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Alberto II fuerza al mediador a negociar hasta el límite tras 211 días sin gobierno en Bélgica

Fuentes: La Voz de Galicia / DPA

El rey de los belgas, Alberto II, pidió ayer nuevamente al socialista flamenco Johan Vande Lanotte que siga negociando para intentar, aunque sea in extremis, formar un Gobierno, después de que el país batiera récords con 211 días de desgobierno. El monarca pidió a Vande Lanotte que no abandone su tarea de mediador para hallar […]

El rey de los belgas, Alberto II, pidió ayer nuevamente al socialista flamenco Johan Vande Lanotte que siga negociando para intentar, aunque sea in extremis, formar un Gobierno, después de que el país batiera récords con 211 días de desgobierno.

El monarca pidió a Vande Lanotte que no abandone su tarea de mediador para hallar una salida a la crisis y evitar dañar más la economía belga, a pesar de que el político, nombrado para ese puesto el 21 de octubre, le presentó su dimisión la semana pasada. Deberá seguir trabajando codo con codo con los ganadores de los comicios anticipados de junio pasado: el independentista flamenco Bart de Wever (de la Nueva Alianza Flamenca, NV-A) y el socialista francófono Elio di Rupo, del PS. Los tres fueron recibidos ayer por tarde por el rey en el palacio de Laeken, en un nuevo intento por destrabar los contactos.

El político flamenco no tendrá más remedio que seguir dialogando para hallar una salida a la crisis, que enfrenta a flamencos (de habla holandesa) y francófonos (valones), en un tour de force que parece no tener límites.

Para intentar entender lo incomprensible resulta útil echar un vistazo al diccionario de la crisis belga, y a los términos empleados para describirla. «Pre-formador», «formador», «negociador», «mediador», y, por fin, «clarificador». Todas esas etiquetas han servido a Alberto II para intentar que «alguien» hiciera el trabajo de zapador de cara a encontrar un acuerdo.

Primero fue Di Rupo, después le tocó a De Wever, y las últimas esperanzas estaban en Vande Lanotte: hasta ahora, todo sin éxito. Siete meses sin Gobierno pueden sonar a escándalo, menos en Bélgica, donde parece haberse instalado el surrealismo político como escenario en el que casi todo resulta posible.

Nervios de los mercados

Mientras las posturas entre flamencos independentistas y valones se enconaban día a día, el primer ministro en funciones, el flamenco Yves Leterme, ha seguido gobernando y tomando decisiones limitadas, solo para los «asuntos corrientes». Pero la tardanza en formar Gobierno está comenzando a hacer perder la paciencia a los inversores. El ministro de Finanzas en funciones, Didier Reynders, ha abogado para salvar la situación por la formación de un Gobierno interino con competencias limitadas que pueda aprobar los presupuestos y mitigar el nerviosismo de los mercados ante la falta de Ejecutivo.

Fuente: http://www.lavozdegalicia.es/mundo/2011/01/12/0003_8960125.htm