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El Salvador

Alfabetizar: Leer y entender la realidad

Fuentes: Contrapunto

El tema de la alfabetización ha sido una preocupación de historiadores como Gramsci, los miembros de la Escuela de Birmingham y de pedagogos como Paulo Freire En la alfabetización y la pedagogía de la habilitación política, Gramsci (Cultura e lotta di classe., pág. 189) considera la alfabetización una práctica social y un concepto, por un […]

El tema de la alfabetización ha sido una preocupación de historiadores como Gramsci, los miembros de la Escuela de Birmingham y de pedagogos como Paulo Freire

En la alfabetización y la pedagogía de la habilitación política, Gramsci (Cultura e lotta di classe., pág. 189) considera la alfabetización una práctica social y un concepto, por un lado configura el conocimiento y el poder, y por el otro la lucha política y cultural, es decir la alfabetización para Gramsci es un argumento de doble filo: por una parte logra la habilitación individual y grupal y por la otra las relaciones de opresión y dominación. Se puede aprender para aceptar el sistema de dominación, o para liberarse de la opresión y tomar la decisión de ser libre, para ser libre. No ser libre para ser esclavo de un sistema expoliador.

Toda alfabetización tiene un espíritu crítico, una ideología con una construcción social, un proyecto de posibilidad tanto en la comprensión como en la transformación de la sociedad, es decir está se tiene que emancipar tanto socialmente como culturalmente. Como movimiento social, la alfabetización está ligada a las condiciones políticas y materiales para formar «educadores» (concienciadores) tanto en la educación formal como en la no-formal.

Un contexto político cambiante, así como una realidad social en transición, hicieron posible concebir una práctica de la alfabetización que rompiera con las estructuras pedagógicas formales establecidas. No se trató tanto de priorizar los contenidos sobre el educando, o el educando sobre los contenidos, más bien se trató de trabajar con el pueblo como principio pedagógico que Freire (La educación como práctica de la libertad, 1977, p. 97, Siglo XXI) llevó a su máxima expresión: «Confiamos siempre en el pueblo. Negaremos siempre las fórmulas dadas. Afirmamos siempre que tenemos que cambiar junto a él, y no sólo ofrecerle datos.»

Entonces, situado el pueblo en el punto de mira de la propuesta pedagógica del FMLN, se inicia toda una tarea de construcción metodológica que parte del rechazo frontal de cualquier propuesta mecánica de alfabetización. Se piensa, como asegura P. Freire, en «una alfabetización que fuera en sí un acto de creación capaz de desencadenar otros actos creadores, en una alfabetización en que el hombre, no siendo su objeto, desarrolle la impaciencia, la vivacidad, característica de los estados de estudio, la invención, la reinvención» (Freire: 1997).

Por lo general, la alfabetización lo que pretende es facilitar la capacidad de leer y escribir dentro del entorno escolar, para aquellos alumnos de las clases trabajadoras.

Siendo la educación la reproducción y el reflejo de un determinado grado de desarrollo material de la sociedad, de las formas de propiedad existentes y de la manera cómo se relacionan los hombres para producir, resulta una condición subjetiva el tratar de diseñar modelos educativos que nada tienen que ver con la realidad práctica, obedeciendo sólo a esquemas mentales que pueden ser aspiraciones legítimas, pero ajenas a las leyes del desarrollo social. Esta manera de plantear las cosas cae en la utopía voluntarista y es preciso comprender que las sociedades no se comportan según los buenos deseos de los hombres, sino de acuerdo a leyes objetivas que rigen el curso de su desarrollo.

El modelo emancipador de nuestro proyecto político sostiene, que no solo es comprender y transformar las experiencias propias, sino que también hay que constituir una relación estrecha del Estado con la gente, en dirección de fundar una cultura democrática de participación efectiva de la masa.

Fuente: http://www.contrapunto.com.sv/columnistas/alfabetizar-leer-y-entender-la-realidad