En algunos países bajo gobiernos progresistas está en marcha un reordenamiento de la política partidaria. Aparecen nuevas opciones de izquierda más allá del gobierno. Esto acaba de suceder en Ecuador con la unificación de las izquierdas, y la elección de un candidato presidencial único. Al pasar el tiempo, varios gobiernos de la nueva izquierda derivan […]
En algunos países bajo gobiernos progresistas está en marcha un reordenamiento de la política partidaria. Aparecen nuevas opciones de izquierda más allá del gobierno. Esto acaba de suceder en Ecuador con la unificación de las izquierdas, y la elección de un candidato presidencial único.
Al pasar el tiempo, varios gobiernos de la nueva izquierda derivan hacia estrategias conservadoras, volcándose a la ortodoxia macroeconómica, una intensiva promoción de la explotación minera y petrolera, y la aplicación de distintos paquetes de compensación social, aunque a la vez criminalizan la movilización social.
Esas estrategias generan un creciente desgaste y muchos conflictos, de donde distintos movimientos sociales y partidos políticos progresistas retiran su apoyo a esos gobiernos, y se reordenan políticamente.
Estos cambios son lentos, por ejemplo en Brasil, donde la coalición de gobierno liderada por el Partido de los Trabajadores de Lula da Silva, en la última elección perdió votos por izquierda, y debió compensarlos con sus alianzas por derecha.
Pero en Ecuador estos cambios se están acelerando frente a las elecciones del próximo año. Allí, los grupos que abandonaron a la gobernante Alianza País, junto a otros actores políticos, superaron posturas unilaterales y conformaron la «Coordinadora Plurinacional de las Izquierdas». En ella participan partidos consolidados, como el MPD (Movimiento Popular Democrático) o Pachakutik (que es la expresión de las organizaciones indígenas), junto a movimientos ciudadanos. Apelando a una práctica novedosa, lanzaron seis precandidatos presidenciales que recorrieron el país conjuntamente para presentar sus propuestas.
El proceso finalizó pocos días atrás en una convención en Guayaquil, donde unos cinco mil delegados eligieron como candidato a presidente a Alberto Acosta. Esa designación está cargada de significados: es un economista prestigioso, con más de 40 años de militancia junto a movimientos sociales y las izquierdas, a diferencia de Correa, quien es un recién llegado a ese campo. Además, Acosta fue uno de los sustentos ideólogos del proceso de cambio en Ecuador, fue ministro en la primera administración de Correa, y luego fue electo presidente de la Asamblea Constituyente, siendo el candidato más votado en el país.
Entre las primeras propuestas están el fortalecimiento de los derechos consagrados en la reciente Constitución, trascender el sesgo extractivista de la economía y promover alternativas al desarrollo.
Las experiencias en los países vecinos indican que se están consolidando alternativas por la izquierda al progresivo gobernante, donde la unidad se vuelve un elemento clave.