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Alemania entra en la recta final de su supercampaña electoral

Fuentes: Gara

El próximo domingo se celebrarán elecciones en los estados federales de Sajonia, Turingia y País de Sarre, sin olvidar los comicios municipales en Renania del Norte Westfalia. Un importante preludio para la cita de las generales alemanas del 29 de setiembre.

Así se explica la tajante afirmación del ministro de Exteriores, Frank Walter Steinmeier, a la sazón candidato a la Cancillería por el Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD): «Si conseguimos ganar la Presidencia del País de Sarre o de Turingia a la Unión Demócrata Cristiana (CDU), sería toda una señal para las elecciones generales».

Pero ocurre que a nivel nacional la CDU de la jefa de Gobierno, Angela Merkel, seguiría siendo el partido más votado con el 36% de los votos, 14 puntos por encima del SPD y siempre si las encuestas no se equivocan. Por lo tanto, la afirmación de Steinmeier parece ser más bien la búsqueda de un clavo ardiendo al que agarrarse por parte de un desesperado que al final de esta larga campaña electoral tendrá que preguntarse si su formación sigue siendo un partido con arraigo popular o si es más bien la expresión de determinados sectores sociales y regionales, como los Verdes, el Partido Liberal (FDP) e incluso, de momento, Die Linke (La izquierda). Los tres «pequeños» se mueven entre el 11 y 15% de los votos.

Mientras el SPD lucha por su estatus de «partido de masas», Die Linke quiere establecerse como una alternativa a la izquierda de los socialdemócratas. Su principal campo de batalla va a ser el País de Sarre. En el más pequeño de los 16 estados federales, uno de sus líderes – el ex presidente del SPD Oskar Lafontaine- quiere lograr «más del 20%» de votos y arrebatar el Gobierno a la CDU. Aunque hace meses parecía muy probable, los últimos sondeos sitúan a Die Linke por detrás de la aún mayoritaria CDU y del SPD.

El dilema para el SPD

Los socialdemócratas rechazan la idea de participar en un bipartito como socios minoritarios de La Izquierda. Lafontaine reivindica su elección como ministro-presidente «como un trampolín» para las generales.

Sin embargo, su propio partidoe n el País de Sarre -que Lafontaine gobernó entre 1985 y 1998-, atraviesa problemas. El juez del Tribunal Constitucional del País de Sarre, Hans Georg Warken, ha denunciado como «fraudulentas» las listas de Die Linke en el distrito electoral más importante. Ello daría una base jurídica para impugnar los comicios tanto a la CDU como el SPD en caso necesario.

También en Turingia, en el este alemán, Die Linke tiene la esperanza de gobernar el land con la ayuda del SPD, que ha rechazado rotundamente apoyar la elección de un ministro-presidente socialista veinte años después de la Caída del Muro. El partido más votado seguiría siendo la CDU, pero necesitaría un socio. El Linke se sitúa en el segundo puesto, delante del SPD.

El mismo panorama se va a repetir también en Sajonia, donde desde 2004 la CDU y el SPD gobiernan juntos. En Dresde, se augura un futuro Ejecutivo de la CDU con los liberales. Estos últimos se inclinan hacia posiciones ultraderechistas. En el hemiciclo sajón está presente el neonazi NPD, que podría volver a ocupar varios escaños.

Mientras tanto, la canciller Merkel puede mirar con tranquilidad al futuro ya que la revista neoliberal «Forbes» de EEUU le ha nombrado por cuarta vez consecutiva la «mujer más influyente» del mundo.

A las puertas de un nuevo éxito electoral, los neonazis apuntalan su campaña racista

El partido neonazi NPD no lucha sólo en Sajonia para volver a entrar por la puerta grande al Parlamento regional, sino también en la vecina Turingia.

Para ocupar de nuevo los principales espacios en los medios de comunicación, el partido neonazi atacó -de momento sólo verbalmente- al responsable regional de cuestiones de inmigración de la Unión Demócrata Cristiana (CDU), Zeca Schall. El cristianodemócrata es ciudadano alemán, nacido en Angola. El NPD le acusó de ser «el negro de cuota» de la CDU y le prometió una «visita» para «animarle de regresar a África».

Su partido, en el Gobierno en Berlín, interpuso una denuncia ante la Policía, aunque optó inmediatamente por retirar los carteles donde se ve a Schall junto con el ministro-presidente Dieter Althaus y otros cristianodemócratas.

Todo un ejemplo de la «normalidad» democrática que se vive en Alemania y de la impunidad, unida a un grado preocupante de influencia, de las posiciones racistas.

http://www.gara.net/paperezkoa/20090827/153759/es/Alemania-entra-recta-final-su-supercampana-electoral