Alemania se ha sumado a la creciente lista de países de la UE que prohíben el cultivo de maíz transgénico de la compañía estadounidense Monsanto. La defensa por Bruselas de estos cultivos hace aguas. El Estado español se hace el sordo, también en este tema.
Alemania se ha sumado al campo de la prohibición del cultivo de maíz genéticamente modificado, lo que pone en un brete a la Comisión de Bruselas, que insiste en la promoción de este tipo de proyectos.
La prohibición por parte de Berlín afecta al maíz transgénico MON810 del gigante estadounidense Monsanto. La ministra de Economía y dirigente de la derechista CSU bávara, Ilse Aigner, justificó la decisión por «dos nuevos estudios» que demostrarían la contaminación medioambiental provocada por estos cultivos.
La decisión alemana no tendrá gran impacto económico, toda vez que afectará a proyectos de cultivo en 4.000 hectáreas (un 0,2% de la superficie dedicada al cultivo del maíz en el país). Lo que a nadie se le oculta es su calado político.
Alemania se suma al Estado francés, Grecia, Austria, Hungría y Luxemburgo, que han decidido prohibir estos cultivos por «un principio de precaución».
El presidente de la Comisión, José Manuel Barroso, había hecho casus belli personal de esta cuestión. Pero con Berlín y París enfrente, Bruselas no lo tendrá fácil para lograr la mayoría cualificada (una mayoría de estados que representen los dos tercios de habitantes de la UE) para imponer estos cultivos.
Productores europeos
El responsable alemán de tecnologías genéticas, Wolfgang Köhler, recordó además que los seis países que prohíben las semillas de Monsanto son productores de maíz, contrariamente a Gran Bretaña y los países nórdicos, alineados con Bruselas en la defensa de estos cultivos.
La medida ha supuesto un éxito de los grupos y asociaciones ecologistas, que llevaban meses manifestándose y ha sido bien recibida por la Federación alemana para el Medio Ambiente y la Naturaleza (BUND) y por los Verdes y Die Linke (la Izquierda). «La decisión de hoy es sólo un primer paso, pues ahora la ministra deberá oponerse a la autorización del maíz transgénico Bt11, de la marca Syngenta, y de 1507, de Pioneer», recordó en todo caso Kirsten Tackmann, la portavoz de política de Agricultura de Die Linke.
Emplazamiento a Madrid
Tras aplaudir la decisión y recordar que Italia y Polonia mantienen una prohibición de facto, Greenpeace recuerda que el Estado español «sigue siendo el único de la UE que continúa cultivando maíz modificado genéticamente a gran escala».
En 2008, se cultivaron cerca de 80.000 hectáreas de maíz transgénico en el Estado.