinn Fein
De más está decir que su actitud hacia los republicanos del Norte y el Sinn Féin muy en particular ha sido siempre de ataques casi obsesivos.
Durante los últimos meses esta fijación se ha centrado, con un sistemático y más que sospechoso celo, en acusar especialmente a Gerry Adams, el Presidente del partido republicano, sin por ello dejar de seguir atacando a los representantes republicanos que ocupan escaños tanto en el Norte como en el Sur.
Curiosamente, y a pesar de tantos esfuerzos por denigrar a los republicanos, finalmente el periódico tuvo que publicar un sondeo, que él mismo había encargado, y cuyos resultados rebelaban que el Sinn Féin es el partido más popular en la Republica, con un 26% de «simpatías», por delante del Fine Gael (22%) y del Fianna Fail (20%).
Valga esta introducción para poder adentrarnos en esta «semana que ha sacudido el corazón de la República», como la calificó este diario tan conservador, y es que cuando el altavoz mediático de la derecha reaccionaria se alarma sin duda hay que pararse a analizar lo que sucede.
¿Qué está sucedido de especial en Irlanda?
Uno se puede preguntar, ¿qué ha sucedido de especial en Irlanda esta semana? Y lo primero que habría que aclarar es que en realidad hace varios meses ya que Irlanda se está viendo sacudida por situaciones políticas que tienen como protagonistas tanto al Sinn Fein como al Gobierno, y a la propia población irlandesa.
Vayamos por partes para adentrarnos en tres tramas principales que acaban relacionándose. La primera tiene que ver con los consecutivos éxitos electorales del Sinn Fein, quien alcanzó notables resultados en las elecciones locales, y europeas, el 23 de mayo de este año, donde el partido republicano se impuso como tercera fuerza en la República con una subida de 7,4%, para llegar a un total de 15,2%, obteniendo 159 concejales de los 949 en disputa. Los comicios al Parlamento europeo por su parte confirmaron el importante ascenso electoral del Sinn Fein, que pasó de tener un escaño a cuatro.
La segunda historia comienza cronológicamente unos días antes de las citadas elecciones, exactamente el 8 de mayo, cuando Mairia Cahill, biznieta de uno de los fundadores del IRA (Joe Cahill) y perteneciente a una conocida familia de larga tradición republicana en el Norte, no se presentó al juicio donde se acusaba a cuatro militantes republicanos de encubrir la violación que denunció haber sufrido por parte de un miembro del IRA, consecuentemente los imputados fueron absueltos, incluyendo el supuesto violador.
El caso de Mairia Cahill
Cahill había hecho públicos los hechos en el año 2010, afirmando entonces que había sido violada por un miembro del IRA cuando tenía 16 años, y que lo denunció en su momento ante el Sinn Fein. La respuesta del partido, según Cahill, fue un «proceso farsa» en el cual le pedían confrontarse al hombre que acusaba. Cahill también afirmó haberse reunido con Gerry Adams por este motivo, quien le dio respuestas vagas. Según la acusadora todos tenían un único objetivo, encubrir la violación y, según sus palabras, «ayudaron» al supuesto violador a trasladarse al Sur de la Isla.
Gerry Adams rechazó las acusaciones de Cahill y al respecto dijo: «cuando supe de la presunta violación de Mairia fui a ver a su tío, Joe Cahill, y le dije que la aconsejara dirigirse a la RUC (policía de Irlanda del Norte). Joe lo hizo pero Mairia no quiso ir a la RUC en aquel momento. Lo hizo años más tarde, y cuando lo hizo yo cooperé con la investigación policial».
La absolución de todos los imputados, dos semanas antes de las elecciones, y en medio de una feroz campaña mediática en contra del Sinn Féin, no significó por supuesto un cierre del caso para el partido republicano, quién dedico mayores esfuerzos aun a su labor sobre las víctimas del conflicto, para garantizar precisamente que todas ellas puedan obtener justicia y reparación. Mairia Cahill tampoco consideró el caso como cerrado, con su razón, y por eso el pasado 13 de octubre participó en un programa especial de la BBC de Irlanda del Norte para reiterar sus acusaciones, en particular contra Gerry Adams, que según sus palabras «intentó también encubrir la historia de la violación». Adams rechazó de nuevo las afirmaciones y detalló el encuentro que sostuvo con la joven, cuando esta denunció el hecho al Sinn Fein.
La ciudadanía toma las calles, en defensa del agua como derecho social
La tercera trama se desarrolla en escenarios naturales, y se trata de un otoño «caliente» de verdad. Miles de ciudadanos han ido tomando calles y espacios públicos en una firme oposición a la nueva política del Gobierno de coalición Fine Gael-Laboristas respecto al agua. El Ejecutivo propuso una elevadísima tasa impositiva sobre el líquido elemento (de hasta 500 euros por año) y por ello el pasado 20 de septiembre doscientas mil personas se manifestaron en una jornada que supone también el surgimiento de un amplio movimiento nacional. El pasado primero de noviembre se realizó también otra masiva manifestación, y un día sí y otro también aparecen iniciativas y acciones de todo tipo y dimensión, en contra del pretendido impuesto por el agua. El gobierno propone ahora bajar la tasa hasta algo menos de 200 euros al año, pero la ciudadanía ya está en acción y rechaza cualquier cobro.
Y aquí volvemos al Sinn Fein por supuesto, pues es este partido quien ha encabezado la demanda popular en contra de la tasa al agua, junto a la AAA (Anti Austerity Alliance), una plataforma ciudadana a la cual se han ido integrando la mayor parte de los concejales del partido socialista irlandés. Una Alianza que ya se ha registrado como partido y que el pasado octubre obtuvo un representante, Paul Murphy, en la elección local al parlamento por Dublín Sur-Oeste. Para el primero de diciembre se anuncia ya una manifestación nacional en favor de un servicio de agua publica y en contra las tasas.
¿En busca de verdad y justicia para todos o eludiendo responsabilidades?
En medio de este movido contexto, el Gobierno irlandés, acosado, intenta desviar la atención sobre la tasa del agua y «promociona» abiertamente la difusión mediática de las acusaciones de Mairia Cahill en contra del Sinn Fein, y especialmente su Presidente, Gerry Adams. Con un cinismo calculado las autoridades utilizan el sufrimiento legítimo de una mujer y, «su derecho a la verdad y la justicia, derecho de cada uno de los ciudadanos» como afirmó el propio Gerry Adams. Sin embargo en este caso particular predominan el cálculo y el oportunismo y poco tiene que ver con un interés genuino y sincero de apoyar a las víctimas del conflicto político, por eso en lugar de analizar y tratar las acusaciones (no solo la de Cahill) en los espacios e instituciones adecuadas se abusa, solo de algunas de ellas, en diversos medios de prensa y el Parlamento, intentando construir procesos sumarios sin derecho a la palabra para muchos de sus protagonistas.
El Sinn Féin, y el mismo Gerry Adams son por lo tanto «juzgados» por la prensa y la casta política sin ningún debido proceso, pero realmente no quieren hablar de verdad y justica con mayúsculas. Y es que no es ninguna casualidad que sea precisamente la reconstrucción del pasado el tema que tiene en crisis y paralizado el proceso de paz.
Haría falta una actitud de interés genuino, dejando al lado intereses mezquinos y ocultas pretensiones de impunidad, si de verdad se quiere construir una nueva relación en una sociedad aun marcada y afectada severamente por un conflicto tan reciente.
La difícil tarea pendiente de las víctimas
Gerry Adams ponía el dedo en la llaga cuando afirmaba que «el conflicto ha causado mucho sufrimiento y heridas así como los ha causado la ausencia de estructuras e instituciones que serían norma en sociedades pacíficas y democráticas».
El Sinn Féin siempre ha defendido, apoyando sus palabras con actitudes y hechos, que es necesario que todos acepten sus responsabilidades para ayudar a lograr la solución de esas cuestiones, pero en claras palabras del mismo Adams «no somos los únicos en tener responsabilidades. Los gobiernos y los otros protagonistas del conflicto también deben asumir su pasado».
El proceso de reconstruir el pasado es en este caso, sin duda lento y doloroso, presupone además tener claro el concepto de víctimas, cuando nos referimos a personas que han sufrido, y sufren, al verse afectados de manera grave. La concepción va más allá de un siempre demasiado largo listado de muertos y bajas, pues incluye a quienes también quienes se han visto afectados personalmente por la acción de las fuerzas del estado, y de los grupos armados, incluido el IRA.
En este sentido la manera en que en tiempos de fuerte confrontación política y armada diversos protagonistas han afrontado el tema de la violencia y el abuso sexual es una de las herencias que deben ser resueltas en un amplio contexto del análisis del pasado. En este sentido Gerry Adams resaltaba recientemente que ese empeño «es para todos nosotros: cómo afrontar y hacer lo que podemos hoy y ahora para satisfacer las necesidades de las víctimas de abusos».
El Sunday Independent tiene toda la razón en alarmarse, efectivamente los últimos acontecimientos en Irlanda sacuden el corazón de la verde República.
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